Por Mariana Carbajal El fantasma de
los apagones que signaron el último gobierno radical atormenta a la Alianza. Ayer,
después de un nuevo corte de energía que dejó sin luz a unos 10.100 usuarios de la
Capital Federal y paralizó durante una hora el servicio de la línea C de subterráneos,
el presidente Fernando de la Rúa ordenó investigar las privatizaciones del sistema
eléctrico para determinar las verdaderas causas de los sucesivos cortes, ante el temor de
que se profundicen durante el verano y la Alianza sufra el costo político de un nuevo
colapso eléctrico. Estoy preocupadísimo. Veo una situación muy peligrosa. Mi
sensación es que el sistema es de alta vulnerabilidad, señaló el jefe de Gobierno
porteño, Enrique Olivera, a Página/12, tras analizar el tema con De la
Rúa. El Presidente encomendó el informe del sector al ministro de Economía, José Luis
Machinea. Olivera, por su parte, envió a su secretario de Obras Públicas, Abel Fatala,
al Ente Nacional Regulador de Electricidad (ENRE) para solicitarle mayores
sanciones contra las empresas Edesur y Edenor y una intervención técnica
donde es crítico el servicio. Sin embargo, el titular del organismo, Juan Legisa,
alegó limitaciones contractuales y presupuestarias para acceder al pedido.Al producirse
un nuevo corte de luz, el séptimo en los últimos 17 días, y ante la posibilidad de que
la situación se agrave a medida que aumente la temperatura, funcionarios del nivel
nacional y porteño de la Alianza salieron ayer a cuestionar la herencia
recibida en el sector, con la intención de despegarse de la responsabilidad de que ocurra
próximamente otro gran apagón como el que, en febrero, dejó a oscuras durante diez
días a buena parte de la ciudad de Buenos Aires. Hay que prevenir para evitar
circunstancias como las que hemos vivido, dijo Olivera. El proceso de privatización
del sector eléctrico que llevó adelante el menemismo y las condiciones de
vulnerabilidad del sistema fueron el blanco de las críticas.El ministro de
Infraestructura, Nicolás Gallo, opinó que hubo imprevisión en la planificación
de las inversiones y consideró que el apagón del miércoles mostró que hay
inoperancia en la administración de las redes, porque, si falla un centro de
distribución, en este caso Puerto Nuevo (como ocurrió el miércoles), no hay circuitos
alternativos de provisión.Por la mañana, Olivera se reunió con De la Rúa en la
Casa Rosada para evaluar la situación. Al término del encuentro, el jefe de Gobierno
porteño anunció la investigación del diseño técnico y contractual de las
privatizaciones, ordenada por el Presidente, para determinar si las empresas han
cumplido con las obligaciones de inversión y de innovación tecnológica que les
imponían los contratos de concesión. Tras recibir la orden de De la Rúa, Machinea
encargó el informe al secretario de Energía, Daniel Montamat y al titular del ENRE,
quienes hoy se reunirán con directivos de Edenor y Edesur.Le pedí a De la Rúa que
intervengan los organismos nacionales porque veo que la situación es muy peligrosa. En la
reunión con Edenor y Edesur no encontré garantías de que no se repitan las
interrupciones. La sensación es que el sistema tiene una alta vulnerabilidad,
detalló a este diario Olivera. El jefe de Gobierno se reunió el miércoles con
directivos de las dos empresas encargadas de la distribución de la electricidad en el
área metropolitana para pedirles explicaciones sobre los recientes apagones (ver aparte)
y los convocó para el lunes, a fin de que informen sobre sus planes de contingencia para
enfrentar una posible emergencia. Según comentó, con indignación, el secretario
porteño de Obras Públicas, las compañías plantearon que la calidad del servicio
que están prestando es acorde con las tarifas que se cobran.El Gobierno tiene dos
fantasmas: uno, que el sistema colapse el 31 de diciembre, a raíz del efecto 2000; el
otro, que se sucedan los cortes amedida que avance el verano, con el incremento de la
demanda de electricidad.Por la tarde, Olivera envió a Fatala a reclamar al titular del
ENRE una virtual auditoría técnica sobre Edenor y Edesur, para detectar los puntos más
críticos del sistema y actuar preventivamente. El organismo de control nos
respondió que no tienen capacidad para contratar recursos humanos que esa tarea,
informó Fatala a Página/12. El funcionario porteño también pidió a Legisa que se
analicen rigurosamente los contratos para ver la posibilidad de castigar a las
empresas con mayores sanciones por los cortes, pero el funcionario alegó que los
contratos de privatización lo limitan en ese sentido. Legisa parecía más un
abogado de las empresas que un represente de un ente de control, observó un testigo
del encuentro. El nivel de precariedad con el cual se está manejando el sistema de
distribución de energía eléctrica en la ciudad es realmente vergonzoso, calificó
Fatala, y consideró que el problema es estructural y crónico. Las
empresas no pueden alegar fallas humanas. Tiene que haber personal de seguridad que
controle al operario que realiza procedimientos de mantenimiento, cuestionó Fatala.
