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Los cifras del horror que manejan las consultoras

Todos escenarios negros

Producción: Maximiliano Montenegro

Argentina podría perder por la crisis casi 19 mil millones de dólares entre menores exportaciones, consumo e inversión. La recesión dispararía la tasa de desempleo entre el 15 y el 18 por ciento. 700 mil puestos de trabajo menos.

Consultoras locales y extranjeras no descartan que Argentina sufra, a causa del efecto Caipirinha, un cimbronazo en la economía real tan fuerte como durante el Tequila. Hoy, a diferencia de entonces, casi nadie cree que se vaya a modificar la paridad de un peso igual a un dólar. Para dejar definitivamente a salvo a la Convertibilidad, Roque Fernández alejó el fantasma de la cesación de pagos del sector público ante una clausura de los mercados externos. Así, se aseguró el financiamiento del Estado hasta mediados de año y, mediante diversos contactos con Washington en los últimos días, consiguió promesas de que, de prolongarse la crisis, también habría cobertura para el segundo semestre. Sin embargo, no es mucho lo que puede hacer para evitar las consecuencias de la devaluación brasileña sobre la economía real.

El impacto más directo será vía reducción de las exportaciones al mercado brasileño. Según una investigación de Daniel Heyman y Fernando Navas, que en Economía toman como referencia, por cada punto menos de crecimiento en Brasil las exportaciones argentinas caen 2,5 puntos. Esto significa que, con los pronósticos de recesión que se trazan para Brasil, las exportaciones argentinas disminuirían más de 1500 millones de dólares. A esto hay que sumarle el efecto negativo que provoca la devaluación al encarecer los envíos argentinos al mercado brasileño.

La baja de los envíos al exterior, junto con una invasión de importaciones brasileñas a precios de remate, amenaza con potenciar el drama de la falta de financiamiento del sector externo. Entonces, aumentarían las presiones sobre el peso, las tasas de interés se mantendrían altas y la recesión tendría a profundizarse.

Sin embargo, el impacto más directo sobre los niveles de consumo e inversión y, en consecuencia, sobre el producto bruto, vendrá por el aumento de las tasas de interés que ya está provocando la devaluación del real. Sobre esa base es que Economist Intelligence Unit (EIU), la rama de consultoría de la revista inglesa, predice una caída del PBI de entre 2 y 3 por ciento. Y pronostica un nivel de desocupación cercano al pico del 18 por ciento ocurrido durante la recesión del ‘95.

Miguel Bein, socio de la consultora de José Luis Machinea, coincide en que “podemos tener una contracción del PBI de entre 2 y 3 puntos” y arriesga que la desocupación volvería a situarse por arriba del 15 por ciento. Mario Vicens, de la consultora Macroeconómica, también proyecta en este escenario de crisis una recesión del 2,6 por ciento. En Cedei, de Daniel Novak, afirman que “en los próximos días sabremos si entramos definitivamente en un año recesivo de magnitud similar a la de 1995”, cuando el PBI se derrumbó un 4,6 por ciento.

La Fundación Capital, presidida por Martín Redrado, anticipa que, de prolongarse la crisis, “los depósitos del sistema financiero podrían llegar a caer un 10 por ciento (la mitad que durante el tequila)”, lo que equivale a un retiro de fondos del orden de los 7 mil millones de dólares. Y pronostica que la baja del producto sería del 2 por ciento. Según los números de la Fundación, la tasa de empleo descendería unos 2 puntos, lo que significa que habrá 700 mil puestos de trabajo menos que si no hubiese pasado nada.

Sea como fuere, para medir la verdadera dimensión de la crisis, hay una cifra que impresiona. Surge del siguiente cálculo: hoy el consenso de los economistas indica que Argentina sufrirá una recesión del producto de, cómo mínimo, 2 por ciento. Sin crisis en Brasil, el pronóstico era un crecimiento para la economía argentina de 3,5 por ciento (obviamente, ya inferior al optimista 4,8 por ciento fijado en el Presupuesto). La diferencia son 5,5 puntos menos de PBI que, visto del lado de la demanda, representan una pérdida de 18.700 millones dólares, entre menor consumo de las familias y exportaciones e inversiones de las empresas.


