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ALFONSIN ANALIZO A DE LA RUA Y OPINO SOBRE MARIA JULIA
"Siento un profundo rechazo"

Durante una entrevista en el programa “Le doy mi palabra”, Alfonsín dijo que “De la Rúa es un hombre serio, de paso muy firme", calificó como “progresista” a Machinea y habló de María Julia y Alderete.

A 200 días de su accidente, Alfonsín habló por televisión.
De la Rúa “va a hacer un gobierno ostentosamente sobrio”, prometió.

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t.gif (862 bytes)  A pocas horas de que un nuevo presidente radical asuma, el primer jefe de Estado de la democracia recuperada, Raúl Alfonsín, dijo que el gobierno de Menem “es el inventor de la desocupación” porque “se olvidó de la gente”. Después de caracterizar a José Luis Machinea como “progresista” y decir “que no puede haber hambre” en nuestro país, el flamante titular de la Unión Cívica Radical aseguró que la administración saliente “configuró una política de dependencia que atenta contra la soberanía” y vaticinó que la gestión de su correligionario De la Rúa “va a ser un gobierno ostentosamente sobrio y austero”. Las declaraciones de Alfonsín fueron realizadas durante un reportaje que le hizo el periodista Alfredo Leuco en su programa de cable “Le doy mi palabra”, en lo que se constituyó en su primera participación televisiva a 200 días del accidente que lo puso al borde de la muerte. Lo que sigue es la parte sustancial de la entrevista.
–¿En qué momento histórico-político está la Argentina?
–Alguien ha dicho que una democracia se consolida cuando hay tres cambios de gobierno. Y en eso estamos. Vamos a seguir creciendo con altas y bajas por supuesto. Pero la sociedad ya no está dispuesta a aplaudir una oposición sistemática. El pueblo sabe que estamos en crisis y que habrá que hacer un esfuerzo. Pero esperamos mostrar que hay una luz al final del túnel y que éste será un gobierno que se ocupe de la gente.
–¿Y eso cómo se va a manifestar?
–En que yo creo que no puede haber hambre en la Argentina. Creo que hay que tomar medidas en la educación para garantizar la igualdad de oportunidades y creo que no va a haber nadie sin cobertura médica como ya ocurre en la ciudad de Buenos Aires.
–¿Cuál es la principal acusación que le hace a esta década de Menem en el gobierno?
–Olvidarse de la gente. Este es un gobierno que se olvidó de la gente y es el inventor de la desocupación. Porque incluso ni en gobiernos militares se llegó a este nivel. Además en el campo internacional se configuró una política de dependencia que atenta contra la soberanía. Yo creo que hay que rectificar esto. No porque crea que hay que tener malas relaciones con los Estados Unidos. Hay que tener las mejores posibles, pero sabiendo que hay intereses comunes pero también divergentes.
–¿Alguna otra crítica al gobierno saliente?
–Claro, también está la falta de claridad... por no decir otra palabra...
–¿Corrupción?
–Sí, en eso hay que cambiar. Aunque la frase parezca contradictoria este tiene que ser un gobierno ostentosamente sobrio y austero. Tenemos que demostrarle a la gente que para recuperar la autonomía nacional tenemos que tener las cuentas claras y para eso tenemos que tomar medidas impositivas duras para algunos sectores. Pero hay que demostrar que ese esfuerzo sirve para algo y que de ninguna manera se va a estar en la frivolidad o en los gastos desmedidos.
–¿Qué siente cuando le nombran a María Julia Alsogaray o a Víctor Alderete?
–Un profundo rechazo.
–Usted habla de dependencia, un concepto emblemático de los ‘70 que impulsó desde los claustros académicos Fernando Henrique Cardoso que hoy está aquí como presidente de Brasil. ¿Cómo se expresa hoy esa dependencia que casi nadie nombra?
–Tiene mucho que ver con la deuda externa que conlleva una falta de autonomía para tomar decisiones. Las decisiones se toman afuera mientras nosotros acumulamos mayor déficit y más deuda. Fíjese que nosotros decíamos que se podía llegar a bajar algún impuesto aumentando la progresividad del impuesto a las ganancias. Pero como el déficit es mayor al que se había dicho, por ahora no lo podremos hacer...
–O sea que usted defiende el “impuestazo” de Machinea...
–Sí. Porque además nunca dijimos que íbamos a resolver los problemas económicos de un día para el otro. Para salir adelante tendremos que hacer un serio esfuerzo pero deberá ser equitativo.
–¿No cree que el pedido de disculpas de Machinea a la gente es mostrar debilidad ante los mercados?
–Por ahí tiene razón. Pero cuando uno va al dentista para que le saque una muela, él le dice “disculpe, le va a doler un poquito”. No es falta de fuerzas. Machinea es un hombre progresista y sé que no le gusta tener que aumentar los impuestos. Por eso creo que pedir disculpas fue una prueba de sinceridad.
–Usted dice que Machinea es progresista. ¿Y el resto del gabinete es progresista?
–Yo no quiero hacer análisis individuales. Pero estoy seguro de que se va a cumplir el compromiso con el pueblo progresista. Es una garantía que da De la Rúa y todos los partidos que componen la Alianza.
–Sin embargo las críticas más duras contra Llach surgieron de Alfredo Bravo y Leopoldo Moreau, ambos miembros de la Alianza.
–Es que se sorprendieron. Yo también me sorprendí. Pero estoy convencido que no se va a alterar el principio constitucional de que la enseñanza es gratuita. Creo que si Llach aceptó el cargo es porque está dispuesto a cumplir con esto, con lo que defendemos todos los partidos que conformamos la Alianza. Sabemos que es un hombre (Llach) muy ligado a la Iglesia, pero el propio Papa junto con otros miembros de la Iglesia se han manifestado reiteradamente contra el capitalismoo salvaje. Yo mismo soy católico y eso no hace que me derechice de ninguna manera.
–¿Cómo es su relación con De la Rúa?
–Empezó cuando yo ni siquiera era candidato y me vino a ver para hacer algo juntos para lograr un acuerdo con Chile y evitar una guerra.
–¿Lo consulta en alguna de sus decisiones?
–A veces me pregunta mi opinión junto a la de otras personas, pero siempre es él el que decide. Es un hombre serio de, de paso muy firme...
–Y un poco conservador...
–No... él ha solicitado nuestro ingreso como miembro pleno de la Internacional Socialista.
–¿Cree posible que un Rico o un Bussi puedan ser el germen del surgimiento de alguien como Hugo Chávez en Argentina?
–El peligro es el desencanto. Yo creo que hubo desencanto con mi gobierno porque la gente supuso que al recuperar la libertad se iba a encontrar la solución para todo. También hubo desencanto con este gobierno que hizo todo lo contrario de lo que había prometido. Con otro desencanto podría abrirse el camino de una crítica al sistema. Pero lo descarto totalmente. Pienso que vamos a ir mejorando y la gente se va a dar cuenta porque vamos a poner un cuidado tremendo con la corrupción que es la que desprestigia a la política. Hoy una empresa multinacional influye más sobre el gobierno que todos los partidos políticos juntos. Por eso creo que la política tiene que volver a tener fuerza y tiene que volver un sindicalismo fuerte y democrático que equilibre el lobby de las grandes empresas. Se abre una nueva etapa y yo estoy dispuesto a acompañar en todo lo que pueda.

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