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Audiencia con polémica, acusaciones y mentiras

El juicio por el asesinato de Cabezas se pobló de acusacionescruzadas, que ya derivaron en un pedido de procesamiento porfalso testimonio. Ríos y Belawsky cada vez en peor situación.


Gregorio Ríos, jefe de la custodia de Alfredo Yabrán.
Un testimonio sobre una reunión lo dejó más comprometido.

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t.gif (862 bytes)  En el octavo día la polémica invadió la sala de audiencias de Dolores. Dos testigos afirmaron que durante la instrucción miembros de la policía los obligaron a realizar declaraciones. Además, y por primera vez desde el comienzo del juicio oral, se pidió el procesamiento por falso testimonio de un testigo: Alicia Riera, la vecina de Silvia Belawsky. También apareció en el Tribunal el controvertido y ultracustodiado empresario Ricardo Manselle. El ex jefe de seguridad de Yabrán Gregorio Ríos fue conectado por primera vez con los ladrones de Los Hornos que robaban y trabajaban para la policía. Horacio Braga, José Luis Auge y Héctor Retana estuvieron en la casa de Prellezo y Belawsky junto con Ríos, según atestiguó la docente Alicia Riera. Sin embargo, el jardinero Narciso Godoy la contradijo, y la maestra enfrenta un falso testimonio.
Ricardo Manselle, dueño del local de comidas MacPapas, es considerado poco creíble por la defensa y reconocido como testigo vital por la querella. Ayer se presentó en medio de inéditas medidas de seguridad. Manselle contó que en su negocio presenció tres encuentros de Gregorio Ríos con Gustavo Prellezo, Aníbal Luna y Alfredo Yabrán. La reunión de Ríos con el difunto empresario se produjo el mismo día que Yabrán compareció ante la comisión “antimafia” del Congreso. Jorge Sandro, el defensor de Prellezo, quiso desacreditar al testigo citando la querella que enfrentó a Manselle con su ex abogado, Jorge Knoblovitz. Manselle salvó su imagen a través de una cuidada explicación de los hechos y pudo salir del Tribunal, perseguido por los movileros, atribuyéndose una victoria.Otro momento de tensión se dio cuando declaró Narciso Godoy, el anciano jardinero de Alicia Riera, analfabeto y con “deterioro cerebral”. Godoy dijo que su “patrona” le ordenó declarar contra Belawsky, diciendo que ésta escondía el automóvil usado en el crimen, que había sido denunciado como robado. Juan Martín Cerolini, de la defensa de Los Horneros, pidió enseguida el falso testimonio contra Alicia Riera. Por su parte, Eduardo Espeche acusó ayer al ex comisario Félix “El Gallego” Madrid, exonerado de la fuerza y sospechado de irregularidades, de obligarlo a firmar una declaración. Madrid intervino en la primera declaración de Alicia Riera y según los defensores de los imputados es responsable de “armar testigos”. Dos turistas que fueron a la localidad de Mar Azul en enero de 1997, Julio Capristo y Pablo Montenegro, contaron que el oficial Sergio Camaratta se apoderó ilegalmente de un revólver calibre 32 que pertenecía a Capristo. Ese revólver fue indicado por Los Horneros como el arma homicida. Los dos turistas fueron detenidos en el casino de Valeria del Mar por Claudio “Máquina” Páez, miembro del destacamento de esa localidad, que declaró también durante la mañana. Confirmó los dichos de Capristo y Montenegro y echó un manto de sospechas sobre Sergio Camaratta, porque éste se quedó con el revólver de cachas de nogal y que –según abogados ligados al juicio– fue utilizado para asesinar a Cabezas.Ayer también se confirmó el trabajo de inteligencia previa que se le realizó a José Luis Cabezas. Los testigos María Cristina Ortiz, Edgardo Varrone y el comisario mayor Iván Zanetti confirmaron que la fallecida oficial Margarita Formigo había tramitado un informe de antecedentes de una persona llamada “Cabezas, José Luis, de profesión fotógrafo”. Ortiz aseguró que Silvia Belawsky fue quien solicitó la información a Formigo.

 

El rostro endurecido
“A mí, como docente, las caritas me significan mucho”, sorprendió Alicia Riera, una testigo clave en el juicio. “La de Braga me hacía recordar a un alumno mío. La boquita abierta, medio bonachón.” Con esta afirmación, intentaba explicar que su recuerdo de Horacio Braga en lo de Belawsky fuera tan preciso. Desde el costado de la sala, erguida sobre su silla, Silvia Belawsky la miraba fijo –Riera, de espaldas al público, no podía verla– entrecerró los ojos y con suspicacia sembraba dudas a través de los gestos. “El doctor Atensio se reunió con el jardinero Godoy. Silvia le había dicho al jardinero que le habían robado el auto viejo pero Godoy cree que estaba en el fondo.” Belawsky endureció su rostro. Expresaba indignación y burla, negaba.

Chorizo ygolpe bajo

Julio Capristo está procesado por robo. Se define como un “chorizo”, o sea, ladrón. Es de Los Hornos, cerca de La Plata, como los cuatro imputados que trabajaban para Prellezo. Ayer, en su declaración como testigo opinó sobre Auge, Retana, Braga y González.–No eran malos. Nunca hubiera creído que participaron del crimen de José Luis Cabezas. Fueron usados totalmente porque el trabajo grande lo hizo una persona pensante, no ellos. El comentario que recorría el barrio era que ellos habían matado a Cabezas. A Ricardo Manselle, el polémico testigo de la jornada, le arrojaron munición gruesa. Se defendió con altivez e ironía, aunque la “contraparte” no escatimó apelar a un golpe bajo:–¿Señor Manselle cuáles son los motivos de su divorcio? –le preguntaron desde la defensa de los imputados.Ni siquiera fue necesaria la indignada respuesta de Manselle. El juez Begué retó al indiscreto letrado, que se calló, avergonzado.

OPINION
Zona para matar
Por Raúl Kollmann

 

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