Rogelio Frigerio, Secretario de Programación “No tendremos recesión”

El secretario de Programación, Rogelio Frigerio (n), fue el funcionario de Economía que, en los últimos meses, más estrechos contactos mantuvo con el equipo económico brasileño. En sintonía con el discurso impuesto por Roque Fernández, minimizó el impacto de la crisis brasileña sobre Argentina. Pero reconoció a Cash que ya se habló con Brasil que Argentina podría aplicar aranceles compensatorios para detener una futura avalancha de importaciones del socio mayor del Mercosur.

-¿Cómo golpeará la crisis brasileña a la Argentina?

-No creo que vaya a pegar a Argentina más de lo que le va a pegar a todo el mundo.

-No todo el mundo tiene el 30 por ciento de sus exportaciones colocado en Brasil.

-Este es un comercio fundamentalmente de commodities. Puede haber un problema de corto plazo hasta que se consiga nuevos nichos para recolocarlo. Si hay una hecatombe en Brasil, nuestro cálculo es que de los 8 mil millones de dólares que exportamos a Brasil unos 1.100 millones de dólares podrían perderse. El resto podría ubicarse en mercados alternativos. Los sectores más afectados serían autos, siderurgia, lácteos y petróleo. Pero tanto combustibles como granos son commodities que podrían recolocarse.

-¿Ya revisaron hacia bajo los pronósticos de crecimiento para este año?

-Si esto se prolonga en el tiempo podemos llegar a tener problemas de financiamiento, sobre todo del sector privado. Puede haber encarecimiento del crédito, lo cual seguramente pospondrá proyectos de inversión previstos para la primera parte del año. Pero, por ahora, mantenemos la hipótesis de crecimiento del 4,8 por ciento que está en el Presupuesto. La hipótesis que habla del 3 por ciento es conservadora.

-Parece ridículo que sigan hablando del 4,8 por ciento de crecimiento cuando todos los consultores dicen que habrá recesión.

-Todo depende de cuánto dure esta crisis. Nosotros somos optimistas y pensamos que el gobierno brasileño va a poder explicar mejor las medidas positivas que está tomando. En medio de la crisis, nadie se dio cuenta que, después de la devaluación, el Congreso aprobó leyes fiscales que implican más de 7 mil millones de dólares de recaudación.

-¿Están evaluando aplicar derechos arancelarios compensatorios para detener la avalancha de importaciones que, se teme, provendrá desde un Brasil en recesión y con un real devaluado?

-Esta devaluación no busca mejorar la competitividad de la economía. El sentido era detener un ataque especulativo contra el real. Pero si, en los hechos, esto se traduce en un cambio brusco en las corrientes comerciales con Brasil vamos a aplicar medidas arancelarias compensatorias. De hecho, el ministro Malán le comentó a Roque Fernández que están dispuestos a abrir una mesa de negociaciones para analizar qué medidas se podrían aplicar.

-¿Están evaluando la propuesta presidencial de dolarizar las economías del Mercosur, incluida la Argentina?

-Mi interpretación es que el Presidente habló de la dolarización como una forma de advertir que Argentina no va a devaluar y que, antes, dolarizaría su economía. Hoy no vamos a modificar la política cambiaria ni monetaria.

-¿Qué recomiendan a la gente: que no se endeude hasta ver qué pasa con la crisis?

-Si no hay una necesidad urgente yo diría que sí, que esperen para endeudarse. Podrían copiar lo que está haciendo el gobierno nacional, que por haber instrumentado medidas precautorias en su financiación, hoy tiene la posibilidad de no salir a pedir prestado al mercado, seguro, hasta mitad de año. Nosotros pensamos que más allá de ese plazo tampoco habrá problemas, porque ya hemos hablado de más financiamiento con organismos internacionales y con el Tesoro norteamericano.

