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CAMILION DECLARA POR LAS ARMAS
“Desgaste por goteo”

El ex ministro citado por el juez Urso podrá ratificar hoy  su línea de defensa, que lo enfrenta virtualmente con Balza,  Di Tella y el presidente Menem por la venta ilegal de armamento.

Oscar Camilión, ex ministro de Defensa del gabinete de Menem.
Renunció a su cargo después de 17 meses de un gran “desgaste”.

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Por Eduardo Tagliaferro

t.gif (862 bytes) “Siempre que el juez Urso tiene que definir alguna medida procesal, me cita a declarar a mí”, afirmó el ex ministro de Defensa Oscar Camilión al enterarse de su segunda citación judicial en la causa por la venta ilegal de armas a Ecuador y a Croacia. Los funcionarios judiciales que hoy le tomarán declaración indagatoria por el cargo de falsedad ideológica podrán confirmar, si el ex ministro ratifica en el expediente, el silencioso pero existente enfrentamiento que mantiene con el jefe del Ejército, teniente general Martín Balza, con el actual Canciller Guido Di Tella e incluso con el propio presidente de la Nación, Carlos Menem, al que obligó a declarar como testigo.
Desde que estalló el escándalo de los vuelos rumbo a Ecuador, Camilión soportó durante 17 meses el “desgaste por goteo” al que lo sometió el menemismo. El objetivo era convertirlo en el “techo” de una causa que comprometía la candidatura de Carlos Menem al Premio Nobel de la Paz.
Fuentes cercanas al Gobierno reconocen que, cuando “el goteo” dio sus frutos y Camilión presentó su renuncia, el canciller Di Tella que se encontraba de gira junto a Menem se habría comunicado telefónicamente desde Venezuela con el presidente del Perú, Alberto Fujimori, para decirle: “El maldito ya renunció”. No era el Nobel la única preocupación de Di Tella. También le preocupaba que el expediente judicial no se encausara hacia sus colaboradores y principalmente hacia su figura.
Un año después de que los vuelos que trasladaban las armas argentinas partieran desde Ezeiza rumbo a Ecuador, un representante de las fuerzas armadas ecuatorianas y el comprador del material bélico, el vendedor de armas Roberto Sassen, se entrevistaron en Quito con el agregado militar argentino, coronel Hugo Molinari, para quejarse por el mal estado del armamento y porque la entrega fue incompleta. El agregado argentino había enviado un informe a la embajadora en Ecuador y al jefe de Inteligencia II del Ejército, general Jorge Miná.
Camilión supo de ese informe cuando los ecuatorianos se presentaron en su ministerio, reclamándole, sin éxito, una entrevista. En ese momento, Miná le comentó telefónicamente la existencia de dicho informe, ante lo que Camilión intentó comunicarse con Balza, quien no se encontraba en el país. Colaboradores del ex ministro recuerdan que el subjefe del Ejército, general Ernesto Juan Bossi, fue el depositario de las “puteadas” con las que Camilión le reprochó haberle ocultado el informe del agregado en Ecuador. Un llamado urgente del titular de la SIDE, Hugo Anzorreguy, interrumpió la discusión con el segundo de Balza. Lo convocaban inmediatamente al quinto piso del edificio de la SIDE donde, además de Anzorreguy, lo esperaba el canciller Di Tella. Los gritos del mandamás de la Secretaría de Inteligencia se escuchaban en todo el piso. “Traidor”, habría sido lo menos que Anzorreguy le dijo a Di Tella.
El ministro de Relaciones Exteriores había remitido una copia del informe al juez Urso y otra a un matutino. Camilión siempre sostuvo a sus allegados que si hubiera recibido a los ecuatorianos, “hoy estaría preso” y nadie puede sacarle las sospechas de que Di Tella se habría prestado a una maniobra ideada por la “inteligencia” militar.
A pesar de que desde el Gobierno siempre lo dejaron librado a su suerte, Camilión nunca involucró judicialmente al presidente Menem. Cuando el año pasado el fiscal federal Carlos Stornelli reclamó su segunda citación judicial, el entorno del ex ministro lo escuchó decir que si lo llamaban nuevamente iba a “prender el ventilador”. Por este motivo, tanto los funcionarios judiciales como los hombres del Gobierno hoy estarán pendientes de los dichos de Camilión.
Para colmo, la única voz que salió a desvincularlo de la venta ilegal es un verdadero salvavida de plomo: el traficante Diego Palleros, quien afirmó “Camilión es inocente. Cuando quiso parar las operaciones no lo dejaron porque las órdenes venían de mucho más arriba”. ¿Cuánto más arriba?, es lo que la Justicia deberá esclarecer.

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