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En la arrasada ex colonia portuguesa de Timor Oriental, la fuerza de paz de las Naciones Unidas podría desembarcar antes del fin de semana. Pero en el Consejo de Seguridad de la ONU las discusiones se centraban en si Australia liderará la misión, una tarea para la que se ofreció desde el inicio del conflicto, pero que podría complicar el despliegue de la fuerza. Los paramilitares y los sectores duros de las Fuerzas Armadas indonesias advirtieron ayer que no consentirán la participación de tropas australianas en Timor Oriental. Contradijeron así la decisión del presidente Jusuf Habibie. A pesar de la presión internacional, las milicias apoyadas por el ejército intensificaron las matanzas y expulsiones de timorenses, mientras que el 30 por ciento de la población refugiada en las montañas y en la mitad occidental de la isla está al borde de la inanición. La alarmante situación podría desencadenar una catástrofe humanitaria si en pocas horas no llegan alimentos para los refugiados que, hasta ahora, sobreviven alimentándose con tierra y raíces. Ayer, la Fuerza Aérea de Australia evacuó de Dili, la capital de Timor Oriental, a 1500 refugiados y a 45 funcionarios de la misión de Naciones Unidas cercados por las milicias. Desde el 30 de agosto, cuando el 80 por ciento de los habitantes de Timor Oriental vo-tó a favor de su independencia de Indonesia, los paramilitares decididos a evitar la pérdida de la is-la asesinaron a más de 7000 timorenses y saquearon la mitad de la isla. Los reclamos por una intervención inmediata en Timor Oriental y la aceptación del presidente indonesio Habibie de que la situación excede su control aumentaron el nivel de violencia en la isla. La ONU denunció que en los últimos días las milicias y el ejército de Jakarta desataron una brutal ofensiva para asesinar a los líderes independentistas refugiados en las montañas junto a más de 200.000 timorenses. David Ximenes, uno de los dirigentes guerrilleros, denunció que existe una campaña para realizar una limpieza total de todo el territorio de Timor Oriental. El ejército está tomando posiciones para que cuando entre la fuerza internacional de paz sólo encuentre tierra quemada y cadáveres. El líder independentista Xanana Gusmao, liberado por Jakarta la semana pasada en un intento por aliviar la presión internacional, aclaró que no hay guerra civil. Son las fuerzas armadas y la policía indonesias las que matan a la gente.La limpieza de timorenses y la crisis humanitaria que se agrava día a día obligaron al Consejo de Seguridad de la ONU a reunirse de emergencia para aprobar el proyecto de resolución presentado ayer por Gran Bretaña. Los 15 miembros del Consejo se preparaban para dar luz verde al envío de la fuerza que Australia tiene cada vez más posibilidades de encabezar. El primer ministro australiano John Howard reiteró ayer por enésima vez que tiene listos 2000 efectivos que podrían llegar a Dili en 24 horas. Si la misión es finalmente liderada por ese país, se enfrentará a la furia paramilitar que podría complicar aún más sus tareas de pacificación y garante de la transición hacia la independencia de Timor. Cancio Carvalho, comandante de una coalición de milicias, amenazó con resistir militarmente a las tropas de la fuerza internacional. El ministro indonesio del Interior, Syarwan Hamid, puso reparos a que la fuerza estuviera integrada por soldados de Australia y Portugal, por creer que no son países neutrales en el conflicto con la ex colonia que Jakarta anexó en 1976. Pero el portavoz del ejército indonesio, el general Sudrajat, fue aún más amenazante. Las Fuerzas Armadas de Indonesia no tolerarán esa participación por ser demasiado pro independentista, disparó.