-La sensación generalizada es que al devaluar los brasileños, están condenados a seguir perdiendo capitales en los próximos días. ¿Ustedes no creen que devaluar es lo peor que podían hacer?

-Argentina y Brasil son casos muy diferentes. Ellos no tenían un tipo de cambio fijo ni se habían comprometido a mantener el mismo ritmo de devaluación que en el año pasado. Se vieron presionados por la sensibilidad que creó la pérdida de reservas y dejaron flotar el dólar con la intención de bajar las tasas de interés, y frenar el ataque especulativo. Por la repercusión que hubo en la Bolsa de San Pablo el viernes es claro que los empresarios brasileños consideran que el real tiene que estar entre 1,40 a 1,50. Nosotros vemos como algo favorable el paquete de ajuste fiscal que están implementando.No opinamos sobre su política cambiaria.

-Hace unos meses (el jefe de asesores de Roque Fernández) Miguel Kiguel habló de la necesidad de despegarse en el discurso de Brasil, para después no ser arrastrados en la caída. El equipo económico no parece estar siguiendo esa estrategia...

-Acá el problema es más profundo. Es político: no se le puede dar la espalda a Brasil.


Domingo Cavallo, ex ministro y candidato a Presidente “Hay que actuar de inmediato” -¿Cómo ve la situación brasileña?

-Hoy (por el viernes a última hora) la situación está mucho mejor que ayer o antes de ayer. La decisión que tomaron el miércoles a la mañana, al adoptar una banda más ancha, devaluando un 9 por ciento, fue equivocada, ya que se embarcaron en un compromiso que no podían cumplir. No podían defender una banda un poco más ancha violando el compromiso de la anterior. Por lo tanto, tenían dos opciones: la libre flotación, como decidió México después de intentar lo que ensayó por dos días Brasil. O un régimen de Convertibilidad como el de Argentina. Un régimen intermedio sólo lo puede hacer un país que ha venido cumpliendo siempre con sus promesas, como Chile o Israel, no Brasil. Dejar flotar el dólar es más realista.

-Qué puede pasar hacia el futuro?

-Es difícil de saber. Las autoridades brasileñas van a utilizar el fin de semana para conversar con los banqueros y los organismos internacionales, y me imagino que a partir del lunes realizarán un anuncio de política monetaria y cambiaria que resulte creíble para los que proveen el financiamiento.

-¿Cómo impactará la devaluación del real sobre Argentina?

-El nivel del tipo de cambio nominal de Brasil no necesariamente implica alteraciones significativas en el tipo de cambio real. Depende de lo que pase con los costos de producción internos. De todos modos, para Argentina se acentúa la pérdida de competitividad externa que ya se venía dando con las devaluaciones asiáticas y rusa. La clave para Argentina está en transformar a los sectores exportadores y que compitan con importaciones en la niña mimada de la política económica, eliminando las trabas regulatorias e impositivas que tienen.

-¿Qué propone? -Hay que reducir de inmediato los aportes patronales jubilatorios, por lo menos para los sectores productores de bienes comercializables. También hay que eliminar el impuesto al endeudamiento empresario y el impuesto a los activos, al menos para las empresas exportadores o que compiten con importaciones. Además, en aras del equilibrio fiscal contable, el gobierno se equivoca al demorar la devolución del IVA a los exportadores. -¿Argentina va a tener recesión en el ‘99?

-No me interesa hacer pronósticos agoreros sobre la base de que el gobierno haga las cosas mal. Yo creo que sería deseable ayudar a todo el sector de bienes comercializable internacionalmente a recuperar competitividad en forma genuina.

-La mayoría de los analistas dicen que el shock brasileño provocará recesión con aumento de la desocupación en Argentina.

-Esto se puede neutralizar con políticas de oferta, de mejora en los costos empresarios, como las que mencioné. Además, el gobierno tendría que estar muy atento por el lado de las importaciones, en principio, no permitiendo prácticas de dumping o subsidios. Y también aplicando salvaguardas para evitar una competencia ruinosa para los sectores expuestos a las importaciones de países que hayan producido fuertes devaluaciones.

