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Los coroneles apuestan a Alfonsín
para que De la Rúa abra el juego

Los sectores radicales que responden a Moreau y Storani impulsan al ex presidente para que regrese a la conducción de la UCR. Tratan así que el candidato los consulte para tomar decisiones.

Garantía: “Usted es la garantía de que la Alianza va a implementar una política progresista”, le dijo Graciela Fernández Meijide a Alfonsín.

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Fredi Storani y Raúl Alfonsín, tiempo atrás. El platense y Moreau se habían distanciado del ex presidente.
Ahora son ellos dos quienes lo impulsan para conducir la UCR y contrapesar a Fernando de la Rúa.


Por José Natanson

t.gif (862 bytes) Sólo la presencia de Raúl Alfonsín en la cúspide del radicalismo podría evitar que, en caso de llegar al poder, Fernando de la Rúa ignore a su partido a la hora de adoptar las principales decisiones, como lo hizo con la frustrada e inconsulta convocatoria al plebiscito porteño. Esta es la conclusión a la que llegaron los sectores de la UCR que responden a Leopoldo Moreau y Federico Storani, en base a la cual iniciaron gestiones para convencer al ex presidente de la necesidad de volver a la jefatura partidaria. La discusión no se limita a una puja por espacios de poder. También tiene un costado ideológico: los caciques bonaerenses representan las líneas más progresistas del partido frente al ala moderada que responde al candidato de la Alianza.
Cuando De la Rúa anunció el llamado a un plebiscito en la Capital Federal contra la re-reelección, Moreau y Storani se convirtieron en punta de lanza de importantes sectores del radicalismo que coincidieron en criticar la medida adoptada en soledad por la fórmula aliancista. Los dos legisladores no sólo cuestionaron la consulta por considerarla un error estratégico. También criticaron la forma en que se tomó la decisión y llevaron la cuestión a la Mesa Directiva del Comité Nacional. La idea era que, en la reunión del martes pasado, las autoridades partidarias le plantearan a De la Rúa la necesidad de buscar mecanismos que permitan realizar una ronda mínima de consultas a la hora de diseñar la política de la coalición. El encuentro se suspendió pero se concretará la semana próxima, según aseguraron a Página/12 fuentes del partido.
La necesidad de que Alfonsín se convierta en el sucesor de De la Rúa al frente de la UCR se vincula con esta situación. Los caudillos bonaerenses están convencidos de que la presencia del ex presidente en este lugar es clave por varias razones. Por peso político propio, Alfonsín es el único que podría cohesionar al radicalismo para evitar que la estructura se disperse en una docena de referentes provinciales. Un partido fuerte alineado detrás de Alfonsín permitiría establecer una polea de transmisión entre De la Rúa y el radicalismo.
Es que, hoy por hoy, el candidato de la Alianza muestra poca inclinación a consultar a sus correligionarios cuando tiene que tomar las decisiones más importantes. Se rodea de un núcleo cerrado de hombres de confianza, al que recientemente se incorporó Alvarez, y consulta sólo con ellos las medidas más o menos trascendentes. Fue este razonamiento el que motivó a Moreau y Storani a renovar el diálogo con el ex presidente para convencerlo de la necesidad de revisar su decisión de abandonar la lucha por la futura presidencia del partido. Y fue este cálculo, también, el que los decidió a patear para fin de año la elección de los delegados de la provincia de Buenos Aires al Comité Nacional, de donde surge el presidente del partido. En un principio se iba a realizar junto con la de vicegobernador del domingo pasado pero finalmente se concretará en noviembre.
El debate tiene, además, una arista ideológica. Muchos radicales, entre ellos Alfonsín, desconfían cada vez más de la voluntad de De la Rúa de concretar lo que llamaron “una transformación progresista” si se impone en los comicios de octubre. Algunos frepasistas coinciden con esta teoría. “Tiene que volver al partido. Usted es la garantía de que la Alianza va a implementar una política progresista”, le dijo Graciela Fernández Meijide a Alfonsín.
La vuelta del ex presidente a la jefatura partidaria era un dato objetivo hasta que, dos meses atrás, Alfonsín anunció su triple renuncia: a la coordinación del Instituto Programático de la Alianza (IPA), a la Comisión de Acción Política de la UCR y a la futura titularidad del radicalismo. En ese momento, pocos dirigentes de la coalición repararon en que, de las tres renuncias, la única no indeclinable era la de la jefatura partidaria. “Finalmente va a aceptar. Va a esperar a que pasen laselecciones pero después va a volver a la carga”, se esperanzan los radicales bonaerenses.
Cerca de De la Rúa reniegan de cualquier escenario que implique algún tipo de contrapoder interno y temen la imagen de Alfonsín diciendo sus verdades desde la presidencia del partido. De todas formas, los seguidores del jefe de gobierno reconocen que, si finalmente decide postularse, la gravitación interna del hombre de Chascomús terminará por imponerse. “Vamos a tener que apoyarlo”, aseguran con resignación.
Algo de esta disputa asomó el lunes pasado en la conferencia de prensa en la que se presentó la fórmula de la coalición a la gobernación bonaerense. Ante una pregunta de los cronistas, De la Rúa y Alvarez coincidieron en criticar la decisión del Gobierno de otorgarle el asilo político a Lino Oviedo. Cuando llegó el turno de Alfonsín, el ex presidente contradijo a la fórmula de la Alianza y se manifestó a favor del asilo del general paraguayo. Sentado frente a él, Storani contemplaba la escena con preocupación. Creía que ése no era ni el momento ni el lugar para diferenciarse de De la Rúa y que la declaración contribuiría a generar desconfianza en el jefe de gobierno porteño. Una vez que terminó la conferencia de prensa el diputado se acercó a Alfonsín.
–Me parece que se excedió –le dijo Storani.
Mientras separaba dos centímetros el pulgar y el índice de su mano derecha, el ex presidente contestó en francés.
–Un peu –dijo Alfonsín.
Los que lo conocen aseguran que, por adentro, estaba sonriendo.

 


 

RODIL Y MOREAU NEGOCIAN LOS CARGOS
Otra vez la ingeniería

t.gif (862 bytes) El diputado del Frepaso Rodolfo Rodil y el senador radical Leopoldo Moreau se reunirán la semana que viene junto a otros dirigentes de la coalición. El objetivo es destrabar las negociaciones por la ingeniería institucional de la Alianza en la provincia de Buenos Aires.
Luego de la definición, el domingo pasado, de la interna de la UCR bonaerense, los operadores del radicalismo y el Frepaso iniciaron los primeros contactos para avanzar en la integración de las listas de diputados nacionales de la provincia. Hasta el momento, la situación se encuentra estancada.
El Frepaso postula a Juan Pablo Cafiero como primer candidato a diputado nacional y reclama que 10 de los 18 legisladores con posibilidades de ingresar con el argumento de que en 1997 la proporción fue la inversa a favor de la UCR. Sus socios postulan a Horacio Jaunarena como cabeza de lista y aseguran que los dirigentes de las dos fuerzas deberán intercalarse para que ingresen en proporciones iguales.
Esta discusión se reduce, de última, a una sola candidatura. Lo que preocupa a los negociadores radicales es la obstinación del Frepaso en postular a Juampi como primer diputado. Los radicales recuerdan que en la interna de la Alianza se impusieron por 18 puntos frente a sus socios y se esperanzan con que este argumento terminará por torcer el brazo de los negociadores frepasistas.

OPINION

 

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