Por Martín Granovsky
Los defendidos están
irritados con sus defensores: el presidente paraguayo Luis González Macchi dijo que la
decisión de su colega argentino Carlos Menem de dar asilo al general Lino Oviedo es
lamentable. El ministro del Interior, Carlos Corach, había afirmado que la
medida fue correcta, y en defensa de la democracia paraguaya. La diferencia de
opiniones revela, como mínimo, que la actitud de la Argentina con Paraguay es un típico
caso de sobreprotección, y hace que se desvanezca la idea de que Oviedo llegó a la
Argentina tras un acuerdo de Menem con la nueva administración paraguaya.
González Macchi no fue demasiado locuaz sobre el asilo argentino a Oviedo porque, dijo,
quería evitar una reacción en caliente.
¿Usted lo quiere a Oviedo en Paraguay? quiso saber un periodista.
El pueblo paraguayo lo quiere aquí trató de precisar el presidente.
Oviedo se aloja en el haras La Madrugada, en la provincia de Buenos Aires, propiedad de
Arnaldo Martinenghi. Como informó ayer este diario, Martinenghi financió la campaña de
Menem en el 89, es un entusiasta de la rere y se jacta de su amistad con Jorge
Antonio y Andrés Antonietti. Antonietti, actual embajador en Uruguay, no pudo serlo en
Paraguay porque el entonces presidente Juan Carlos Wasmosy lo desacreditó por oviedista.
El brigadier le proveyó a Oviedo de su defensor Federico Pinto Kramer, un ex juez
vinculado al nacionalismo de la Aeronáutica.
Ajeno en sus declaraciones a este realidad, Corach reivindicó la decisión de Menem, que
el lunes por la tarde accedió al asilo pedido por Oviedo de madrugada, amparándose en
una columna de opinión del jurista Raúl Zaffaroni, publicada ayer en Página/12, y en el
respaldo del ex presidente Raúl Alfonsín.
Lo reconocieron adversarios como Zaffaroni dijo Corach sobre el asilo.
En realidad, Zaffaroni había escrito una nota a favor del asilo como instrumento
jurídico, más allá de la persona del propio Oviedo, y había opinado también que la
Argentina debería pedir al general que cambiase rápidamente de albergue. Corach eligió
omitir los matices y prefirió aprovechar para sentar una contraposición entre la postura
de Alfonsín y la de los integrantes de la fórmula de la Alianza, Fernando de la Rúa y
Carlos Chacho Alvarez.
Alfonsín, como el Gobierno, elogió el presunto servicio a la democracia paraguaya. De la
Rúa había dicho que la decisión de Menem fue apresurada.
Para el señor jefe de Gobierno de la ciudad todas las decisiones son apresuradas,
porque él nunca toma decisiones ironizó Corach.
Para el candidato de la Alianza, la crítica podía tocar un área sensible de su imagen.
A De la Rúa no le preocupa que se diga que es aburrido, porque en comparación con
Menem hasta puede salir ganando, pero sí lo perjudica que le quede adosada una imagen de
falta de decisión, admitió un asesor del jefe de Gobierno. Pero Corach no
tiene credibilidad como para que su condena funcione, comentó a Página/12 entre
analítico y esperanzado. Por eso De la Rúa contestó a Corach sin contestarle con nombre
y apellido y redoblando su apuesta:
El asilo es el caso típico en el que, si han tomado la medida apresurada, ahora
deben gestionar dónde se va (Oviedo), porque acá realmente no lo queremos dijo De
la Rúa. Es el símbolo de un golpismo inaceptable para la democracia de nuestro
país.
