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Por Washington Uranga ![]() A propósito de la celebración del Día nacional del niño por nacer, una iniciativa presidencial que se inscribe dentro de la reafirmación de su postura antiabortista (ver página 21), acompañado del embajador en el Vaticano, Esteban Caselli, Menem almorzó ayer con el nuncio Ubaldo Calabresi, el arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, Karlic, y otros dignatarios de la Iglesia Católica que llegaron a la Argentina para participar de la celebración. La audiencia de hoy había sido solicitada por los obispos, según lo confirmó el propio secretario general del Episcopado, el obispo José Luis Mollaghan, quien también desestimó que la demora en conceder la misma haya sido el resultado de cualquier especulación política de la Presidencia. Algunos comentarios periodísticos aseguraron que Menem había postergado la reunión con los obispos preocupado por las observaciones que podría recibir su intención rereeleccionista y a la espera de los dividendos políticos y el agradecimiento que podría recibir de la Iglesia después de concretado ayer su gesto político en contra del aborto. Además de Karlic, Mollaghan y Primatesta, también participarán del encuentro de Olivos los vicepresidentes de la Conferencia Episcopal, Emilio Bianchi y Eduardo Mirás. Según lo adelantó la agencia DyN, el cardenal Primatesta podría aprovechar la ocasión del encuentro con Menem para exponer ante el Presidente los conceptos fundamentales de un documento de la Comisión de Justicia y Paz, presidida por el arzobispo emérito de Córdoba, en el que se subraya la necesidad del respeto a la ley y se sostiene que es imprescindible la sumisión a sus reglas, aceptando sus límites y reconociendo la conveniencia de una republicana periodicidad en el ejercicio de los cargos y las cargas públicas. En el mismo trabajo la comisión de la Iglesia Católica advierte que para un buen funcionamiento de la democracia y la convivencia cívica es necesaria una interpretación honesta y no manipuladora de la ley, agregando que la mentira, el llamado doble discurso, la confusión entre lo público y lo privado y la primacía del pragmatismo moral deterioran y, en algunos casos, pueden hacer incompatible la sana convivencia. Por su parte, la revista católica Criterio, que dirige José María Poirier y representa tendencias progresistas dentro del catolicismo, afirma en un editorial dedicado a la rereelección que el presidente Menem ha hecho de la mentira y del perjurio una constante. La opinión de Criterio coincide, en muchos de sus puntos de vista, con el contenido del documento de Justicia y paz. En el mismo editorial se afirma que asistimos perplejos a esta ruleta rusa en la que el tiro fatal puede acabar con nuestra frágil República. No sabemos si mañana Menem no dirá, como en julio pasado, que renuncia a lo que nunca tuvo, es decir, el derecho a ser candidato; y si acaso pasado mañana un mandadero suyo no buscará la complicidad de algún juez paraviolentar una puerta que la Constitución ha cerrado y tapiado sin dejar hendijas. El editorial de Criterio, revista en cuyo consejo de redacción figuran entre otros los embajadores Carlos Floria y Vicente Espeche Gil, el sacerdote Rafael Braun y el ex viceministro de Economía Juan Llach, subraya que el hombre político que acepta limitar sus mandatos electorales en cumplimiento de la ley que ha jurado respetar tiene una desventaja evidente frente al megalómano ambicioso que multiplica temerariamente sus espacios de poder para hacerse del mando y luego prolongarlo aun contra la palabra empeñada.
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