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Página/12 en Italia Por Laura Términe desde Roma Un llamado telefónico directo del presidente yugoslavo Slobodan Milosevic al canciller italiano Lamberto Dini abrió el paso a la liberación del líder moderado del Kosovo, Ibrahim Rugova, que hasta el martes permanecía bajo custodia de la policía serbia en su casa de la ciudad de Pristina. Ese día, el hombre duro de Belgrado se comunicó sin intermediarios con la oficina del ministro Dini: El señor Rugova es un hombre libre, pidió ir a Roma y ustedes desde hace tiempo nos vienen pidiendo que les garanticemos libertad de movimiento; si lo aceptan en Italia vengan a buscarlo, dijo Milosevic. El presidente norteamericano Bill Clinton dijo ayer en una entrevista a la BBC que podría significar que Milosevic se acerca a aceptar nuestras condiciones. El gobierno italiano no perdió el tiempo. Comunicó la novedad a Estados Unidos, a la OTAN y al primer ministro alemán Gerard Schroeder y mandó a su embajador en Yugoslavia, Ricardo Sessa que desde hace dos semanas se encontraba en Italia a buscar al representante de Kosovo. El avión que trajo a Rugova, su esposa y sus tres hijos el miércoles por la tarde a Roma cruzó el fuego de los ataques militares custodiado minuto a minuto por los radares aliados. En sus primeras declaraciones como hombre libre, Rugova delineó su plan político para Kosovo. Pidió la presencia de una fuerza internacional de la OTAN y de otros países y el retiro de las fuerzas armadas yugoslavas para garantizar el retorno de todos los refugiados los de etnia albanesa y los de etnia serbia a Kosovo. Toda la población de Kosovo, incluido el Ejército de Liberación de Kosovo (UCK), está a favor de una solución política y pacífica, insistió. Y envió un mensaje político a los negociadores internacionales: los acuerdos de Rambouillet son una buena base para el futuro. Fue durante las negociaciones de paz en ese castillo de Francia que Rugova había aparecido por última vez como jefe de la delegación de Kosovo, junto a los representantes del UCK, también sentados a la misma mesa de trabajo. Fue el acuerdo de Rambouillet, firmado por los albanokosovares pero no por los serbios, el que abrió el paso a la guerra. Durante los primeros bombardeos de la OTAN, la prensa europea especuló que Rugova había sido asesinado junto a otros intelectuales pacifistas. Días después, apareció vivo y sonriendo al lado de Milosevic, en una imagen difundida por la televisión estatal de Serbia, que lo calificó como interlocutor moderado frente a los enemigos del UCK. A partir de entonces, el UCK lo consideró un traidor, sin tomar en cuenta seriamente la hipótesis de un Rugova prisionero de Milosevic. Ayer, el vocero del UCK mandó un mensaje al Rugova libre: Debe declarar abiertamente su apoyo al raid de la OTAN contra Yugoslavia y explicar públicamente qué le sucedió durante este período como prisionero de Serbia, expresó Jakup Krasniqi. Sobre ese punto, Rugova insistió con continuar los contactos con la autoridad de Belgrado para seguir el proceso hacia una solución política y crear un clima de confianza entre nosotros, dijo ayer en Roma. Es que Rugova está a favor de la autonomía de Kosovo, como se pensaba en Rambouillet, mientras el UCK asegura que no dejará las armas hasta conseguir la independencia. En tanto, la llegada de Rugova, considerado el Gandhi de Kosovo, a Roma fue festejada por el gobierno italiano. A pesar de que el primer ministro Massimo DAlema consiguió mantener un frente unido entre las fuerzas que lo apoyan a favor de la guerra en los Balcanes, la última semana aumentaron las presiones de los sectores que le piden signos reales de que Italia intenta una rápidasalida pacífica del conflicto. El lunes pasado, 190 diputados, muchos del gobierno, pidieron un nuevo debate en el Congreso sobre la situación del Kosovo, y el presidente de Italia, Oscar Scalfaro, calificó a la guerra como un desastre político para Europa.
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