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EL JUEZ URSO PIDIO EL JUICIO POLITICO A DI TELLA POR LA VENTA DE ARMAS
Otro tipo de relaciones del canciller

El magistrado quiere indagarlo porque, dice,  ocultó pruebas, incurrió en falsedad   ideológica e hizo peligrar la relación con Perú.

Urso pidió el juicio político del canciller Di Tella para poder indagarlo por la venta de armas.
El juez consideró que Di Tella ocultó pruebas y puso en peligro las relaciones con el Perú.

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Por Eduardo Tagliaferro

t.gif (862 bytes) El juez federal Jorge Urso solicitó a la Cámara de Diputados el juicio político del canciller Guido Di Tella, para poder indagarlo en la causa por la venta ilegal de armas a Ecuador y a Croacia, “ya que existen serias sospechas para recibirle declaración indagatoria por considerarlo partícipe de: ocultamiento de pruebas, poner en peligro las relaciones amistosas con el Perú y de haber participado en la falsedad ideológica de los decretos que autorizaron la venta del material bélico”, sostiene el escrito. Junto al pedido de juicio político de Di Tella, el juez citó a prestar declaración indagatoria al ex vicecanciller Fernando Petrella, al actual embajador en Nueva Zelanda, Enrique de la Torre, y al director de Asuntos Jurídicos de la Cancillería, Mariano Maciel.
La acusación por ocultamiento de pruebas contra el canciller Di Tella se fundamenta en que el ex embajador en Perú, Arturo Ossorio Arana, en un cable secreto enviado al Palacio San Martín en febrero de 1995, había advertido que la inteligencia peruana tenía información de que se iba a embarcar material bélico en Ezeiza con destino a Ecuador. Ese cable que también había sido enviado al entonces vicecanciller Fernando Petrella, no fue aportado por la Cancillería a la investigación judicial y tanto el juez Jorge Urso como el fiscal Carlos Stornelli supieron del mismo cuando el ex ministro de Defensa Oscar Camilión reconoció en sede judicial la existencia de esos cables cifrados. Petrella, quien se desempeña como embajador ante la ONU, deberá declarar en esta causa el próximo 29 de abril.
El actual embajador en Nueva Zelanda, Enrique de la Torre, integraba en el ‘91 la comisión interministerial que autorizó la salida del material bélico, y a pesar de haber sido desprocesado por Urso, la Sala II de la Cámara Federal en su resolución del 30 de diciembre pasado insistió en la responsabilidad del ex integrante de la comisión tripartita. Por lo que Urso decidió su nuevo llamado a declaración indagatoria para el próximo 6 de mayo. Entre las citaciones ordenadas por Urso también se encuentra la del director de Asuntos Jurídicos de la Cancillería, Mariano Maciel, quien deberá concurrir al despacho del magistrado la semana siguiente a la de la declaración del embajador De la Torre.
Fuentes judiciales reconocieron a Página/12 que la presentación en la que Urso solicitó el pedido de juicio político del canciller Guido Di Tella incluía originalmente la citación judicial del jefe del Ejército, teniente general Martín Balza, sobre quien desde octubre del año pasado Urso tiene pendiente definir su situación procesal, ya que en esa fecha el fiscal Stornelli presentó un dictamen que imputaba a Balza ser miembro de la asociación ilícita que permitió la venta ilegal del armamento. En su dictamen Stornelli sostenía que estaba acreditado en el expediente judicial que el armamento enviado a Croacia y a Ecuador pertenecía a los arsenales del Ejército Argentino. Finalmente, en su definición de ayer, Urso decidió postergar la citación de Balza, sobre cuyo futuro procesal el Gobierno tiene serias preocupaciones, ya que el general es uno de los pocos imputados judiciales que no tienen fueros que impidan su declaración indagatoria. El abogado Ricardo Monner Sans sostuvo su sorpresa por la demora del magistrado en citar al jefe del Ejército, aunque reconoció que la decisión del juez federal demuestra “que Urso no se ha encandilado con la teoría que reclama la intervención de la Corte Suprema y está decidido a defender su competencia como juez natural”, concluyó el abogado cuya denuncia diera origen a la investigación judicial.
Luego de haber sido apercibido por la Sala II de la Cámara Federal, debido a la lentitud en la instrucción de la causa, el juez federal trasladó la iniciativa a los diputados nacionales, dado que la indagatoria judicial no podrá realizarse si los legisladores no aprueban el juicio político a Di Tella. En la Comisión de Juicio Político, el justicialismo cuenta con el respaldo de 14 miembros sobre un total de 27 diputados, por lo que la mayoría oficialista corre serio peligro si los legisladores que responden a Eduardo Duhalde deciden apoyar a la oposición en el enjuiciamiento del ministro de Relaciones Exteriores. “Esperamos que el justicialismo en la Cámara de Diputados no vuelva a intentar mantener en la impunidad a los funcionarios del gobierno menemista, frenando la investigación a través del rechazo del pedido de juicio político al canciller Guido Di Tella”, señaló el diputado aliancista Horacio Viqueira, uno de los legisladores más comprometidos con la causa por la venta ilegal de la venta de armas.
Por su parte, el abogado del canciller Di Tella, Carlos Daray, sostuvo que el ministro recibió con sorpresa el pedido de juicio político, “ya que es imposible que existan nuevas pruebas que hayan variado la situación procesal de su cliente”.

