Por Maximiliano Montenegro Desde Córdoba Las polémicas declaraciones
de Roberto Rocca, titular del poderoso grupo Techint, cuestionando la viabilidad del tipo
de cambio fijo en el futuro, provocaron un terremoto. Por la mañana de ayer, el
industrial más poderoso de la Argentina ratificó todos sus dichos, adelantados por
Página/12, aunque en esa oportunidad utilizó un tono apenas más cauto. Hacia el
mediodía, el pope de Techint ya había recibido los críticas del Gobierno, la Alianza y
el duhaldismo. Miguel Kiguel, subsecretario de Financiamiento, lo calificó de
desatinado. El candidato aliancista Fernando de la Rúa se atajó manifestando
que hay que mantener la convertibilidad y que preferiría bajar el costo
argentino como remedio. Su adversario, Eduardo Duhalde, fue más dramático:
Convertibilidad o muerte, declaró.
Mi confesión al periodista de Página/12 fue decir que si yo fuera político
tampoco se me ocurriría plantear la posibilidad de devaluar, porque sería como hacer
estallar un polvorín. Lo que digo es que la devaluación es un problema psicológico y
que cuando se logre una estabilidad perdurable podría analizarse ir a un régimen de
fluctuación (cambiaria), dijo Rocca por la mañana ante un grupo de cronistas, en
uno de los pasillos del Sheraton. Luego, insistió con que este no es el momento
para pensar en modificar la Convertibilidad y agregó que tiene que haber un
país estable y en crecimiento para sacar el régimen cambiario, entonces un país puede
permitirse jugar con los factores psicológicos como el valor de su moneda. Más
aún, ahondó en su idea de lo que significa la flotación cambiaria: En el largo
plazo una fluctuación cambiaria como tiene todo el mundo, entre un 5% más o menos, puede
servir para evitar presiones especulativas y psicológicas que afectan la confianza,
explicó.
Ayer, este diario publicó declaraciones exclusivas del empresario. Entonces, había dicho
que el tipo de cambio fijo es un problema. Consultado por si había que
devaluar, Rocca había contestado que no hay que devaluar en este momento.
Pero también había asegurado que la devaluación es un problema psicológico
y que una vez consolidado el próximo gobierno no habría problemas para anunciar,
con tranquilidad, un régimen de fluctuación cambiaria.
Desde el ala política del Gobierno, el equipo económico, el duhaldismo y la Alianza,
todos condenaron las palabras de Rocca como una herejía (ver aparte). Además, entre los
empresarios, sorprendidos por los dichos del industrial, avivó la interna, que venía
manteniendo la discusión sobre el tipo de cambio a puertas cerradas. La mayoría de los
empresarios consultados relativizaron la declaración de Rocca, pero el propio secretario
de la UIA, Ignacio De Mendiguren, salió a avalarlo, al decir que la paridad 1 a 1
peso-dólar es transitoria, lo que seguramente provocará otro revuelo (ver
aparte).
Es lógica la reacción que provocó Rocca. No sólo es hoy dueño del principal holding
industrial argentino sino que además buena parte de su negocio, basado en el sector
siderúrgico, se orienta a las exportaciones. Para colmo, en la década pasada, Techint
fue identificado como uno de los grupos que más presionaba en el mercado cambiario.
Tal vez habiendo meditado lo anterior, cuando la avalancha de críticas se hacía sentir,
Rocca decidió enviar una señal al candidato De la Rúa, tratado aquí como virtual
sucesor de Menem, de que lo suyo no apuntaba a condicionarlo en caso de ser Presidente.
Resignado a esa altura de que sería ya muy difícil explicarse, prefirió apelar al
tradicional mesacaron de contexto. Por las dudas, consultado por el tema, De
la Rúa se atajó: hay que mantener la Convertibilidad porque hay mucho
endeudamiento interno en dólares, aseguró.