Corach defendió la decisión del Gobierno como meditada, consultada y consensuada
con diversos actores nacionales e internacionales. Los funcionarios insistían,
ayer, en mencionar a Brasil, Uruguay y los Estados Unidos. Algunos, en privado, sugerían
que incluso el nuevo gobierno paraguayo había formado parte del acuerdo sobre la fuga
tolerada de Oviedo, supuestamente tejido en Asunción con protagonismo de la embajadorade
los Estados Unidos y el embajador de Brasil. (Néstor Ahuad, el representante argentino,
no pudo ser de la partida. Al menos, no todo el tiempo. Como debe atender la interna del
justicialismo pampeano para conseguir una banca en el Senado, Ahuad es un embajador part
time.)
Lo cierto es que la administración de González Macchi no estuvo de acuerdo con el asilo.
Además del presidente, su flamante secretario general, Juan Ernesto Villamayor, se
autodefinió preocupado por el refugio argentino de Oviedo.
La aplicación de la ley es lo mejor para la pacificación del país -dijo
Villamayor. Lo mejor es que Oviedo esté preso, cumpliendo una condena a diez años
de cárcel que le impuso la Corte Suprema por el alzamiento contra las autoridades
constitucionales.
Y agregó:
No hubo ningún puente de plata. Ninguna autoridad del gobierno de Paraguay tuvo la
osadía de incluir en una negociación a Lino Oviedo.
Naturalmente, cualquiera podría dudar de la sinceridad de un funcionario en esas
circunstancias. Si la razón de Estado justifica el asilo a un golpista, ¿por qué no
legitimaría un hecho menor como una mentira piadosa? En este caso, sin embargo, juega
contra la idea del acuerdo entre González Macchi y Menem la crítica pública del
gobierno paraguayo, difundida casi en cadena por las radios argentinas ayer por la mañana
y por lo tanto terriblemente desgastante para el Presidente. ¿También eso está
dispuesto a tolerar Menem por el asilo?
El ministro de Justicia, Raúl Granillo Ocampo, ya buscó una salida, aunque sea verbal.
Si existe una causa y viene un pedido de extradición, el asilo no impide que esa
causa se analice y la extradición se conceda anunció.
Desde Roma, Menem lo contradijo, porque declaró que la Argentina no tiene tratado de
extradición con Paraguay, e insistió en que todavía no llegó aquí ningún pedido
concreto. Por ahora tiene razón: Paraguay sólo envió un fax; aún no cumplió ninguno
de los trámites burocráticos para conseguir la devolución de Oviedo.
Pero el momento podría aproximarse si avanzan en Asunción las investigaciones sobre los
francotiradores que mataron a cinco personas la madrugada del sábado y Oviedo quedara
sindicado como jefe de los asesinos.
DOS TESTIMONIOS DE LA AMISTAD |
Cumpleaños feliz Mientras pronunciaba un discurso en una reunión el 23 de septiembre del año
pasado, al ex general paraguayo Lino Oviedo le alcanzaron un teléfono. Era el presidente
Carlos Saúl Menem que lo llamaba para felicitarlo por su cumpleaños número cincuenta y
cinco. Oviedo no sólo le agradeció la atención; también aprovechó para demostrarle su
aprecio ante el público reunido.
¡Viva el presidente Carlos Saúl Menem! gritó Oviedo mientras sostenía el
teléfono para que el Presidente argentino escuchara.
¡Viva! le respondió a coro la gente que lo acompañaba.
¡Viva el gran Presidente de la República Argentina! volvió a gritar
enfáticamente Oviedo.
¡Viva! gritaron de nuevo con entusiasmo sus seguidores.
¡Viva el gran amigo de todos los paraguayos, el presidente Carlos Saúl Menem!
insistió el ex militar.
¡Viva!
Usted ya escuchó, amigo le dijo Oviedo entre risas. El pueblo paraguayo
lo aprecia mucho, señor Presidente.
¡Viva Perón! gritó una voz aislada desde lo lejos.
¡Viva! le respondieron algunos.
Muchas gracias, señor Presidente, muy amable, mis afectos a Zulemita y a todos los
buenos amigos. Muchas gracias, señor Presidente, muy emocionado respondo y siento cada
vez más comprometida la amistad. Gracias señor Presidente, muy amable, gracias señor
Presidente. Adiós se despidió Lino Oviedo con un reiterativo agradecimiento.
