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La Argentina y Chile aprobaron el acuerdo de Hielos Continentales
Límite final para el conflicto de límites

En simultáneo el Congreso argentino y el chileno ratificaron el tratado que cierra el último conflicto limítrofe, en la zona de Hielos Continentales. Resuelta esta diferencia, por primera vez en la historia la Argentina y Chile reconocen una frontera común sin diferencias.

El Senado argentino ayer, antes de la votación a favor.

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Por Fernando Almirón

t.gif (862 bytes) En una histórica sesión simultánea, la Cámara de diputados chilena aprobó anoche el tratado que pone fin a la disputa limítrofe entre ambos países en la zona de los Hielos Continentales, mientras que el Senado argentino se aprestaba a votar después de la medianoche. El pronunciamiento de ambos Parlamentos pone en vigencia el acuerdo rubricado en Buenos Aires el 16 de diciembre pasado por el presidente Carlos Menem y su par chileno, Eduardo Frei, en el que se resolvió el último conflicto fronterizo entre ambas naciones.
Con la aprobación del tratado se soluciona la última de las 24 disputas territoriales entre ambos países a los largo de una década, que en una ocasión llegó a poner a ambos lados de la frontera en estado de guerra. Fue en 1978 a raíz de la disputa por un grupo de islas en el sur del continente cuando ambos países estaban gobernados por dictaduras militares. Solo la mediación del Papa logró calmar los ánimos belicistas.
La dilación de anoche entre los legisladores argentinos tuvo dos razones: los 26 oradores anotados como expositores en la sesión, que dedicaron más de una hora a cada discurso; y los partidos que disputaron River y Boca, con los que se definía el campeonato.
Uno de los más ansiosos por terminar con la maratónica sesión en el Senado nacional fue el canciller Guido Di Tella, que esperó pacientemente la hora de votación final para no quedar fuera de la foto. Di Tella visitó el Congreso a primera hora de la tarde de ayer, para recibir personalmente el clima que antecedía a la sesión en la que el gobierno tenía puesta grandes expectativas. Después siguió el desarrollo del debate a través de uno de sus hombres quien se ocupó de mantenerlo permanentemente informado de lo que sucedía en el recinto.
La apertura de la sesión, que comenzó a las 15.45, estuvo a cargo de Eduardo Menem como presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara alta. El senador aprovechó el centro de la escena para sorprender a sus pares con un arrepentimiento por lo que ya nadie recordaba.”Hace más de una década voté en contra del tratado por el Canal de Beagle. Es una cuestión en la que siempre pienso y hoy creo que me equivoqué”, se lamentó Menem. Y de inmediato se dedicó a explicar y defender el hipotético trazado estipulado por este nuevo acuerdo. Hipotético ya que todavía no existe una cartografía en la que figuren los nuevos límites.
Justamente éste fue el argumento utilizado por el senador sanjuanino y gobernador electo de San Juan, Alfredo Avelín, para pronunciarse en contra del tratado (ver aparte). El correntino José Antonio Romero Feris (Partido Autonomista) también anunció que no respaldará el tratado argumentando que los acuerdos no resuelven el fondo del problema y “estamos generando un nuevo conflicto para el futuro”. A ellos se sumaron los representantes del PJ de Santa Cruz, Daniel Barizat y Miguel Arnould; y Luis León (UCR, Chaco).
El único santacruceño que se manifestó a favor del acuerdo fue el radical Juan Melgarejo, quien expresó el apoyo de su partido al tratado, ya que “siempre tuve en claro que no iba a jugar el mismo papel que jugó parte del justicialismo frente al acuerdo del Beagle firmado en 1984”. También anticiparon su voto favorable a la nueva delimitación territorial el pampeano Antonio Berhongaray; Carlos De la Rosa (PJ, Mendoza); y José Luis Gioja (PJ, San Juan).
En esencia, el tratado argentino–chileno tiene como objetivo precisar el recorrido del límite entre ambos países desde el Monte Fitz Roy hasta el Cerro Daudet, una inhóspita y angosta franja de 160 kilómetros de largo en los Andes meridionales, que está cubierta de glaciares. Para ello se dividió la zona en dos secciones en las que se establecen las cumbres de los cerros como puntos de referencia para definir el trazado final que delimitará dos terceras apartes del territorio en conflicto. El tramorestante quedará a cargo de una Comisión Mixta de Límites Chile-Argentina. Mientras se esperaba el resultado de la demorada votación en el Senado argentino, los diputados chilenos ya habían ratificado el tratado por 58 votos a favor y 32 en contra.

