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Por José Natanson Desde Neuquén Como casi todo lo que ocurre en esta provincia, la campaña de la Alianza también está marcada por la interna del Movimiento Popular Neuquino (MPN). El histórico partido se encuentra dividido: el sector que lidera el candidato a gobernador, Jorge Sobisch, decidió apoyar a Eduardo Duhalde, mientras que el actual mandatario, Felipe Sapag, respalda a la fórmula nacional de la coalición. Por eso, lo primero que hicieron Fernando de la Rúa y Carlos Chacho Alvarez, a su llegada ayer a Neuquén, fue visitar al veterano caudillo. El diagnóstico es que es imposible pensar en un triunfo en las elecciones provinciales del 26 de setiembre sin el apoyo de un sector del MPN. El objetivo: que la figura del veterano caudillo traccione algunos votos al postulante de la Alianza, el frepasista Oscar Massei, que figura detrás de Sobisch en todas las encuestas. Luego de su rotundo triunfo en las elecciones legislativas de 1997, Massei aparecía como el único dirigente frepasista del interior además de Graciela Fernández Meijide en condiciones de obtener una gobernación. Sin embargo, el MPN fue recuperando parte de su tradicional caudal electoral y Sobisch es hoy el favorito para los comicios del 26 de setiembre. Según admiten en la Alianza, Massei no logra estrechar la ventaja de cinco puntos que le lleva el postulante del MPN y encuentra dificultades para penetrar en el interior de Neuquén, una zona particularmente dependiente del empleo público, en donde el oficialismo provincial tiene un predicamento natural. Luego de una medición cualitiativa ordenada por el comando nacional de la coalición, la Alianza decidió lanzar una serie de spots televisivos protagonizados por Massei, con los que confían descontar, al menos en parte, la diferencia que acumula Sobisch en el interior. La nómina de candidatos la completa la justicialista Norma Miralles, una furibunda menemista que figura en un lejano tercer lugar y que cuenta con el curioso record de ser la primera política argentina en mostrarse a favor de la pena de muerte con sufrimiento previo. Para la Alianza, todo parece jugarse en capturar los votos del MPN, el partido que triunfó por primera vez en 1963 y que gobierna ininterrumpidamente desde 1983. Después de las internas de julio, en las que Sobisch se impuso frente a Felipe Sapag (sobrino del actual gobernador), el MPN se dividió en dos corrientes que tienen su reflejo en la política nacional. La que responde a Sobisch decidió apoyar a Eduardo Duhalde en la concertación de partidos que el gobernador justicialista lanzó la semana pasada y que Chacho Alvarez define como el zoológico del duhaldismo. El sector que responde a Sapag, en cambio, optó por respaldar de manera más o menos encubierta a la fórmula nacional de la Alianza; una decisión motivada tanto por sus lazos históricos con el radicalismo como por su condición de archienemigo de Sobisch. No se puede construir una mayoría en Neuquén sin el apoyo de un sector del MPN, admitió un importante dirigente de la Alianza. Por eso, De la Rúa, Alvarez y Massei se reunieron ayer por la mañanacon Sapag, quien los recibió en la sede de la gobernación. La Alianza es aire fresco para la política. Massei es un candidato de lujo, sostuvo el gobernador durante el encuentro. Cuidando las formas, a la salida de la reunión Sapag se limitó a afirmar que la entrevista no implica un apoyo a la Alianza. De vuelta en el hotel, mientras Chacho Alvarez tomaba café con Alberto Flamarique y De la Rúa conversaba con los dirigentes locales, Massei expuso los principales problemas de la provincia. La deuda es 600 millones de pesos, la mitad del presupuesto. Hay una gran desocupación encubierta a través del empleo público. Los gobiernos del MPN no lograron terminar con la monodependencia de los hidrocarburos, señaló el candidatoaliancista. Es que Neuquén es una de las provincias de mayor conflictividad social: las gestiones de 1991 y de 1995 llevaron varias veces a grupos de manifestantes hacia el interior de la casa de gobierno. Antes del almuerzo, los integrantes de la fórmula de la Alianza repitieron la rutina de la caminata por las calles del centro de la capital y se reunieron con un grupo de productores frutihortícolas. Más tarde se entrevistaron con el obispo de Neuquén, Agustín Radrizzani, y concluyeron la visita con un acto en el Club Central. OPINION
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