Por Claudio Zlotnik La decisión está
tomada. El que tiene que estar convencido soy yo. Yo soy el Presidente. Roque
Fernández se había plantado ante Carlos Menem para reiterarle, cara a cara, la negativa
a respaldar con su firma tres iniciativas impulsadas por el propio jefe de Estado. Se
trata del proyecto de ley para eliminar el impuesto al gasoil para el campo y el
transporte, la construcción del Canal Federal y el dragado de la Hidrovía. Yo no
puedo avalar proyectos con los que no estoy de acuerdo, remató Roque. Pero no
logró conmover al Presidente. Horas después, desde Córdoba, Menem lanzaba la tajante
definición señalada al principio.
Busquen una solución. Los proyectos tienen que salir sí o sí, había
ordenado Menem para cerrar la reunión con su ministro de Economía y el jefe de Gabinete.
Llegaba al final una áspera reunión durante la cual varios miembros del gabinete le
pasaron viejas facturas y reproches al titular de Hacienda. Temprano a la mañana, la
crisis en el Gobierno ya había llegado al rojo vivo.
Guidotti es un traidor. Estamos hartos de que se oponga a todo y salga públicamente
a enfrentarnos, arremetió exasperado un funcionario de la Jefatura de Gabinete.
Fernández amagó con retirarse de la reunión. El secretario de Hacienda no hizo
más que decir lo que yo pienso. Y yo creo que los cambios en el impuesto al gasoil es de
imposible instrumentación y, además, complica seriamente las cuentas fiscales,
aseveró Roque ante sus pares.
No bien aterrizó en la provincia de Córdoba, adonde concurrió para inaugurar la
ampliación del aeropuerto de Pajas Blancas, Carlos Menem redobló la apuesta y confirmó
el envío al Parlamento del proyecto para eliminar el gravamen al gasoil para el campo y
el transporte a la vez que eleva la presión para los autos diésel
particulares, tal como se lo prometió a los socios de la Rural hace doce días.
La decisión está tomada, sentenció el mandatario desairando a su ministro
de Economía.
Ante la negativa de Roque, el Gobierno ideó una manera elegante para salir del paso y
poder enviar hoy mismo la iniciativa al Congreso. Para evitar un nuevo choque, el titular
de Hacienda se subirá al avión que transportará a Menem a Chile, en donde, junto a su
colega Eduardo Frei, inaugurará el gasoducto Gas Atacama. Ausente Roque, el proyecto
será rubricado por su subrogante, posiblemente el ministro de Justicia, Raúl Granillo
Ocampo. En todo caso, la promesa presidencial a los hombres de campo no tiene el camino
allanado en el Parlamento. Las aguas están divididas. Va a ser muy difícil
armonizar las opiniones; menos en época preelectoral, admitió a Página/12 un
referente de la bancada justicialista en Diputados.
Al respecto, Humberto Roggero, jefe del bloque del PJ, se comprometió a estudiar
seriamente el proyecto sobre el gasoil. Y advirtió: Queremos evitar nuevos
errores. No podemos repetir el caso del impuesto para el financiamiento docente,
apuntó. El proyecto del Ejecutivo prevé quitar los 12 centavos en impuestos que tributa
cada litro de gasoil, tanto para el campo como para el transporte. Pero, a cambio, apunta
a que el gravamen sobre los autos particulares diésel se eleve de 12 a 30 centavos por
litro.