 


 

Avelín y Romero Feris en contra
Los argumentos del no

t.gif (862 bytes) “Yo espero no equivocarme, pero creo que este tratado dará lugar a nuevos litigios, nuevos reclamos y nuevas disputas por parte de Chile”, aseguró el senador Alfredo Avelín. El gobernador electo de San Juan fue quien encabezó el rechazo a la ratificación del tratado con el que se busca poner fin a la disputa territorial entre la Argentina y Chile por los Hielos Continentales.
“Esto no resuelve el problema, ya que por una cuestión política se saciaron las apetencias de Chile”, señaló el veterano político. Y aseguró: “Les estamos regalando la fuente que alimenta el potencial hídrico de la Patagonia, que son los Hielos Continentales, una de las reservas de agua potable más importantes del planeta”. Según Avelín, “la Cancillería es la principal responsable de esta desgraciada situación”.
El sanjuanino también objetó los atributos que le otorga el tratado a la Comisión Mixta para que fije los futuros límites, “ya que es algo que concierne al Congreso Nacional, por lo que le estamos otorgando una facultad inconstitucional”.
En igual sentido se pronunció el senador por Corrientes José Antonio Romero Feris, quien aseguró que “en vez de buscar un acuerdo definitivo, una vez más se pateó el para más adelante”. Romero Feris aseguró en su extenso discurso que el tratado “no resuelve el problema de fondo porque deja dudas sobre cual será el trazado final”.
Jorge Villaverde (PJ, Buenos Aires), dedicó su exposición a los que se oponen a la ratificación del acuerdo: “No estamos perdiendo territorio, estamos ganando una zona de paz; y en el Mercosur la paz es un valor estratégico”.

 

Dos chilenos en Buenos Aires

Contreras, muy alegre
Por Romina Calderaro

Chileno de nacimiento, argentino por adopción, Patricio Contreras vino a Buenos Aires en 1975, cuando estaba de gira teatral y canceló una visita a Europa para quedarse aquí. Sólo que entonces pensaba que su estadía iba a ser temporal.
–¿Qué opina del acuerdo sobre Hielos Continentales?
–Me parece muy positivo. En este momento, frente a la terrible guerra de los Balcanes, es una suerte de ejemplo de racionalidad. Me alegro profundamente de que se haya resuelto el conflicto limítrofe. Ahora, en la zona fronteriza va a resurgir la actividad, que estaba muy paralizada. Creo también que actualmente las fronteras en un sentido tradicional tienden a desaparecer. Así como los capitales internacionales entran y salen de los países, la gente va a poder entrar y salir. Y la globalización va a tener su arista positiva.
–¿Cómo vivió los conflictos limítrofes entre Argentina y Chile desde que llegó al país?
–Mi testimonio no es representativo, porque la gente del teatro es muy progresista. Siempre me apoyaron y me hicieron sentir que el que estaba en problemas era yo y que me iban a ayudar porque la dictadura chilena fue anterior a la de acá. Hasta tal punto me ayudaban que en el ‘78, cuando casi se va a la guerra con Chile y el gobierno militar argentino difundía que iba a encarcelar a todos los chilenos, mis amigos ofrecían esconderme en sus casas.
–¿Cree que los chilenos y los argentinos son nacionalistas?
–Mire, yo creo que hay una gran comunión entre los pueblos argentino y chileno: Violeta Parra, Pablo Neruda, han sido tomados en la Argentina casi como poetas propios. Sin embargo, si usted se fija, los prejuicios generales que tienen los chilenos acerca de los argentinos son los mismos que los que tienen los argentinos sobre los chilenos. Esto es así porque desde el poder los gobernantes de turno se han encargado de instalarlos por conveniencia.

Para Caicedo era necesario
Por R.C.

Franklin Caicedo dijo hace un tiempo que “el sueño de todo chileno es venir alguna vez a Buenos Aires, recorrer la calle Corrientes e ir al 348”. Lo hizo realidad en 1969 y se quedó. Desde entonces trabaja como actor. Ama el teatro y el tango.
–¿Se sintió afectado alguna vez por los conflictos limítrofes con Chile?
–Nunca, por mi entorno. La gente del teatro es muy abierta mentalmente. Sí recuerdo el conflicto del ‘78, época de la cuasi–guerra, cuando la hostilidad se notaba lateralmente. Por ejemplo, recuerdo haber leído en la mesa de un bar “chilenos de mierda, los vamos a reventar” o algo por el estilo. Pero mi gente no me discriminó en lo más mínimo.
–¿Los pueblos de Chile y Argentina son xenófobos?
–No. En lo más mínimo. Los conflictos se generan más que nada desde el poder, o desde determinados focos de poder. No me llama la atención que la derecha chilena vote en contra de este acuerdo, que es bueno y necesario.
–¿Qué le parece la candidatura de Ricardo Lagos, el candidato socialista de la Concertación?
–Es un buen momento para que se postule un socialista. Creo absolutamente en él y considero que vive un momento histórico más fácil que el de Allende, con todo el boicot de los Estados Unidos.
–¿Qué diferenció a la dictadura chilena de la argentina?
–Ambas fueron sangrientas y terribles, pero allá el poder estaba monopolizado por Pinochet, porque la institución militar es mucho más verticalista que aquí.
–¿Por qué cree que Pinochet está preso en Londres y hay militares argentinos que están volviendo a ser juzgados?
–Porque las sociedades no han cicatrizado sus heridas, que están llenas de pus. Van a cicatrizar cuando los responsables digan: “Ahogamos a tantos, fusilamos a tantos, torturamos a tantos y están enterrados en tal lugar”.