Adiós, gracias le respondió Menem.
(Texto completo de la conversación telefónica mantenida entre el ex general Lino Oviedo
y el presidente Carlos Menem, reproducida ayer por Radio Mitre en el programa Hoy
por hoy de Néstor Ibarra.)
Un día de campo
En su primer día como asilado político en Argentina, el ex
general paraguayo Lino Oviedo hizo todo lo posible para no dejarse ver dentro de la
estancia La Madrugada.El ex militar trató de no realizar actividades fuera
del casco del campo. Sólo se permitió una pequeña caminata y rezó en la capilla.
Durante el día no recibió ninguna visita y sólo entraron coches con personas que
trabajan en la estancia.
La estancia La Madrugada, del amigo presidencial Arnaldo Martinenghi, es un
haras de 1500 hectáreas en Chenaut, a la altura del kilómetro 22 de la ruta 193, muy
cerca de Capilla del Señor, en una zona arbolada.
Martinenghi es dueño de la cadena Pizza Cero, ayudó al presidente Carlos Menem en sus
campañas electorales de 1989 y 1995, está ligado al brigadier Andrés Antonietti, ex
secretario de Seguridad y amigo de Oviedo, y comparte con éste la pasión por los
caballos. Ayer, sólo el galope de los animales del haras quebraba el silencio del
atardecer.
Durante el día hubo poco movimiento en los dos accesos a la estancia. Sólo la entrada
del personal y las maniobras de los carros de asalto de la policía, que ingresaron para
garantizar la seguridad del ex militar paraguayo.
En la entrada, un capataz respondía igual a todas las preguntas sobre Oviedo, Martinenghi
y sus visitas:
Yo no sé nada.
Según comentaron algunos vecinos, la estancia dispone de caminos interiores en donde
Oviedo y su familia podrían moverse fácilmente sin ser vistos.
Martinenghi era propietario de Astilleros Alianza cuando aportó fondos para las campañas
presidenciales del menemismo. Hasta el momento de su quiebra, el Presidente había
indicado entregar a Astilleros Alianza ayuda generosa bajo la forma de créditos del Banco
Central a tasa subsidiada. |
Alfonsín hubiera asilado a Stroessner o
Pinochet
|
Alfredo Stroessner, ex
dictador de Paraguay.
Vive en Brasil. Podría estar en la Argentina. |
|
Augusto Pinochet, ex
dictador de Chile.
En lugar de Buenos Aires, está preso en Londres. |
Si era para facilitar el inicio de una transición hacia la democracia en Chile o en
Paraguay, habría que haberles dado asilo, dijo ayer Raúl Alconada Sempé en apoyo
de la decisión de Carlos Menem de refugiar a Lino Oviedo. El ex secretario de Asuntos
Especiales de la Cancillería bajo Raúl Alfonsín hablaba de Alfredo Stroessner y Augusto
Pinochet.
Muchas veces en política uno tiene que hacer cosas en contra de lo que le puede
llegar a resultar simpático, explicó Alconada en sintonía con las argumentaciones
de Alfonsín en favor de la razón de Estado. Cuando estábamos en el gobierno
muchas veces tuvimos que discutir que hubiéramos hecho si nos pedía asilo el señor
Pinochet o el señor Stroessner, dos personajes por los cuales siento un profundo
desprecio, contó, y relató que ese análisis remataba en que, si era necesario,
había que dar asilo.
Si Oviedo no hubiera sido extraditado añadió Alconada, hubiéramos
colocado un problema dentro de las fuerzas armadas paraguayas y además hubiéramos
corrido el eje de lo que verdaderamente tendría que estar discutiéndose hoy en Paraguay,
que se está discutiendo: cómo avanza la transición hacia la democracia.
