Por Mariana Carbajal El sector más conservador de
la Iglesia ayer cantó bingo. Ante las más altas jerarquías de la Santa Sede reunidas en
Buenos Aires, el candidato presidencial del justicialismo, Eduardo Duhalde, dio su palabra
de mantener la política antiabortista del menemismo tanto dentro del país como en los
foros internacionales si llega a ocupar el sillón de Rivadavia. De esta forma, el
Vaticano consiguió, en dos días y a dos meses y medio de las elecciones, un compromiso
público con la doctrina católica sobre temas de gran sensibilidad eclesiástica, de los
dos políticos con más chances de acceder a la Casa Rosada, en el marco del III Encuentro
de políticos y legisladores de América organizado por la Santa Sede en el Hotel Alvear.
Sin embargo, el discurso de Duhalde fue más bien moderado. Quien sorprendió con un tono
de arenga, en cambio, fue su candidato a la gobernación, Carlos Ruckauf. En un escenario
colmado de obispos y cardenales, el vicepresidente acusó a Graciela Fernández Meijide,
su oponente en los próximos comicios bonaerenses, de propiciar el asesinato de
bebés en el útero materno.
Ruckauf aprovechó su exposición, en el cierre de la conferencia, para atacar a su
contrincante de la Alianza. Tras adherir a la política provida del presidente Menem,
advirtió que los que defienden los derechos humanos de los delincuentes frente a
los derechos humanos del hombre común, son los mismos que nos preparan una ley de aborto
en la Argentina. Y seguidamente atacó: Es inconcebible que se sostenga que el
Estado deba propender, como propone la señora Fernández Meijide, a asesinar bebés en el
útero materno. Horas antes, el mismo Ruckauf había declarado a la prensa, en medio
de la polémica por la seguridad, que a los asesinos los quiero ver muertos
(ver pág. 2).
Como cada vez que se la interpela sobre el tema del aborto, la candidata de la Alianza a
la gobernación de Buenos Aires prefirió las evasivas para responder a Ruckauf. A
desesperados que usan la agresión como campaña no les contesto, se limitó a decir
la diputada, a quien en mesas redondas se la escuchó apoyar explícitamente la
despenalización del aborto, cuando algunos años atrás todavía estaba lejos de disputar
un cargo ejecutivo.
Aunque no mencionó la palabra aborto en toda su exposición, Duhalde expresó
su convicción de que debe protegerse y defenderse la vida desde el momento de la
concepción. Es mi firme compromiso, pues, el de mantener a la Argentina en el
camino de la defensa de la familia y la vida, en el plano nacional e internacional, en
coincidencia con la Santa Sede, aseguró. Un día antes, su oponente de la Alianza
había reafirmado en el mismo escenario su posición contra el aborto. Sin embargo, a
diferencia de De la Rúa, Duhalde no cuestionó la fertilización asistida y eludió una
definición de la familia como la unión permanente del hombre y la mujer. La
Iglesia Católica se opone férreamente a aceptar modelos alternativos de familia, como
plantean en foros internacionales sectores más progresistas.
Duhalde consideró que las principales amenazas de la familia son la
drogadicción y el narcotráfico. Y en un segundo plano, los obstáculos para
el crecimiento y el bienestar que caracterizan a los países en desarrollo o
de desarrollo intermedio como la Argentina. En ese punto, el candidato justicialista
reiteró su postura de reducir o condonar la deuda externa de los países más pobres.
El acto de clausura de este evento debió ser demorado unos minutos por una leve
indisposición del senador Eduardo Menem, quien tras reponerse en una habitación del
hotel, se paró frente al auditorio para sostener que la Argentina es el país que
más y mejor defiende los derechos humanos.
El cierre del encuentro estuvo coronado por una declaración final de los participantes en
la que condenaron el divorcio, las uniones de hecho, el aborto y la eutanasia. Además,
legisladores y políticos presentes se comprometieron a crear una red interparlamentaria a
nivel americano paraseguir aquellos proyectos de ley que puedan atentar contra la familia
y la vida por nacer
OPINION
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