 

El tercer ministro

El canciller Guido Di Tella se convirtió ayer en el tercer ministro del gobierno de Carlos Menem imputado por la justicia federal como presunto responsable del envío clandestino de armas a países involucrados en guerras en los que Argentina había asumido compromisos internacionales en favor de la paz. Al igual que el ex ministro de Defensa, Oscar Camilión, el canciller fue acusado ayer por el juez Jorge Urso de atentar contra la paz y dignidad de la Nación al alterar las buenas relaciones entre Perú y la Argentina. También pasó por Tribunales Antonio Erman González –ministro de Defensa entre 1991 y 1992– por la presunta falsedad ideológica de tres decretos del Poder Ejecutivo que aprobaron exportaciones de armas a Panamá y Bolivia, cuando su verdadero destino fue Croacia. A diferencia de Camilión, Erman no renunció a su cargo ni perdió su inmunidad procesal: la Comisión de Juicio Político de la Cámara de Diputados, cuya mayoría es oficialista, se negó a abrir el trámite requerido por el juez.


EL NUEVO OBJETIVO PARA UN CANCILLER DISCIPLINADO
Cómo no caer en desgracia con Menem

Por M.G.

t.gif (862 bytes) Hasta ahora la preocupación de Guido José María Di Tella, canciller durante casi ocho años, era desplegar su política en Malvinas, quedar como punto de referencia histórico del giro diplomático argentino y no caer en desgracia ante Carlos Menem. Desde ayer al último objetivo deberá añadirle otro: no caer en desgracia con Carlos Menem.
Como viceministro de Economía del dólar recontraalto, embajador en Washington, fugaz ministro de Defensa y finalmente canciller, Di Tella consiguió distinguirse como el menemista imperfecto. En lugar de Anillaco, Oxford. En vez de trajes brillantes, el blazer y la corbata bordó, o el saco de tweed de los profesores anglosajones. En lugar de cuatro por cuatro, buenos cuadros y muebles coloniales. Nada de chistes con Armando Gostanian, ni truco con Gerardo Sofovich, ni fútbol en compañía del Soldado Chamamé; mejor la ironía muy british, la boutade presentada como exageración propagandística al estilo de las relaciones carnales. Y, al mismo tiempo, coincidencia y disciplina.
Coincidencia:
u Di Tella, como Menem, quería reconciliar al peronismo, donde llegó desde la democracia cristiana y el apoyo a la Revolución Libertadora, con el libre mercado.
u Como Menem, Di Tella buscó romper la brecha entre el peronismo y Estados Unidos, y estuvo de acuerdo en que esa movida quedaría fácilmente simbolizada por unas excelentes relaciones con el Reino Unido.
Y disciplina:
u Un ministro no debe jugar internas. No debe hablar mal de otros ministros (una excepción que Di Tella sólo rompió con Oscar Camilión, casualmente por el tema armas) y, si el factor de articulación del Gabinete es por ejemplo Eduardo Bauzá, como durante mucho tiempo, allí debe tejerse la relación política.
u Un ministro debe optar siempre por el Presidente, por caso frente a un amigo personal y político de siempre como Antonio Cafiero. (Mucho antes, claro, de que el ultramenemismo explícito de Cafiero terminase cerrando el ciclo de ambos.)
u Un ministro sólo debe aproximarse sigilosamente a Eduardo Duhalde. El problema es cuando la coincidencia y la disciplina van tan lejos que amenazan con que quede galvanizada, ante la opinión pública, toda la gama de seguidores, amigos y funcionarios de Menem. Que, al final, sean vistos como iguales los perfectos y los imperfectos, los intelectuales y los intuitivos, los profesionales y los amateurs, los intolerantes y los que disfrutan de una buena crítica, los dogmáticos y los amantes de la discusión.
Caben pocas dudas de que la investigación del contrabando de armas debe apuntar a Raúl Sarlenga, el ex jefe de Fabricaciones Militares que proviene del corazón de la familia Menem. Pero, en política, pertenecer tiene sus costos. Y Di Tella, que está cómodo defendiendo las relaciones carnales, podría terminar compartiendo con Menem incluso su decadencia política personal.

OPINION

 

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