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SERA INTERROGADO POR EL PADRE DE SU EX NUMERO DOS
Cabanillas se juega el honor

El acusado por Gelman de ordenar el robo de su nieto deberá responder en el Tribunal de Honor ante el padre de su antiguo colaborador.

Viviani Rossi, hijo del presidente del Tribunal de Honor.
Detrás, en un acto en Rosario, Menem y Domínguez.

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Por José Maggi Desde Rosario

t.gif (862 bytes) El ex subjefe del campo de concentración “Automotores Orletti”, general Eduardo Cabanillas, será interrogado hoy en el Tribunal de Honor del Ejército por Miguel Viviani Rossi, un nombre y apellido que conoce muy bien: hasta noviembre del año pasado, cuando pasó a retiro, su jefe de Estado Mayor en el Segundo Cuerpo fue Miguel Viviani Rossi.
A los dos Viviani Rossi los distingue el grado y el segundo nombre. El primero es general y se llama Miguel a secas. El segundo es coronel y responde al nombre de Miguel Angel. El primero es Viviani Rossi padre. El segundo, Viviani Rossi hijo.
Tal como informó Página/12 en exclusiva dos semanas atrás, Cabanillas llega al Tribunal de Honor por decisión de los altos mandos del Ejército, que decidieron abrir esa instancia con acuerdo del propio general a quien Juan Gelman acusó como autor mediato del robo de su nieto o nieta cuando su hijo y su nuera embarazada fueron secuestrados por una patota militar y llevados a Orletti.
El Tribunal no tiene poderes para juzgarlo –ése es un resorte de la Justicia civil– pero si determina que mintió, o que desprestigió al Ejército difundiendo diatribas contra el Nunca Más, podría amonestarlo y dejar abierto el camino para un eventual relevo de su cargo.
Si Viviani Rossi padre comulga con Viviani Rossi hijo, las declaraciones de Cabanillas reivindicando la guerra sucia de la dictadura no le resultarán antipáticas. En diciembre, Viviani Rossi hijo dejó el II Cuerpo con un discurso que se apartó de las críticas de Martín Balza a la ilegitimidad de las órdenes de represión. “Por dos decretos de gobiernos constitucionales entramos en represión sangrienta. Era necesaria y se alcanzó la pacificación”, dijo en cambio Viviani Rossi hijo. Y dijo sentirse “orgulloso de haber participado de la guerra contra la subversión marxista que con sus tres organizaciones guerrilleras nos quisieron robar la patria”.
En el patio de armas del comando, en la zona sur de Rosario, Viviani Rossi dijo que “si hubo excesos se juzgaron a nuestros comandantes y uno de ellos ofreció su condena como un acto más de servicio para que se alcanzara la paz tan deseada”, dijo un Viviani Rossi que, como los católicos preconciliares, se quedó en la etapa anterior al Nunca Más.
Y agregó: “Como no podría ser de otra manera porque soy un soldado cristiano, también le pido a Dios por el eterno descanso de los muertos y desaparecidos que tienen los que nos enfrentaron. Lamento profundamente este final, pero ellos sabían a lo que se exponían”. Cabanillas sólo corrigió un error de su subordinado. “Guerra no, luchas”, enmendó. “La guerra se libra contra un enemigo convencional, no contra delincuentes subversivos.”
Tampoco dudó en reivindicar la guerra de Malvinas: “Algunos piensan que fue una aventura, otros una locura extravagante. Yo quiero decirle a todos que fue una guerra justa, que se hizo para que la patria ejerciera su señorío sobre todo aquello que le pertenece”.

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