OPINION

Trabajamos duro
Por Alejandro T. Mosquera (*)

El 15 de febrero pasado, en el imponente marco del estrecho de Magallanes, los presidentes Frei y Menem conmemoraron el centenario del abrazo entre los presidentes Roca y Errazuriz que permitió superar un momento de extrema tensión entre los dos países.
Habían pasado cien años donde la relación chileno-argentina sufrió diversos claroscuros. Pero pese a tener una de las fronteras más largas del mundo, argentinos y chilenos no pudieron ser arrastrados ni siquiera por las dictaduras a la sangre y el dolor.
Ayer, con la aprobación simultánea en los congresos del Tratado sobre Hielos Continentales (campos de hielo sur para Chile), le pusimos fin al último diferendo limítrofe entre nosotros. Sin duda el retorno a la democracia en ambos países fue el cimiento que permitió avanzar en este camino. Y políticas acertadas reafirmaron la voluntad integradora de nuestros pueblos.
El tratado de paz y amistad, los acuerdos entre Menem y Aylwin y un gran intercambio comercial fueron los detonantes para que en unos años se disolvieran 22 de los 24 conflictos. Quedó la Laguna del Desierto sometida a un arbitraje, cuyo resultado es por todos conocido, y este final que ayer votamos favorablemente.
En poco tiempo pasamos de los recelos a la mutua confianza. Trabajamos mucho y duro para ello. Hemos presentado los libros blancos de la defensa. Acabamos de encomendar a Cepal un estudio sobre nuestros gastos militares, lo que traerá transparencia y más confianza. Realizamos los primeros ejercicios conjuntos entre las marinas y luego entre las fuerzas aéreas. Antes de fin de año harán lo propio los ejércitos. Estamos planificando campañas y vigilancia en la zona antártica. Tenemos priorizados 13 pasos fronterizos con una inversión de 300 millones de dólares en ejecución y estamos discutiendo la posibilidad de suprimir los trámites de migración entre los dos países.
Ya nos liberamos de la carga de los enfrentamientos anacrónicos.
(*) PJ. Embajador argentino en Chile.

Con sentido común
Por Marcelo Stubrin (*)

El éxito de este tratado demuestra que siete años de estancamiento de ambos gobiernos en defensa de la poligonal del ‘91 fueron un tiempo lastimosamente perdido.
Después, la inauguración de la “diplomacia parlamentaria”, con legisladores del oficialismo y la oposición, fue una buena noticia, quizá la mejor que dio el Congreso durante años de mayorías automáticas.
La capacidad negociadora no tiene límites cuando se abastece de sentido común, persigue objetivos racionales y se despoja de pequeñeces de política doméstica.
Es importante destacar que la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados convocó a trabajar a los principales especialistas en la materia.
Entre muchos se destacaron el ingeniero Bruno Ferrari Bono, uno de los principales especialistas en recursos hídricos de la Argentina, el general retirado Miró, presidente de la Comisión de Límites, y el general Arredondo, presidente de la Academia de Geografía.
El resultado es equilibrado, respetuoso de la geografía y de acuerdo con los tratados históricos.
Las pequeñas variaciones hacia el este y el oeste de la línea de las “más elevadas cumbres de la cordillera que dividan las aguas hacia un lado y al otro” obedecen a la necesidad de que la frontera pase por dos hitos naturales e históricos como son el cerro Chaltén (Fitz Roy) –al este– y el Monte Stokes al oeste. Una línea transaccional que sigue un paralelo en el extremo norte y un moderado alejamiento de algunos fiordos del Pacífico al sur son las excepciones a una demarcación que nos dará una frontera natural y permitirá el desarrollo de múltiples actividades en la zona, que fueron siempre postergadas por la existencia del conflicto. Como ejemplo de ello, los refugios del Instituto del Hielo Continental Patagónico, mudos testigos de la erosión de inversiones públicas indispensables de la región.

* UCR-Alianza. Vicepresidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados.


OPINION
Por Martín Granovsky

 

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