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FUE ELECTO GOBERNADOR Y SE CONSOLIDA
COMO UNO DE LOS PRINCIPALES DIRIGENTES PERONISTAS
Reutemann pisó el acelerador a fondo

Según los últimos cómputos, el candidato del PJ se impuso por alrededor de 20 puntos sobre el aliancista Usandizaga y será otra vez gobernador de Santa Fe. Reunió en el balcón de la Casa de Gobierno a Menem y Duhalde. Con este
resultado la figura del Lole tiene una fuerte proyección nacional.

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Carlos Reutemann se retira enojado luego que los fiscales de la Alianza le recurrieron el voto.

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Busti, Duhalde, Obeid, Menem y Reutemann en el balcón de la Casa Gris.


Por Diego Schurman

t.gif (862 bytes) Carlos Reutemann cumplió con su objetivo. No sólo porque se convirtió en el gobernador electo de Santa Fe, sacando una ventaja de alrededor de 20 puntos sobre su competidor de la Alianza. También porque le dedicó el triunfo exclusivamente a Carlos Menem, quien viajó a la provincia para levantar el brazo del ganador y virtual contrincante en la carrera presidencial del 2003. Minimizó, en cambio, el desembarco del candidato presidencial del PJ, Eduardo Duhalde, a quien apenas le agradeció su presencia.
La distribución de las principales figuras del PJ en el balcón de la Casa Gris, como se conoce a la sede de gobierno provincial, fue toda una señal. A un costado se ubicó un aterido Duhalde. En el medio el contemporizador gobernador Jorge Obeid. Y en el otro extremo Menem y Reutemann.
El Lole estaba exultante. Festejó el triunfo con una sonrisa de oreja a oreja, con sálticos y movimientos de manos. Nunca se lo había visto así. Ni siquiera cuando escalaba el podio para descorchar el champagne luego de un triunfo en una carrera de Fórmula 1. Hasta se animó a confesar que era su primera vez en el balcón de la Casa Gris, pese a que entre el ‘91 y el ‘95 ocupó ese edificio en su primera gobernación.
El Presidente fue su partenaire. Le levantó el brazo y lo mimó. El Lole no tardó en devolverle el gesto. Apenas tomó el micrófono, frente a una nutrida concurrencia, le agradeció por haberlo introducido en la arena política.
Duhalde, que se había negado a realizar un discurso en terreno ajeno, esperaba alguna palabra de aliento. Fue en vano. El segundo agradecimiento de Reutemann fue nuevamente para Menem. Y otra vez por lo mismo: le dijo que hubo “un antes y un después” del 3 de enero del ‘91, cuando lo convenció en Olivos, de participar en las elecciones a gobernador de Santa Fe, que también por entonces ganó.
Recién después, el candidato santafesino, que anoche todavía soñaba con cosechar un millón de votos, se acordó de Duhalde. Pero en su agradecimiento lo igualó con el resto de los gobernadores que se hicieron presentes en Santa Fe.
Tan deseoso estaba el Lole de evitar los temas referidos a la interna del PJ que de común acuerdo se decidió levantar la conferencia de prensa programada para antes de que las principales caras del PJ salieran al balcón.
Curiosamente fue Menem el que le dio algo más de espacio a Duhalde en los discursos, al presentarlo como el candidato del PJ para las elecciones del 24 de octubre. Pero el Presidente y el mandatario ni se cruzaron miradas. Así fue a lo largo de la jornada mientras estuvieron juntos, tanto en el micro que los condujo a la Casa de Gobierno como durante los saludos en el balcón.
Obeid, a su manera, jugó el papel de anfitrión. Y terminó su discurso pregonando por que “Duhalde sea el próximo presidente de los argentinos”, lo que le valió unos tibios aplausos de la concurrencia. Y ni hablar de los de Menem –con su mirada clavada en el piso– y Reutemann, quien en esta oportunidad movía las manos con gestos cansinos.
Pero el gobernador de Santa Fe no se dio por vencido. Apenas terminados los discursos forzó el abrazo de Duhalde y Reutemann, mientras Menem, a paso raudo, escapaba por la puerta rumbo al aeropuerto. En la madrugada de hoy ya se encontraba de regreso en la Capital.
Nadie, ni arriba ni abajo del balcón dijo nada del 2003. Es más, Reutemann se enojó a lo largo de la jornada cuando le preguntaron por su eventual lanzamiento como candidato presidencial para ese año. El Lole mantuvo el ceño fruncido casi toda la tarde. No culpó solamente al acoso periodístico. Sus dardos también se dirigieron a los fiscales de la Alianza que le “recurrieron” el voto (ver recuadro). El flamante gobernador electo, junto al mandatario cordobés, José Manuel de la Sota, son hoy por hoy las caras del triunfo en el justicialismo. Y nadie duda que, ante una derrota de Duhalde frente al candidato de la Alianza, Fernando de la Rúa, quedarán en óptima posición para pelear por la presidencia.