Pero el tema del combustible no fue el único que agrietó las relaciones entre el ala
política del Gobierno y Economía. Desoyendo el dictamen favorable de la Procuración
General del Tesoro, Roque reiteró ayer su negativa a brindar los avales para ejecutar las
obras del Canal Federal, que llevará agua a La Rioja y Catamarca. La obra que
demandará una inversión de 190 millones de dólares fue confirmada por Jorge
Rodríguez durante la agitada reunión frente a Menem, Roque, Alberto Kohan y José
Uriburu, ministro de Trabajo. El aval de Economía es necesario para que el consorcio a
cargo de los trabajos (Techint-Roggio y la brasileña Andrade Gutiérrez) pueda conseguir
financiamiento en el mercado de capitales. Novoy a dar ningún aval. Hay errores
técnicos en los contratos de adjudicación, le escucharon decir a Fernández sus
interlocutores. En el Ministerio de Economía imaginan una salida: que, mediante un
decreto de necesidad y urgencia, Menem transfiera a Rodríguez el poder para dar los
avales. Guidotti va a firmar los avales con gusto. Lo va a tener que hacer; no queda
otra alternativa, aseguró a este diario José Luis Lamanna, el vocero de la
Jefatura, dándole dimensión a la pelea que existe en el seno del Gobierno.
Pese a la férrea oposición de su ministro, Menem está dispuesto a apretar a fondo el
acelerador y sacar adelante sus proyectos. Sabe que juega en un delicado equilibrio: un
eventual portazo de Roque provocaría un incendio en el último tramo de su gobierno. Para
no echar leña al fuego se lleva al ministro a Chile. Y dio el visto bueno para que el
costo de la Hidrovía, de 300 millones, pase al Presupuesto del año 2000. Pero también
es consciente de que ayer no pudo detener la seria crisis que envuelve a sus ministros.
PREOCUPA EL CLIMA POLITICO Y LA CAIDA DEL REAL
La pelea hizo temblar al mercado
La crisis
en el Gobierno repercutió en la city. El índice de acciones líderes MerVal cayó ayer
el 1,6 por ciento, en medio de las preocupaciones que genera entre los financistas los
tironeos entre el ala política del Gobierno y Roque Fernández. Para peor, la moneda
brasileña continúa desvalorizándose profundizando el clima de incertidumbre de los
inversores.
En medio de la recesión económica y las dudas sobre la marcha de la economía, las
peleas en el seno del Gobierno y las flaquezas que muestra la economía brasileña no
hacen más que retraer a los financistas. El principal problema es que se siga
reavivando la crisis de confianza, que podría profundizar la recesión y cortar las
inversiones, apuntó Aldo Abram, economista de la consultora Exante. Por su parte,
Pedro Rabasa, economista del Scotiabank Quilmes, señaló que Argentina podría
verse más afectada si los inversores consideran que, en efecto, los países del Mercosur
son muy riesgosos para apostar en ellos.
El presagio de Roque Fernández respecto de Brasil se va convirtiendo, con el correr de
los días, en realidad. El real brasileño se depreció ayer el 1,4 por ciento y tocó
1,906 por dólar, el peor nivel de los últimos cinco meses. Para evitar una devaluación
más profunda, el Banco Central de Brasil se vio obligado a intervenir en el mercado de
divisas y a anunciar nuevas medidas.
Los desajustes en la economía brasileña vienen presionando al real en las últimas tres
semanas. Ante la cúpula de la UIA, Roque pronosticó una caída en picada de la moneda
brasileña y su estimación se está cumpliendo: en el mercado paralelo, cada real ya se
cotiza a dos unidades por dólar.
Para descomprimir el mercado cambiario, Arminio Fraga, el presidente del BC brasileño,
anunció varias medidas destinadas a estimular la entrada de capitales extranjeros y
apaciguar el nerviosismo de los inversores. Una de esas medidas apunta a que los
exportadores cobren anticipadamente sus ventas. Por otra parte, Fraga decidió suspender
en algunos casos el cobro del Impuesto sobre Operaciones Financieras (IOF), que gravaba
con un 0,5% los movimientos bancarios, y que formaba parte del último paquete fiscal
lanzado por Fernando Henrique Cardoso.
La popularidad del presidente brasileño viene cayendo a pique. Este factor, sumado a que
los financistas suponen que Brasil incumplirá las metas trazadas con el FMI, le están
jugando en contra a la economía del país vecino.
OPINION
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