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ALAIN JOXE, UNA PERSPECTIVA FRANCESA SOBRE EL CONFLICTO CON YUGOSLAVIA
“La OTAN ya tuvo su primer fracaso en Kosovo"

La Alianza Atlántica ya falló en su objetivo de proteger a los kosovares y ahora debe prepararse para una ofensiva terrestre. Al mismo tiempo, Europa debe reformular su papel de defensa para que la OTAN no quede como un mero brazo armado de EE.UU., según el experto militar francés Alain Joxe.

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Tropas norteamericanas aerotransportadas descienden en Albania, en un refuerzo anunciado.
“La OTAN de hoy no tiene la misma función ni metas que antes de la caída del Muro de Berlín.”

Página/12 en Francia
Por Eduardo Febbro desde París

t.gif (862 bytes) Alain Joxe es uno de los principales especialistas mundiales en problemas militares. Autor de varios libros, entre ellos Viaje a las fuentes de la guerra, Joxe es también director de estudios en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París, EHESS, donde dirige el Departamento de Sociología de la Defensa. El experto francés mantiene una posición extremadamente crítica en relación con la crisis de la ex Yugoslavia. Joxe fustiga tanto a la OTAN como a los europeos, que se dejaron “hamacar” por el presidente yugoslavo Slobodan Milosevic. En esta entrevista con Página/12, el analista describe lo que llama “el fracaso estratégico de la OTAN”, evoca el error de los europeos y analiza las tácticas militares a las que Occidente recurrirá para poner término a la guerra, incluida la tan polémica y poco definida intervención terrestre.
–Usted tituló una de sus últimas reflexiones aparecidas en la prensa “La OTAN en el aire, Europa entre la espada y la pared”. Un mes después de iniciados los bombardeos, ese dato no ha cambiado.
–Siempre estamos en la misma incertidumbre: no sabemos ni siquiera si habrá una operación terrestre o no. Los ataques de la OTAN son sin duda eficaces, pero de ninguna manera frente el objeto principal del conjunto de la operación, que era salvar a los kosovares. Vemos entonces una notable asimetría, una ausencia de coherencia entre los medios de la guerra y el objeto mismo del conflicto. No sabemos muy bien lo que va a ocurrir. El problema al que estamos enfrentados consiste en saber cuáles son los medios reales con que cuenta la Alianza Atlántica para poner término al martirio de los kosovares. Por ahora no se ha visto nada de convincente. Es posible que haya una ofensiva terrestre, pero no será a corto plazo. En lo inmediato, hay poblaciones enteras amenazadas con masacres, con el hambre y las enfermedades en circunstancias de una extraordinaria barbarie.
–Los expertos norteamericanos se contradicen entre ellos: hay quienes dicen que la OTAN está llevando a cabo una guerra de simulación y que si los occidentales quisieran derrotarían a Milosevic más rápido, y están quienes aseguran lo contrario.
–Hay varios tipos de expertos norteamericanos. Hubo expertos estadounidenses que criticaron la acción de la OTAN desde un punto de vista más táctico que estratégico. Pero no creo que sea acertado decir que los bombardeos son falsos. En todo momento los occidentales advirtieron que los ataques podían ser cada vez más violentos. Y es lo que está ocurriendo con el acrecentamiento de las ofensivas y con el aumento del número de aviones. Se puede decir que si no se hizo lo máximo desde el principio era una manera de decir que lo peor estaba por venir. Es una táctica para empujar a la negociación. Evidentemente, no es la guerra absoluta: es una guerra que manipula el poder de Milosevic. Por paradójico que parezca, produce algunos efectos: Milosevic actúa siempre con la idea de hacer jugar a los rusos en la partida y, al mismo tiempo, vemos que los rusos se acercan a los puntos de vista de los europeos y de los norteamericanos.
–En ese sentido, ¿qué puede predecirse sobre el despliegue de una fuerza terrestre? ¿No se trata acaso de una mera amenaza que sirve como instrumento de presión política?
