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EL G8 SE REUNE MAÑANA EN BONN PARA EXAMINAR UNA SALIDA RUSA A LA CRISIS
Rusia más la OTAN es igual a negociación

Una propuesta rusa para detener la guerra será examinada mañana en Bonn, y Bill Clinton llega hoy a Europa en visita relámpago.

Viktor Chernomyrdin, enviado especial ruso (der.), en su reunión con Kofi Annan, titular de la ONU.
“Cualquier presencia internacional en Kosovo debería estar bajo la dirección de las Naciones Unidas.”

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The Guardian de Gran Bretaña
Por Martin Kettle, Ian Black y Martin Walker desde Washington, Londres y Bruselas

t.gif (862 bytes) Una nueva negociación vuelve a generar esperanzas de una salida política. Rusia y la OTAN acortaron ayer la brecha que los separa en relación a Kosovo al acordar para mañana un encuentro del Grupo de los Ocho (G8), que podría llevarlos a definir los detalles de una fuerza de paz que entraría a la provincia una vez que se hayan retirado las fuerzas serbias. El enviado especial del presidente Yeltsin, Viktor Chernomyrdin, tuvo en Washington una nueva jornada de conversaciones con miembros de la administración Clinton y, a pesar de que fuentes de ese gobierno aclararon que no debería esperarse una salida rápida y que la OTAN debe formar parte de toda fuerza internacional en Kosovo, se percibieron ciertos movimientos. “No puedo hablar de una salida, pero es importante que continuemos con las discusiones por el papel que Rusia juega en este asunto”, dijo el vocero de la Casa Blanca, Joe Lockhart. Sin embargo, fuentes de la OTAN dijeron que se realizó un “avance modesto” el lunes cuando Rusia firmó un documento en el que se considera “una presencia internacional civil y de seguridad” en Kosovo, que será uno de los puntos a discutir por los ministros del Exterior en la reunión del G8 en Bonn.
El presidente Bill Clinton, quien ordenó la liberación de dos soldados serbios prisioneros de la OTAN, llega hoy a Europa –en una visita que coincide con la reunión del G8–, para reunirse en la sede de la OTAN en Bruselas con el secretario general de la Alianza, Javier Solana, y analizar la crisis de Kosovo, según anunció el portavoz de la OTAN, Jamie Shea. Acompañado por los secretarios de Estado, Madeleine Albright, y de Defensa, William Cohen, y el asesor de Seguridad Nacional, Sandy Berger, Clinton resaltó nuevamente la necesidad de establecer una fuerza de paz dirigida por la OTAN, medida a la que se oponen tanto Yugoslavia como Rusia. El ministro alemán del Exterior, Joschka Fischer, quien busca activamente una solución diplomática, convocó al encuentro del G8 aun cuando Estados Unidos manifiesta cierta resistencia. “Llegamos a un acuerdo de la frase sobre la presencia internacional civil y de seguridad, porque permite una interpretación amplia”, dijo un diplomático británico. “Pero por seguridad no se puede imaginar que los refugiados vuelvan a menos que haya una presencia armada, y una en serio.”
Más allá de la diferente interpretación de Moscú, el viceministro ruso del Exterior, Alexander Averdeyev, declaró que “el acuerdo alcanzado establece que cualquier futura presencia internacional en Kosovo debería estar bajo la dirección de las Naciones Unidas. Esto no se refiere tanto a la operación de la OTAN o a una invasión terrestre de la Alianza, como al hecho de que son las Naciones Unidas las que deberán resolver el conflicto en la región”, hecho que colocaría a Rusia en un lugar central para la resolución del conflicto. En su segunda jornada de conversaciones, Chernomyrdin mantuvo ayer una reunión con el vicepresidente de Estados Unidos, Al Gore, y con la secretaria de Estado, Madeleine Albright. El enviado ruso se entrevistó además en Nueva York con el secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, quien intenta convencer a Rusia –miembro permanente del Consejo de Seguridad– de que apoye una resolución para enviar una fuerza de paz a Kosovo, cuyo status y composición están aún en el centro de las negociaciones. Los aliados esperan que la resolución sea incluida en el séptimo capítulo de la carta de las Naciones Unidas, el cual autoriza el uso de la fuerza para sostener la paz y seguridad internacionales. “Debemos lograr una resolución para el capítulo siete”, declaró Joschka Fischer ante el Parlamento europeo en Estrasburgo. “Si logramos esa base, creo que tendremos un cambio importante en Belgrado.”
Sin embargo, para Washington el trayecto será largo. El asesor de Seguridad Nacional, Sandy Berger, dijo luego de los encuentros del lunes con Chernomyrdin que esperaba que las conversaciones entre su país y Rusia continuaran por “días y semanas”. Pocos datos nuevos se dieron a conocer sobre el contenido del plan de Chernomyrdin para poner fin a la guerra, pero fuentes de la Casa Blanca dijeron que contiene varios elementos que no son aceptables para la OTAN. Entre ellos se incluyen las propuestas de una retirada parcial y no total de las fuerzas militares yugoslavas, y que ese retiro comience sólo después de que finalicen los bombardeos de la OTAN. Rusia propuso además que toda futura fuerza internacional en Kosovo tenga únicamente armas defensivas y reglas que limiten su accionar. La OTAN se opone fuertemente a ambas condiciones, aunque parezca haber adoptado una postura más flexible respecto a la composición de la fuerza. El secretario de Defensa británico, George Robertson, dijo que la fuerza debería estar controlada por la OTAN, pero que aceptaría tropas de varios países: “Queremos a rusos, ucranianos, queremos a gente de Africa y otros continentes”, declaró.
El nuevo presidente de la comisión de la Unión Europea, el ex premier italiano Romano Prodi, propuso ayer realizar una conferencia internacional sobre el futuro a largo plazo en los Balcanes, pero sólo después de derrotar la limpieza étnica realizada por Serbia. “El uso sistemático de un ejército contra la población civil es intolerable y debe ser severamente castigado”, declaró Prodi ante el Parlamento europeo. “Aun al ser dolorosa, la participación de la comunidad internacional es necesaria”.

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