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La máquina del tiempo de Di Tella parece haber funcionado

El gobierno argentino quería volver la
situación en Malvinas a antes de 1982. En  algunos aspectos, parece haberlo logrado.

Balance: En 1971 había servicios navales, de los que hoy ni se habla. Pero había un pasaporte blanco que mostraba una situación diplomática inestable.

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Página/12 en Gran Bretaña
Por Marcelo Justo Desde Londres

t.gif (862 bytes) El objetivo del gobierno argentino era conseguir un acuerdo con Gran Bretaña que llevara las negociaciones al punto en que se encontraban en 1982. Antes de la guerra, las comunicaciones del continente y las Malvinas se regían por el acuerdo sobre comunicaciones firmado el 1º de julio de 1971. La comparación de ambos documentos es una medida objetiva de esa expresión de deseos gubernamentales. En otras palabras: ¿consiguió el Gobierno lo que quería? ¿El nuevo acuerdo es igual, mejor o peor?
1. El pasaporte
El punto que ha despertado una buena dosis de debate es la exigencia del uso de pasaporte para los argentinos que visiten las islas. La actual declaración, firmada por Guido Di Tella y Robin Cook, establece que “para visitar las Malvinas un ciudadano argentino necesitará un pasaporte argentino válido por la duración de la estadía prevista”. La declaración de 1971 requería un documento especial emitido por las autoridades argentinas. El párrafo 2 estipulaba que “el gobierno argentino otorgará un documento, según el modelo anexo, a los residentes en las islas Malvinas, sin referencia a su nacionalidad, que deseen viajar al territorio continental argentino y que permitirá su libre desplazamiento en él. El mismo documento, emitido por el gobierno argentino, será el único documento requerido para viajar a las islas Malvinas”.
Este documento “especial” –el “pasaporte blanco”– subrayaba que se trataba de una situación diplomática especial. ¿Constituye el actual requisito de un pasaporte común y corriente un reconocimiento tácito de que los argentinos viajan a territorio extranjero? ¿Socavaría esto de alguna manera el reclamo nacional de soberanía? Las delegaciones aclararon que el paraguas protege a la declaración de cualquier interpretación en este sentido, pero una alta fuente diplomática argentina fue más allá. “A partir del 16 de octubre si un argentino se despierta y quiere ir a las islas lo único que necesita es tener el pasaporte en regla. No debe tramitar un documento especial. Esto favorece el contacto con las islas. Es un avance.” La delegación argentina añadió que los mismos británicos precisan enseñar el pasaporte en Puerto Stanley, aunque por supuesto no tienen ningún requisito de visado. Una portavoz de la Cancillería británica confirmó que “es necesario tener un documento de viaje, una manera de demostrar que uno es efectivamente británico”.
2. Las comunicaciones
En el tema de comunicaciones la Declaración Conjunta de 1971 establecía en su párrafo siete que “el gobierno británico tomará las medidas necesarias para el establecimiento de un servicio marítimo regular de pasajeros, carga y correspondencia entre las islas Malvinas y el territorio continental argentino”. En el 8, añadía que “el gobierno argentino tomará las medidas necesarias para el establecimiento de un servicio aéreo regular de frecuencia semanal de pasajeros, carga y correspondencia entre el territorio continental argentino y las islas”. En la actual declaración habrá dos vuelos mensuales que unirán Punta Arenas y Puerto Stanley vía Río Gallegos y no hay ninguna mención de servicio marítimo. El problema es político, no de infraestructura.
3. El papel de los isleños
No es cierto que el actual acuerdo, firmado por dos consejeros de las islas, sea el primero con participación malvinense. En el 1971, los isleños estaban presentes pero su peso específico era mucho menor, como demuestra la voluntad de comunicación que existía en el párrafo 9 deaquella declaración. Dicho párrafo estipulaba que “mientras no se concluya la construcción del aeródromo de Puerto Stanley, el gobierno argentino proveerá un servicio aéreo temporario con aviones anfibios entre el territorio continental argentino y las islas Malvinas para pasajeros, carga y correspondencia”.
En todo caso la guerra no pasó en vano. Más allá del triunfalismo que por motivos políticos pueda exhibir el gobierno menemista, todavía no se ha retrocedido el reloj de la historia: la situación no es la misma que antes del ‘82.

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