-¿Roque Fernández se tiene que preparar para enfrentar otro efecto Tequila?

-Desde el punto de vista financiero, esta crisis es menos que el Tequila. Pero desde el punto de vista comercial la suma de devaluaciones, de Asia, de Rusia y ahora Brasil, son más que el Tequila. Nos crean un problema de desajustes en los precios relativos mayor al que hubo en el Tequila.

-¿Y desde el punto de vista del empleo?

-Es un interrogante. Depende de lo que haga el gobierno. Todavía hay espacio para evitar una recesión y un aumento de la desocupación.

-¿Qué opina la propuesta de dolarizar la economía que lanzó el presidente Menem?

-Menem debe haber querido decir que, en última instancia, si hubiera desconfianza contra el peso se podría ir a una dolarización completa. Pero esto está previsto dentro de la Convertibilidad, no debe ser una decisión del gobierno. No hay por qué obligar a la gente a que se maneje en dólares, si en Convertibilidad se puede elegir libremente una u otra moneda.

-Concretamente, ¿cómo afecta la crisis a la gente?

-El efecto más directo es por el aumento de las tasas de interés. Pero si Brasil logra crear un sistema monetario y cambiario creíble las tasas de interés posiblemente van a bajar en Brasil y también en Argentina. Así que ese impacto sería sólo transitorio. El impacto más permanente puede venir por el lado de la pérdida de competitividad de las empresas.

-¿Qué le recomienda a la gente?

-Cuando uno se endeuda tiene que fijarse en la tasa de interés. Y así como el gobierno decidió no salir a buscar financiamiento en estos días a la gente tampoco le conviene salir a endeudarse hasta que las tasas de interés vuelvan a niveles más normales.


Roberto Frenkel, director del CEDES

“El problema es argentino”

Roberto Frenkel, ex jefe de asesores de Juan Sourrouille, es amigo del flamante presidente del Banco Central brasileño, Francisco “Chico” Lopes, responsable de la nueva política de devaluaciones de Brasil. “Era mi compañero en la Universidad Católica de Río. El enseñaba teoría macroeconómica y yo economía latinoamericana. El fue el autor del shock heterodoxo y discutimos a tal punto las políticas de estabilización que llegó a escribir que la idea del plan Austral había sido suya”, cuenta Frenkel. En este reportaje con Cash, el economista del CEDES explica por qué cree que, con devaluación, Brasil puede haberse salvado.

-¿Brasil pateó el tablero con la devaluación?

-El talón de Aquiles del plan económico brasileño era el tipo de cambio apreciado. Esto yo lo planteé hace algunos meses: por detrás del problema fiscal y financiero estaba el problema de la apreciación cambiaria, que obligaba a mantener las tasas de interés muy altas para financiar el sector externo. Esas tasas, a su vez, hacían que el ajuste fiscal fuera un sacrificio inútil porque era desperdiciado por el aumento de los intereses de la deuda pública. A la larga esto iba a explotar. Por eso, devaluaron en el mejor contexto: con un plan fiscal y apoyo importante de reservas del FMI.

-¿Fue una apuesta ganadora?

-Lo ideal hubiera sido anunciar el plan acordado con el FMI con una devaluación y no tener que soportar la pérdida de reserva de los últimos dos meses. Aunque lo que pasó el viernes es prematuro, si ellos consiguen estabilizar el tipo de cambio en el orden de 1,4 a 1,5, e ingresan capitales con un descenso de las tasas de interés, yo creo que se salvan. La recesión ya la tenían y la devaluación tendría, como en México en el tequila, un impacto finalmente expansivo. Ahora el problema es argentino.

-¿No le parece que están en una situación completamente descontrolada?

-No me parece. Si el viernes el dólar hubiese seguido subiendo, con mayor fuga de capitales, entonces diría que están al borde de la hiperinflación. Pero el dólar subió, rebotó y la Bolsa saltó un 30 por ciento. Esto es lo que se esperaba cuando lanzaron el plan. Ellos tenían el grueso de la deuda interna en reales y hoy vale 20 por ciento menos en dólares. Si logran bajar las tasas de interés porque el mercado cree que la devaluación fue suficiente, más el ajuste fiscal, entonces tienen chances de estabilizar la situación.

