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 Tiembla el
PRI. Una encuesta publicada por el diario Reforma asegura que más del 60 por ciento de
los mexicanos apoya un cambio del partido gobernante, una cifra que puso en estado de
alerta a la dirigencia del Partido Revolucionario Institucional (PRI), en el poder desde
hace 70 años. El sondeo fue dado a conocer dos días después de que los ocho partidos
opositores anunciaran el nacimiento de la Alianza por México para enfrentar al
oficialismo en las elecciones presidenciales del 2000. La noticia desató una ola de
enfrentamientos: mientras los precandidatos del PRI se pelean por despegarse del devaluado
presidente Ernesto Zedillo, la tensión también aumenta entre los aliancistas. Los dos
principales partidos opositores siguen en desacuerdo sobre el mecanismo para elegir al
candidato único de la alianza, aunque las encuestas ya adelantan que el hombre del
conservador Partido de Acción Nacional (PAN) es el favorito. “El resultado es contundente –concluyó el informe de Alianza Cívica, la consultora encargada de la encuesta–. Esto confirma el crecimiento de la posición favorable de los ciudadanos respecto de la coalición.” Los números de la encuesta adelantan un panorama más que favorable para la flamante alianza opositora. El 65 por ciento de los mexicanos quiere otro partido en el gobierno y un 78,5 participaría en las eventuales elecciones internas para elegir al candidato de la alianza liderada por el derechista PAN y el Partido de la Revolución Democrática (PRD), que juntos suman casi el 50 por ciento del electorado nacional. “Ningún partido opositor podrá vencer si va solo a los comicios”, reafirmó ayer la nueva presidenta del PRD, Amalia García. El propósito de la Alianza por México “no es quitar al PRI para que todo siga igual, sino quitar al PRI para que México cambie -dijo García haciéndose eco de los números favorables. Partidos con visiones del mundo muy diferentes pueden unirse para enterrar los restos del sistema corporativo y autoritario que dominó nuestro país durante 70 años, y consolidar definitivamente un régimen democrático”. La dirigente del PRD intentó así suavizar las asperezas que surgieron junto a la coalición. Las trabadas negociaciones entre el PRD y el PAN se centran ahora en encontrar una forma de elección consensuada del candidato único, sin que la unidad del frente opositor se quiebre. El método de selección de candidato “no es un punto irresoluble, pues hay posturas flexibles tanto del PRD como del PAN y eso ayuda a concretar la consulta nacional”, intentó tranquilizar el vocero aliancista José Narro. La Comisión Negociadora de la coalición, formada por los ocho partidos opositores, empezará a discutir mañana el mecanismo para elegir al candidato para las presidenciales del 2000. La posibilidad más firme es la consulta, que pretende ser una “tercera vía” entre las propuestas perredistas de elecciones primarias y las panistas de una encuesta nacional, aunque de hecho es una versión apenas modificada del proyecto del PAN. Según las encuestas, una alianza encabezada por el derechista Vicente Fox –que ayer renunció a la gobernación de Guanajuato para dedicarse a la campaña– conseguiría el 60 por ciento de los votos en una elección nacional, mientras que el líder del PRD Cuauhtémoc Cárdenas sólo obtendría un 23 por ciento. Esos números agregan preocupación a los principales hombres del priismo, Roberto Madrazo y Francisco Labastida, que ya estaban enfrentados por el anuncio de Zedillo de no recurrir al “dedazo” para elegir a su sucesor. Labastida reaccionó con furia después de ver la nueva propaganda de su rival acusándolo de ser el hombre del presidente. “Dale un madrazo al dedazo”, pide Madrazo, que busca ganar votos presentándose como una figura incómoda para Zedillo. “Le temo más a la alianza del PRI en mi contra que a la de la oposición”, remató. OPINION El paralelo argentino Una coalición posible
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