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Impuestos para mejorar las rutas fueron al freezer

Los secretarios de Obras Públicas y de Industria archivaron por ahora sus proyectos. La crisis fiscal no da margen para más tributos.

Las iniciativas necesitan el respaldo del Congreso.
El debate de la re-re paralizó la actividad de los legisladores.

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Por Cledis Candelaresi

t.gif (862 bytes) La delicada situación política que planteó la re-re de Carlos Menem y el desequilibrio fiscal dejaron en el freezer dos proyectos para aumentar impuestos con finalidad específica, que elaboraron colaboradores de Roque Fernández. Uno, diseñado por el secretario de Obras Públicas, prevé aumentar el Impuesto sobre la Transferencia de los Combustibles con el propósito de mantener rutas a cargo del Estado. La otra iniciativa, concebida por el de Industria, consiste en aumentar un 10 por ciento el gravamen que pesa sobre los gasoleros para auxiliar con esos recursos adicionales a las empresas más castigadas por la recesión.
Después de haber renegociado los contratos de peaje de las rutas nacionales, Raúl Costamagna retomó con fervor su plan para obtener fondos que permitan sostener el resto de la red caminera, bajo la órbita estatal. El trabajo del secretario de Obras Públicas contempla varias hipótesis de incremento del ITC, que van de 2 a 5 centavos. Y el resultado, a ojos del alfil de Roque, es bastante alentador: sólo con el mínimo aumento, el Estado obtendría ingresos por 300 millones de pesos.
El monto es elevado, considerando que el presupuesto total anual de la Secretaría apenas supera los 400 millones. Este esquema hace rato ganó el absoluto apoyo del ministro y también tiene aval parlamentario. “No existe otro camino: es el peaje o más recaudación por Combustibles”, sentencia Costamagna. Aun así, la iniciativa quedó a la espera de un momento político más apropiado para que Economía la impulse como proyecto de ley.
Algo semejante ocurrió con la propuesta de Alieto Guadagni para duplicar, gradualmente, el tributo del 10 por ciento que hoy pesa sobre los gasoleros. La idea quedó plasmada en el documento “Política de Combustible para el Largo Plazo”. Luego fue expuesta –y defendida– por el funcionario ante legisladores en más de una ocasión.
Sin embargo, los argumentos de Guadagni en pro de ese ajuste trascienden la coyuntura: el 75 por ciento de los motores gasoleros provienen de Brasil; cada vez se importa más gasoil y contratemporada (cuando está más caro), con impacto negativo sobre la balanza comercial; en la medida que se consuma más gasoil –que está gravado con una alícuota inferior a la de las naftas– el fisco recauda menos.
Pero, quizás, existe un argumento político más fuerte para que Guadagni justifique su proyecto. El objetivo inicial de disminuir la carga fiscal sobre los coches y el propio gasoil para subvencionar al campo y al trasporte se diluyó por la creciente presencia en el parque de costosas 4x4 que utilizan ese insumo. Mientras que el ajuste de aquel gravamen permitiría auxiliar a la industria o a Educación.
Pero tanto la iniciativa de Guadagni como la de Costamagna necesitan el respaldo del Congreso, paralizado por el debate sobre la re-re. Y los legisladores no tienen margen para abrir el debate sobre un nuevo e impopular aumento de impuestos.

Panorama Economico

 

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