Según los gremios no hay
mantenimiento y los cortes seguirán
El sistema al borde del colapso
Los
dirigentes de las dos federaciones sindicales de trabajadores del sector energético
coinciden en que el Gobierno debe preocuparse porque el sistema está al borde del
colapso. Estamos ante un desastre y una falta de eficiencia extraordinaria.
Nosotros dudamos de que, como aseguran ahora, las empresas tengan planes reales de
contingencia, le dijo ayer a este diario el secretario de Luz y Fuerza de la
Capital, Oscar Lezcano. El titular de la Federación de Trabajadores de Energía (Fetera),
un gremio que integra el CTA, José Rigane, tampoco cree en la previsión alegada:
En lugar de hacer un mantenimiento preventivo han hecho un mantenimiento denominado
de sobrerroturas, o sea que solamente actúan cuando algo se rompe.
Si se hiciera una gigantesca radiografía de la ciudad, veríamos hierro fundido,
toneladas de hierro fundido que alguna vez fueron cables, asegura Lezcano.
Digo esto explica el veterano gremialista porque esos cables de media y
alta tensión en el macro y el microcentro tienen entre 70 y 80 años, un día van a
descubrir que cada dos metros están empalmados. Su vida útil hace mucho que está
agotada. Para Lezcano, uno de los que ayer firmó una solicitada en la que la
Federación de Trabajadores de Luz y Fuerza declara el alerta y movilización
y amenaza con un paro de 24 horas en todo el país, los cables antiguos están a punto de
reventar. Para que sigan funcionando lo que hicieron es controlar las
cargas que pasan por ellos, entonces ahora el que antes proveía a 400 mil ahora lo hace a
200 mil. Si el verano sigue así de caluroso y la humedad aumenta, la simple combinación
va a producir la quemazón de los cables de media y alta tensión. El problema
de fondo es que el modelo abrió el sector a la multinacional oligopólica sostiene
Rigane. Se instalaron nuevas centrales de generación, pero nunca se invirtió en la
transmisión, con lo cual se producen cuellos de botella que derivan en cortes. Los
pliegos licitatorios no exigen inversiones y las empresas discuten si les corresponde o
no, con lo cual el sistema puede colapsar, está al límite. El gobierno hace
bien en preocuparse coincide Lezcano porque los cortes no se van a detener. Si
se continúa así, sin poner un peso en estructura y tecnología, nos vamos a encontrar
con los cortes programados, pero el peligro más cercano está en el desperfecto, como los
que ya conocimos, que producen cortes sorpresivos y permanentes. Los sindicatos
acusan a las empresas por haber despedido al personal de planta especializado y haber
tercerizado los servicios de mantenimiento y reparaciones. Sólo en la Capital la cantidad
de trabajadores bajó de 19.500 en épocas de Segba a 4200 en la actualidad. A tal punto
llegaría la tercerización en las empresas de energía que cuando a Lezcano se le
pregunta sobre la existencia de planes de contingencia para posibles cortes, dice que no
les cree. Los trabajadores de planta ya no estamos en las guardias. No sabemos
quiénes son, son empresas fantasma. Lo que está claro es que en una cámara, donde antes
había cuatro técnicos, ahora hay rondines, dice.
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