-¿Por qué ahora el problema sería argentino?

-Porque ahora tenemos un socio en el Mercosur, con arancel cero en la mayoría de los productos, con un tipo de cambio un 20 por ciento más alto. Argentina queda como el único país de América Latina con su tipo de cambio apreciado. México, Colombia, Chile y ahora Brasil tuvieron que revertir la apreciación cambiaria con devaluaciones. En pocos meses esto va a tener un impacto fuerte sobre la balanza comercial y el nivel de actividad argentino. La reactivación brasileña va a tardar y, mientras tanto, nuestra situación del balance de pagos se deteriorará por la menor competitividad.

-¿Puede haber presiones contra el peso?

-Va a haber presiones. Si la gente ve que la balanza comercial se deteriora rápidamente habrá menor entrada de capitales, subirá más la tasa de interés y va a empezar a haber desconfianza sobre la sostenibilidad de nuestra política cambiaria. La incertidumbre se va a trasladar a Argentina.

-¿Argentina no se salva de la recesión?

-Si la crisis brasileña no se prolonga, entonces la recesión sería menos fuerte que en el Tequila. Pero recesión, con aumento del desempleo, va a haber seguro. De todos modos, lo peor que nos podría pasar sería una corrida de pánico persistente contra Brasil. En ese caso, no hay duda que la crisis arrastra a la Argentina. Ahora nos van a empezar a temer por la falta de competitividad, pero no es una corrida de pánico.

-¿Peligra el Mercosur?

-Durante toda la década uno de los dos países siempre estuvo apreciando respecto del otro. Hasta el ‘94, nosotros apreciábamos y Brasil, que estaba en recesión, nos miraba con cariño porque nos podía vender. Después Brasil empezó a apreciar y nosotros lo vimos con cariño porque nos ayudó a salir de la recesión del tequila. Ahora es la primera vez que en un contexto en que los dos países están en recesión uno de los socios devalúa en serio. El Mercosur queda entonces muy complicado. El verso de la moneda única de Menem se terminó: eso era posible si ellos aceptaban entrar a la Convertibilidad con el tipo de cambio atrasado que tenían antes.

-Menem habló de dolarizar la economía...

-El riesgo país hoy en Argentina no es la devaluación sino que no se ahorren los compromisos externos, porque el balance de pagos no da los dólares suficientes como para pagar la deuda. Podemos estar dolarizados y, si no podemos pagar, lo mismo no nos van a prestar. Si el país tiene problemas de fragilidad externa y no puede crecer, ¿por qué van a venir a invertir? Es un problema de la economía real.


Daniel Heyman, uno de los académicos argentinos de mayor prestigio, dice que la situación brasileña es de plena incertidumbre y que en los próximos días puede haber noticias aún más fuertes.

“El Plan Real ya fue, van a tener que armar otro”

Daniel Heyman es uno de los máximos especialistas en teoría macroeconómica de la Argentina. En los últimos años ha dedicado a observar con atención la situación brasileña y hasta armó un modelo, que hoy utilizan en el Ministerio de Economía, para evaluar el impacto de los cambios en la economía brasileña sobre las exportaciones e importaciones argentinas.

-¿El gobierno brasileño se equivocó al devaluar el real?

-Acá hay tres temas combinados. Uno es la cuestión fiscal. Otro, los vencimientos de la deuda. El tercero es cómo dar credibilidad a la política cambiaria. Tal vez con la banda tenían alguna chance de que los operadores recobraran algo de credibilidad, pero con la flotación hay todavía más incertidumbre. Yo no creo que Brasil haya decidido dejar flotar su moneda sino que tuvo que hacerlo, porque su política no fue creíble. Ahora están en una lógica circular muy complicada: como no hay certidumbre en el tipo de cambio la tasa de interés se mantiene alta, pero esto complica la situación fiscal, lo que hace todavía más difícil de mantener el tipo de cambio y, como la deuda es de corto plazo, hay mayor probabilidad de un nuevo ataque especulativo.