Justamente, Rocca había sugerido que el problema de la devaluación era psicológico,
apuntando a la memoria inflacionaria de los argentinos cada vez que se mueve la paridad
cambiaria. Sin embargo, quien mejor explicó que el problema no era sólo psicológico fue
el economista de la Alianza Pablo Gerchunoff. La razón por la que no se puede
devaluar con efectos benéficos es que el 93 por ciento de la deuda pública y el 70 por
ciento de la privada está en dólares. Hay que olvidarse de esta herramienta,
afirmó. Curiosamente, Gerchunoff y José Luis Machinea dirigieron hasta hace poco el
Instituto de Desarrollo Industrial de la UIA, presidido hasta el año pasado por Rocca.
Hoy al frente del IDI, con el beneplácito de Rocca, está Roberto Favelevic, quien no
tiene tanto problemas en decir que hay que pensar en serio en cómo levantar la
restricción cambiaria.
Brasil vuelve a meter miedo Brasil renunció ayer a la ayuda extraordinaria que el Fondo Monetario le
había otorgado a principios de año. La decisión del gobierno de Fernando Henrique
Cardoso, en medio del recrudecimiento de la crisis de la economía brasileña, pretende
ser una señal de fortaleza a los financistas. Aunque en la city creen que la jugada
podría terminar siendo un boomerang, en caso de que las complicaciones se multipliquen y
Brasil necesite de fondos frescos. Ayer, el real volvió a devaluarse, esta vez un 1,64
por ciento, creando a 1,938 por dólar. De los 41.000 millones de dólares que el FMI se
comprometió a otorgar al país vecino para que enfrente la crisis, Cardoso utilizó menos
de la mitad: 19.200 millones. Pero ahora renunció a recibir el resto. La inflación
está bajo control; la economía se recupera y los números fiscales son los
deseados, señaló Daniel Gleizer, director del BC brasileño al momento de realizar
el anuncio. Sin embargo, la presión sobre el real volvió a hacerse evidente. Signo de la
desconfianza de los financistas en la marcha de la economía y de la pérdida de
popularidad de Cardoso, la moneda brasileña cerró a 1,938 por dólar, el peor nivel
desde marzo. En lo que va del mes, el real ya se depreció el 6,9 por ciento. Los
inversionistas están detectando debilidades políticas en Brasil, que ponen en duda la
viabilidad del ajuste fiscal, aseveró a este diario Guillermo Perry, economista
jefe del Banco Mundial.
Pese a la nueva caída del real, que podría terminar complicando aún más a la economía
argentina, ayer las acciones terminaron con signo positivo. El índice de papeles líderes
MerVal se anotó un alza del 0,4 por ciento, aunque los títulos públicos cayeron medio
punto en promedio. La baja de los bonos se debió a las dudas que genera Brasil y a
rumores sobre una moratoria en Ecuador. |
JOSE IGNACIO DE MENDIGUREN, SECRETARIO DE LA
UNION INDUSTRIAL ARGENTINA
La paridad del 1 a 1 es transitoria
Por M.M. Desde Córdoba
El
secretario de la UIA, José Ignacio de Mendiguren, salió ayer a calentar todavía más la
polémica desatada en torno de la paridad fija del tipo de cambio. Dijo que la
convertibilidad tiene una paridad transitoria 1 a 1 y afirmó que, si los candidatos
presidenciales no quieren modificarla, entonces nos van a tener que demostrar qué
es lo que van a hacer para que esta situación sea sostenible. De Mendiguren se
preocupó en aclarar que hablaba en nombre de un sector de la UIA, dejando al desnudo las
internas que también sobre esta cuestión envuelven a la entidad. La otra polémica
interna se refiere a si es necesario suspender o no el Mercosur (ver página 4).
¿Qué opina de las declaraciones de Rocca?
Sobre este tema, como en el del Mercosur, hablo a título del Movimiento Industrial
Nacional, que es la mitad de la UIA. Para mí, es un apreciación válida la de Rocca. La
convertibilidad tiene hoy una paridad transitoria de uno a uno. Por ejemplo: si cuando
nosotros adoptamos la convertibilidad en vez de haber elegido el dólar hubiéramos
elegido el oro, hoy la Argentina sería un 30 por ciento más competitiva.
¿El próximo gobierno podrá implementar un régimen de flotación?
Los técnicos de los dos (candidatos) dicen que no. Nosotros decimos que nos van a
tener que demostrar qué es lo que van a hacer para que esta situación sea sostenible.
