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“Una falta impresionantede conducción política”

Graciela Fernández Meijide dice que aún no le entra en la cabeza lo queocurrió en Ramallo. Dice que se cumplió la “hipótesis de Ruckauf”.

La candidata a gobernadora vio un desastre increíble.
“Si no hay quien discipline, ocurre este caos”, dijo.

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Por José Natanson

t.gif (862 bytes) Graciela Fernández Meijide está asombrada y horrorizada por el episodio de Villa Ramallo. Aunque se niega a entrar en hipótesis conspirativas, la candidata a gobernadora por la Alianza dice tener muchas sospechas sobre la balacera policial y el posterior –y supuesto– suicidio de uno de los asaltantes. En diálogo con Página/12, Graciela asegura que hubo “una falta de conducción política impresionante” y explica cómo solucionará el drama de la policía en caso de llegar a la gobernación.–Hay muchas hipótesis. ¿Cuál le cierra más a usted?–Yo no puedo tener una visión conspirativa. Lo que veo es un desastre. La gente debe estar esperando despertarse de la pesadilla. No me da la cabeza para comprender lo que ocurrió. Es una falta de capacidad de conducción política impresionante. Nadie conducía. No había nadie que evitara lo que algunas versiones ponen como la controversia entre distintos grupos. Es evidente que eso tiene que haber pasado: si no hay nadie que discipline a todos y defina una estrategia, ocurre este caos. Me parece que (Eduardo) Duhalde estaba absorbido, más que nunca, en tratar de despegar en las encuestas. –La responsabilidad puntual de que los policías hayan disparado al auto, ¿de quién es?–Del que dio la orden de disparar, porque alguien dio la orden. Además, antes alguien dio órdenes totalmente absurdas: tener todo a oscuras terminó haciendo que la policía no viera quién salía en el auto. Dispararle al supuesto delincuente sin ver a dónde van a parar las balas. Es una ligereza en cuanto a lo que significa la vida de la gente.–Insisto: la responsabilidad, ¿es del juez?, ¿de la policía?, ¿de la gobernación?–Es de quien en ese momento tendría que haberse asumido como autoridad. Porque, si el juez era máxima autoridad y alguno no se cuadró, pues entonces ése estaba en falta. –La segunda cuestión es la muerte de Martín Saldaña en la comisaría. ¿Tiene alguna sospecha?–Es lo más macabro de todo. A todo el mundo le da la sensación de que alguien quiso suprimirlo para que no se supiera quién sabe qué. –¿Tiene alguna hipótesis?–No. No me gusta meterme en especulaciones conspirativas. Lo mejor es que se investigue. Lo que me llama la atención es el tema del disolver el GEO, un grupo que venía especializándose, entrenado en Francia, en Estados Unidos, con una gran inversión de plata. Lo disuelven y lo distribuyen en la policía. La sensación es que los desparraman para que no se sepa algo. –¿Coincide con la propuesta de algunos diputados de la Alianza de pedirle el juicio político al juez?–Primero quiero saber quién tenía la máxima responsabilidad en el tema. Me gustaría saber si el juez no estuvo desbordado por alguien que daba órdenes por el costado. –Usted relacionó este episodio con el pedido de Carlos Ruckauf de meter bala a los ladrones.–Yo dije que él describió una hipótesis: dijo que si hay un delincuente que es tomado in fraganti y tiene una pistola en la cabeza de un rehén corresponde que la policía tire. Y esto es lo que pasó. Esto fue exactamente lo que pasó. Ni siquiera fueron capaces de tirar a las gomas. Pero la situación hipotética es lo que terminó pasando. Desgraciadamente.–¿Cómo se soluciona el drama de la policía?–Hay puntos bisagra. Me parece que esto así no aguanta. Lo central es que haya voluntad política, apoyo de la opinión pública, constancia en las modificaciones, una mano muy firme y ningún compromiso anterior. Yo consulté a especialistas, de la Argentina y de otros países. Hay un compromiso para hacer algo que nunca se hizo: el mapeo del delito en la provincia. No se puede hacer una buena política sin tener un buen diagnóstico. –¿Resolver la crisis de la policía requiere más presupuesto?–No es una cuestión sólo de plata. Es más que eso. Hay que disolver determinadas ligazones, romper determinados compromisos y costumbres.–El peligro es la paralización de la policía.–Son los riesgos que existen si se quiere hacer algo. Si uno los deja como está puede ser más cómodo, pero al final es mucho peor, porque terminan pasando este tipo de cosas. –Duhalde todavía no aceptó la renuncia que presentó Lorenzo. ¿Usted cree que tendría que hacerlo?–Sí, pero me imagino que debe estar pensando en quién lo reemplaza. Me imagino también que nadie debe querer aceptar.

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