EL CASO DE LOS SOLDADOS BRASILEÑOS EN TIMOR Página/12en Brasil Detrás del posible envío de tropas brasileñas a Timor hay una historia de novela. Los timorenses adoran nuestros teleteatros y, aunque le pueda mover a risa, gracias a esto se hicieron fanáticos del Brasil, contó a Página/12 Lilia Azevedo, coordinadora de Clamor por Timor, organización que trabaja en San Pablo por la independencia de la isla invadida por Indonesia en 1975. Posiblemente, Brasil será el único país latinoamericano que participe con tropas en el contingente militar solicitado por las Naciones Unidas. La orden del presidente Fernando Henrique Cardoso debe ser rubricada por el Congreso, donde no se esperan reparos que aborten la decisión. Incluso, los legisladores pueden hacerlo después de la partida de las tropas.En parte de la opinión pública brasileña hay un interés especial por el tema y grupos como Clamor por Timor llevan años trabajando. En 1996 fuimos anfitriones del premio Nobel de la Paz José Ramos Horta y esta semana realizamos un acto en el Concejo Deliberante de San Pablo y una suelta de 2000 globos azules en alusión al envío de casos azules, reivindica Lilia Azevedo. ¿Dónde está la explicación de esa sensibilidad brasileña con la causa timorense? Es increíble, pero la mayor simpatía se da entre los jóvenes de poca instrucción junto, por supuesto, con los intelectuales y universitarios. Supongo que la realidad de Timor toca nuestro imaginario, creo que los vemos como una nación católica que padeció el colonialismo portugués igual que nosotros. Le aclaro que no son católicos de estadísticas, son especiales, cultivan un catolicismo sincrético con cultos tradicionales. Eso también sucede en el nordeste brasileño, donde el candomblé se confunde con lo católico. Entonces, no es tan casual que Bahía sea una de las provincias más solidarias. El lunes, los bahianos celebraron misa por Timor.¿Cuál fue la novela brasileña de más éxito?Ellos siempre recuerdan Esclava Isaura, dicen que nadie salía a la calle en Dili, capital de Timor, a la hora de la novela. Fue una superproducción de la TV Globo de fines de los 70. En esa historia está la marca de la esclavitud que aún se puede reconocer en la idiosincrasia de nuestros dos pueblos. Son las herencias coloniales que no se borran, que siguen estando presentes. Esto facilita que nos reconozcamos, aunque estemos en Asia y en América del Sur. Yo no dejo de sorprenderme cuando veo, por ejemplo, cómo los timorenses se identifican con todo lo nuestro: cuando juega la selección, la gente se embandera y grita los goles de Ronaldo como cualquier brasileño.Las diplomacias del fútbol (bien conocida en la Argentina) y del culebrón parecen útiles para generar simpatías populares con causas remotas. Pero no se trata sólo de eso. En este caso se trata de abonar el consenso con el envío del 19 Batallón de Infantería de San Leopoldo y, en especial, con los riesgos a los que se expondrá. Nadie imagina que la misión multinacional sea bien acogida por los paramilitares indonesios cebados en sangre. El secretario general de Relaciones Exteriores, Luiz Felipe Seixas Correa, fue explícito cuando previno, estamos preparados para que nuestros militares entren en combate. Todavía se ignora cuál será el pedido formal del Consejo de Seguridad de la ONU, y el tipo de operaciones reservadas al Batallón San Leopoldo, que ya cumplió una misión similar en Angola entre 1995 y 1997. No es sólo parapreservar el mercado melodramático de la Globo que Brasil embarca a sus muchachos hacia Timor y que, antes, solicitó una reunión urgente en el Consejo de Seguridad de la ONU. El despliegue militar y diplomático va en línea con las pretensiones brasileñas sobre Asia. Timor, sin ser un asunto vital, es un expediente con peso en la visión brasileña. En ese enclave de 14.900 km2 Brasil tendría una plataforma de lanzamiento hacia el mercado asiático, empezando por Indonesia (potencial comprador de aviones medios brasileños) y China con quien mantiene una agenda intensa tanto en lo comercial como en lo militar. Los mercados australiano y neocelandés también figuran entre las metas brasileñas. Para hacer viable como Estado Nación, Timor necesitará dotarse de una infraestructura hoy inexistente, a la que no podrá acceder por sus propios medios. Los brasileños esperan que su buena voluntad de ahora sea recompensada con la participación en la reconstrucción (y/o construcción) de Timor después.
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