–Es un instrumento político de presión pero es también un instrumento militar, ya que asistimos al incremento del dispositivo terrestre. También está esa otra amenaza de atacar varios frentes al mismo tiempo, en particular sirviéndose de Hungría para atravesar Voivodina y atacar Belgrado a partir de las planicies. Evidentemente, es algo muy distinto a la guerra aérea y al entrenamiento directo en Kosovo. Podemos imaginar quea la OTAN le conviene multiplicar las amenazas de manera que los yugoslavos se vean obligados sea a elegir –es decir desarmando un frente para ir a otro–, sea a calcular y darse cuenta de que no pueden responder a una ofensiva en varios frentes. Por ahora se trata sólo de esbozos pero podrían precisarse en los próximos días. No hay ninguna razón para que la OTAN, que parece indiferente a los resultados a corto plazo y a la situación de los kosovares, no contemple un pensamiento militar total privando a los yugoslavos del lugar único, principal, presentándoles amenazas plurales. Es una maniobra necesaria.
—Pero vuelvo a la pregunta anterior: ¿en qué quedan las especulaciones sobre una intervención terrestre?
–Es posible movilizar un ejército terrestre pero hay problemas logísticos importantes. Hace días aparecieron portavoces de la OTAN diciendo que los planes para una acción terrestre existieron siempre y que eran actualizados regularmente. Esto, para mí, representa una novedad. Si es cierto habría que haberlo dicho antes, y si es falso pienso que se va a convertir en una realidad. Creo que hoy hay en preparación un ataque terrestre.
–Usted es uno de los opositores a la intervención de la OTAN y a la manera en que actuaron los europeos.
–No pienso que pueda haber una diplomacia de las armas. Si cada vez estamos obligados a hacer como si la OTAN fuese el brazo armado de la diplomacia europea, corremos el riesgo de vernos arrastrados en las estrategias de defensa de los intereses norteamericanos. Pero creo que desde hace años hubo muchas ocasiones perdidas para manifestarle a Milosevic que él era el enemigo de las democracias. Milosevic lleva varios años cometiendo atrocidades en Europa que hubiesen debido provocar contra él acciones mucho más enérgicas: por ejemplo, en Bosnia-Herzegovina y al principio de la acción violenta contra los kosovares, incluido el año pasado, cuando empezó verdaderamente la purificación étnica de Kosovo. En octubre del año pasado hubo un acuerdo político y Milosevic pudo detenerse pero en vez de eso siguió y violó los acuerdos acumulando fuerzas para preparar la purificación étnica que vemos hoy. Entre octubre y la conferencia de paz de Rambouillet se hubiese debido atacar más rápido. Luego se le dio un plazo suplementario: fue como si se hubiese querido perder tiempo. Tal vez había gente que creía que se podía negociar con Milosevic. No sé. Luego se cometieron muchos errores. Pero esto es el pasado. Ahora estamos obligados a proyectarnos en un futuro que, de todas formas, no será pacifico. Si algún día hay negociaciones no se harán en términos a los cuales Milosevic estará en condiciones políticas de resistir. Milosevic es un hombre condenado a ser apartado de la comunidad de las naciones. Luego de los horrores que cometió nadie podrá tolerar que siga existiendo como régimen en el corazón de Europa.
–¿Y Europa? ¿Cómo definirá su propia defensa?
–La OTAN que subsiste hoy no tiene ni la misma función ni las mismas metas que antes de la caída del muro de Berlín y la desaparición de la URSS. De alguna manera se guardó la fachada histórica pero se está colocando otra cosa detrás. La OTAN se convirtió en una alianza que asocia en una burbuja a los ex países comunistas, es decir, a los territorios que antes eran enemigos. Si se quiere, los europeos y EE.UU., que hubiesen podido transformar la Alianza Atlántica, están de acuerdo en confiarle la responsabilidad de la seguridad europea a EE.UU. Se puede imaginar una seguridad europea sin la OTAN. Pero al mismo tiempo es difícil pensar una concepción de la seguridad en Europa sin los norteamericanos. La crisis de Kosovo plantea el problema de cómo reforzar la función de defensa de la Unión Europea. Estamos en un contexto marcado por el fracaso estratégico de la OTAN en Kosovo. La organización no consiguió salvar a las poblaciones amenazadas por una suerte abominable.

OPINION

 

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