¿La paridad del 1 a 1 peso-dólar es transitoria?
Es claro que hay serios problemas. Miremos la rentabilidad de los sectores
transables; no la tienen. Miremos la producción, no hay. Entonces, ¿qué vamos a hacer?
O nos muestran un plan de medidas concreto para deflacionar costos o que nos digan qué
hacemos. No se puede plantear que el 1 a 1 es para siempre en estas condiciones. Lo que se
puede plantear es que la convertibilidad es buena.
¿Son cosas distintas?
Por supuesto. Una cosa es la convertibilidad, que uno vaya al banco y le den
dólares por sus pesos. Pero otra cosa distinta es cuál es la paridad. En su momento se
fijó el uno a uno por las condiciones que había.
¿Hoy hay presiones devaluacionistas?
No. Lo que sí hay es mucha ansiedad y necesidad por recuperar rentabilidad
productiva.
La devaluación sería una opción
desastrosa
Por Pablo Ferreira
Me
parece que está equivocado, le dijo ayer a Página/12 el economista en jefe del
Banco Mundial para América latina, Guillermo Perry, aludiendo a la propuesta impulsada
por el industrial Roberto Rocca de abandonar el dólar fijo. El experto fue uno de los
panelistas del Congreso sobre Política Económica Argentina organizado por la Universidad
Torcuato Di Tella en el Banco Central.
¿A Argentina le conviene devaluar?
Por supuesto que no. Esa opción sería desastrosa para Argentina.
¿Qué piensa de la idea de pasar a un tipo cambio flotante como planteó el
presidente de Techint?
Me parece que está equivocado. Creo que hay que hacer todo lo contrario. Hay que
mantener la convertibilidad, que es una opción preferible a la dolarización.
Pero esa no es una receta que predique el BM para todos los países de la región,
¿por qué?
No hay un sistema cambiario que sea mejor para todos los países en todas las
circunstancias. Estoy convencido de que a Brasil, México y Chile o Colombia les conviene
más el régimen flotante. En el caso de Brasil, por ejemplo, con un mercado financiero
muy desarrollado, donde las empresas tienen mucho más endeudamiento en moneda local que
en dólares, la flotación es una alternativa interesante, como lo está siendo.
¿Y en Argentina?
En el caso de Argentina no existe la opción de la devaluación. Y es así porque
causaría mucho daño al sector empresarial y profundizaría la actual recesión.
¿Por qué?
Argentina se distingue de otros países de la región en que debido a su pasado de
hiperinflación, la economía se dolarizó muchísimo. Ahora más de la mitad de los
depósitos en los bancos son en dólares, y los pasivos de las empresas están en una aún
mayor proporción en esa moneda. La otra diferencia es que la adopción de un régimen de
convertibilidad fue esencial para recuperar credibilidad y así bajar la inflación y
volver a tener la confianza de los inversionistas.
¿Qué piensa de la dolarización?
Creo que las dos opciones que hay, y es lo que estamos discutiendo, son mantener la
convertibilidad o dolarizar. La diferencia es que algunos piensan que conviene dolarizar
de inmediato, y otros pensamos que a la Argentina le convendría un acuerdo monetario con
Estados Unidos. Por eso creo que es mejor seguir con el cambio fijo y tomar otras medidas
para afianzar la economía.
¿Qué medidas?
Una es la consolidación fiscal; otra fundamental es la flexibilización del mercado
laboral y, finalmente, desarrollar el sistema financiero, que ni el tipo de cambio fijo ni
la dolarización garantizan.
¿Cuándo cree que comenzará la reactivación?
Los indicadores tienden a confirmar que la recuperación comenzará en el último
trimestre del año. El PBI crecerá entre el 3 y 4 por ciento el año próximo.
¿Cómo ve la transición?
La vemos con mucha tranquilidad porque pensamos que en Argentina hay un consenso muy
amplio sobre las características básicas del régimen: una economía abierta a los
flujos comerciales y la inversión extranjera, con reformas estructurales mejorando la
eficiencia de la economía. Nos parece que las diferencias en las propuestas de los
partidos son más que todo de detalle.
OPINION
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