-¿Qué tendrían que hacer en los próximos días?

-Tendrían que definir un nuevo programa económico porque da la impresión que el Plan Real ya fue. De todas maneras, me cuesta pensar que logren definir algo muy pronto, porque va a haber un clima de incertidumbre muy fuerte.

-¿Se puede salir de esta situación con un ajuste fiscal, como propone Cardoso?

-Si uno tiene incertidumbre cambiaria y la tasa de interés se va muy alto el ajuste fiscal no puede ser creíble. Uno puede pensar en un ajuste fiscal, con esfuerzo, de 1 o 2 puntos del PBI. Pero no hay ajuste fiscal que rinda 7 por ciento del producto. Es ridículo hablar de estas magnitudes.

-¿Y las propuestas al estilo un Plan Bonex?

-Pero este es, de nuevo, un aspecto de la cuestión. ¿Dónde va la tasa de interés si mañana anuncian una refinanciación compulsoria de la deuda? Si la tasa de interés se dispara, el problema fiscal sigue existiendo y el cambiario también. Los plazos de la deuda son importantes, pero me parece que hay un problema más de fondo: hoy no hay una institución cambiaria que brinde certidumbre.

-¿Pueden aplicar Convertibilidad?

-Por ahora van en el camino contrario. Instrumentaron la flotación porque no pudieron mantener el techo de la banda cambiaria. Si vuelve en algún momento la calma, tal vez tengan que definir más estrictamente qué instituciones están detrás de la política cambiaria. Yo sigo creyendo que en estos países la flexibilidad cambiaria tiene costos altos y no está claro que tenga beneficios.

-¿Qué opina de la idea de controlar la salida de capitales en medio de la corrida?

-En el mejor de los casos, con eso se logran dos días de plazo. La verdad es que no parece ser un instrumento para esta época.

-¿Cuál es su opinión sobre la propuesta de dolarizar la economía argentina que sugirió el presidente Menem?

-No le veo demasiado sentido. En Argentina casi no hay dudas sobre la vigencia de la Convertibilidad.

-¿Qué puede pasar en Argentina frente a este panorama?

-Hay que prepararse para un clima recesivo: más problemas de financiamiento, dificultades para exportar, menos empleo.

-¿Puede haber una corrida contra el peso?

-No creo. La noción de que en Argentina el tipo de cambio no se cuestiona está instalada. En una situación financiera difícil pueden caer las reservas, como reflejo de la disminución de la demanda de activos, pero es natural. La única duda es qué tipo de penalidad en el nivel de tasa de interés habrá. Ahí la actitud de los organismos internacionales será importante: pueden aportar financiamiento y evitar así que haya un sobreajuste fiscal, debido a la caída de la recaudación. De esta manera, podría suavizarse la recesión, siempre y cuando, por supuesto, Brasil se recuperara pronto.

-¿El efecto Caipirinha será menos fuerte que el efecto Tequila?

-El shock brasileño es más fuerte que un shock mexicano porque la vinculación comercial existe. Pero lo del ‘95 fue una experiencia útil. Todo el mundo lo dice, pero hay que repetirlo: el sistema financiero está más sólido que entonces y se aprendió que el tipo de cambio no es un instrumento. No cabe la menor duda de que va a haber efectos reales, pero la situación puede resolverse sin pánico financiero.

-¿Qué le recomienda a la gente?

-Pongámoslo en estos términos: la demanda de deuda racional depende de las expectativas de ingresos y de la tasa de interés. Si las expectativas de ingresos y la tasa de interés sube, la conclusión es obvia. De hecho, la gente ya está cuidando el peso y se está endeudando menos.

-¿La situación de hoy de Brasil puede mantenerse por meses?

-No. A lo más, en días habrá una definición para bien o para mal. Hoy todas las fichas están jugadas en contra.