La elección en el tercer distrito en importancia del país tuvo el sesgo de la personalización. Así como Reutemann ganó a nivel provincial -provocando la tercera derrota consecutiva del radical Horacio Usandizaga-, el socialista Hermes Binner retuvo holgadamente la intendencia de Rosario, la principal ciudad santafesina (ver página 4).
Reutemann se mostró como un dirigente pagano que triunfó con la impronta de lo austero, del “buen administrador”. No necesitó de la presencia de Menem ni de Duhalde. Venció en una provincia donde todas las encuestas dan ganador por más de diez puntos a De la Rúa, el candidato presidencial de la Alianza.
Aun así, Duhalde está convencido de que el resultado “oxigenará” su propia campaña y evitará que el PJ vuelva a despeñarse en los sondeos. No es el mismo análisis de los menemistas. “Duhalde no quería una foto con Menem porque decía que era piantavotos. Se olvida que Menem le levantó la mano a De la Sota y ahora lo hace con el Lole, que claramente no es duhaldista”, dijeron sin trastabillar en la Casa Rosada.
La preferencia de Reutemann por el Presidente no es sólo producto de las especulaciones de quienes están bajo la férula de Menem. Quedo demostrado en el aeropuerto Sauce Viejo, donde el jefe de Estado fue vivado y aplaudido mientras que Duhalde se tuvo que conformar con una tibia recepción.
Duhalde ayer quiso llevar agua para su molino. Habló de Reutemann como si fuera su hermano. “Nos hemos entendido siempre”, dijo apenas arribado a Santa Fe. No fue, precisamente, un canto a la verdad. Cuando todavía se especulaba con el lanzamiento del Lole como candidato a presidente, a principios de año, ambos se tiraron de todo menos rosas.
“Todavía no ganó nada”, lo apuró entonces Duhalde, recordando que en 1991 Reutemann quedó segundo y que se adjudicó la gobernación gracias a la Ley de Lemas. “Si Duhalde fuera tan bueno como dice, la Meijide no hubiera ganado en Buenos Aires. Pero le ganó igual, entonces tengo que pensar que Duhalde está para jugar en Primera C”, contragolpeó.
El tono fue subiendo. “Es un globo de ensayo o si quieren un forro de ensayo del menemismo”, acusó el bonaerense. “A mí nadie me ofreció nada. Y no tengo la estructura de Duhalde. Sobre todo, con la plata con la que opera en los medios de prensa, más los 5600 millones de dólares que obtuvo del Fondo del Conurbano”, volvió a pegar el ex piloto de Fórmula Uno.
Los meses pasaron y Reutemann bajó los decibeles. Pero cada vez que pudo tomó distancia del candidato del PJ. Sin ir muy lejos, la semana pasada le hizo honor a un pedido personal de Menem y pegó el faltazo al acto de consagración de la fórmula justicialista. Es más, dejó circular una aventurada versión que lo volvía a la competencia por la presidencia pero no el 2003 sino ahora mismo.
Reutemann ni siquiera disimuló su gélida relación con la fórmula del PJ cuando, en la tarde de ayer, apenas salió del cuarto oscuro, lo abordaron los periodistas.
–¿Se va a encolumnar detrás de Duhalde?
–No tenemos otro candidato –dijo resignado.
Se dio cuenta de su respuesta. Y quiso mejorarla. Pero un furcio la empeoró.
–Estamos todos encolumnados delante ... detrás de Duhalde-Ortega.

 

El insólito voto recurrido

Carlos Reutemann triunfó en su provincia por una abrumadora mayoría. Pero entre los cientos de miles de votos escrutados falta uno, el suyo. La razón es sencilla: el Lole votó, según el padrón electoral, con el documento equivocado y los fiscales de la Alianza recurrieron el sufragio. Todo ocurrió en la escuela 880 de la capital provincial poco antes del cierre de los comicios. En ese momento llegó el ex piloto de Fórmula 1 y en su mano traía la libreta de enrolamiento. Entró al cuarto oscuro, retiró su boleta, cerró el sobre y cuando quiso sufragar encontró resistencia en los fiscales aliancistas. Reutemann, fiel a su estilo parco, dijo: “No tengo otra libreta. Con ella voté toda mi vida”. Pero no logró convencer a los fiscales aliancistas que gozaron su jugada. Lole, antes de marcharse, aseguró sentirse “molesto y agraviado” por la actitud de las autoridades de la mesa electoral.

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