Alfonsín, que usaba tesis similares para defender las leyes de Punto Final y Obediencia
Debida, se entusiasmó y dijo que como nunca en el Paraguay se advierten claros
signos democráticos y progresistas en la composición de su gobierno, algo que no hubiera
sido posible si Oviedo permaneciese en ese país, aún preso. En ese sentido dijo
Alfonsín en un comunicado, tal vez la concesión del asilo por la Argentina ha sido
el precio a pagar para que el Paraguay encuentre finalmente la senda democrática y su
inserción definitiva en el marco de integración regional.
En cambio Fernando de la Rúa dijo que la figura del asilo, que defendió como principio,
sirve siempre que no sea a costa del interés del propio país; y en este caso va en
contra de nuestro propio interés porque la presencia de un golpista entre nosotros, y el
otorgamiento del asilo, hace mal a nuestra democracia. El jefe de Gobierno porteño
reiteró su posición de que Oviedo debe ser asilado en otro país. Yo también digo
cuidado, no se trata de restituirlo al Paraguay y crear una situación que agrave lo que
pasa allá. Yo creo que nadie pide devolverlo a Paraguay, pero sí mandarlo a otro
país.
El candidato a vice de la Alianza, Carlos Chacho Alvarez, que mostró una
posición más dura, presentó junto a Graciela Fernández Meijide y el diputado Carlos
Raimundi un proyecto de repudio a la presencia al jinete bonsai, como llaman a
Oviedo en Paraguay. Los dirigentes del Frepaso también solicitaron al Poder Ejecutivo
que garantice la estricta observación de los compromisos internacionales
vigentes. De esta forma le tomaron la palabra al jefe de Gabinete, Jorge Rodríguez,
y al ministro de Justicia, Raúl Granillo Ocampo, quienes aseguraron que Oviedo no puede
realizar actividad política en la Argentina.
Eduardo Duhalde, en cambio, decidió no agregar nuevas declaraciones públicas a su
posición inicial de no refugiar golpistas.
Convengamos en que este hombre no fue un dictador porque no se dieron las
condiciones dijo Duhalde a sus asesores, según informó uno de ellos a
Página/12. De todas formas no es posible negarle el asilo, lo ampara el derecho
internacional.
Uno de sus colaboradores replicó que, puestos a imaginar cómo debería haber actuado
Duhalde si hoy fuera presidente, hubiera sido mejor darle asilo al ex presidente Raúl
Cubas porque tendría mejor imagen que Oviedo. El gobernador admitió la
observación pero repuso:
Brasil ya lo tiene a Alfredo Stroessner y el gobierno de Fernando Henrique Cardoso
no hubiera soportado dos peso pesados en su tierra. Había que equilibrar las cargas.
Acción por la República, el partido de Domingo Cavallo, señaló que la actitud de
Menem se parece más a un régimen autoritario, que cobija exgolpistas, que a un proceso
que tienda a consolidar las instituciones democráticas.
El mundo según Seineldín Personalmente, Menem mantenía una comunicación constante con
él, aseguró ayer Mohamed Alí Seineldín al ser consultado sobre las relaciones
entre el presidente y el flamante asilado por el gobierno argentino, Lino César Oviedo.
El ex coronel carapintada describió a su par paraguayo como un hombre muy honesto
que se acerca mucho más a lo democrático que a lo dictatorial.
Seineldín defendió a Oviedo al considerarlo víctima de una maniobra orquestada
por Washington, que se lo sacó de encima, como se sacó de encima a Pinochet y lo llevan
a una trampa a Inglaterra y también la preocupación más grande era Oviedo. El ex
militar carapintada consideró que el asesinato del vicepresidente paraguayo Luis María
Argaña, hecho por el cual se sindica a Oviedo y a Raúl Cubas Grau, es un crimen
manejado como la Operación Tablada por Estados Unidos, un crimen concreto
para desarticular totalmente el intento de construir una república con influencia
militar. |
OPINION
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