Una
recorrida por las veintinco canciones más importantes de la década
ROCKERA
Bonitas
páginas
Formaron
parte fundamental de los últimos diez años, en la radio,
la tele, la calle, la cancha, un cumpleaños y cualquier otro encuentro
social. Se puede citar de cada una de ellas, sin repetir y sin soplar,
al menos el estribillo. Fueron carta de triunfo para cada uno de sus compositores
y/o intérpretes, reportándoles en algunos casos
miles de dólares por derechos de autor y en otros instalándolos
en la memoria colectiva. Y conforman, en verdad, un sólido compilado
del rock argentino de los noventa.
Producción y textos: PABLO PLOTKIN-
ROQUE CASCIERO
Matador
Los Fabulosos Cadillacs
Los Cadillacs aparecieron como un grupo de gorditos que, a su pesar inclusive,
quedaron pegados con aquella frase quiero morir tocando ska.
Tuvieron un éxito inmediato y casi enseguida les llegó el
bajón. Recién con El león volvieron a ser tomados
en serio, pero fue Matador el tema que definitivamente los
instaló entre los grandes nombres del rock argentino. Esa canción
(con ciertos ecos a los brasileños Olodum, lo que generó
una polémica que aún les incomoda) también les abrió
las puertas de América latina, España e incluso Estados
Unidos. Lo cierto es que ¿el hit más grande de los noventa?
tiene un lugar en la cancha, en cualquier festejo y hasta en los actos
de apoyo al presidente Menem (es la favorita del Tula). Lo que se dice,
verdaderamente popular.
La frase: No tengo por qué tener miedo, mis palabras
son balas.
Envasado en: Vasos vacíos (1993).
Arbol genealógico: Olodum, Rubén Blades.
Podrían haber sido: Mal bicho, Carnaval
toda la vida, El león,
Demasiada presión.
Abarajame
Illya Kuryaki
& The Valderramas
Los Kuryaki aparecieron rapeando y tirando patadas de karate cuando ni
siquiera les crecía el bigote. La vieja ola del rock argentino
los adoptó como mascotas, pero Dante y Emmanuel demostraron ser
mucho más que eso. Aquí (no olvidar el video) aparece la
filosofía-Kuryaki toda junta: el sexo, las películas de
Bruce Lee, los personajes deformes como Coolero Connor y Groova Chaco,
y las inflexiones vocales-idiomáticas a lo Cypress Hill. El tema
era tan pegajoso y se hizo tan popular, que musicalizó los editoriales
de los Raporteros de Tinelli.
La frase: Yo aspiro a la paz, tú aspiras de la otra.
Envasado en: Chaco (1996).
Arbol genealógico: Beastie Boys, Cypress Hill.
Podrían haber sido: Coolo, Es tuya Juan,
Fabrico Cuero.
Sr.
Cobranza
Bersuit Vergarabat
Gracias a una semiprohibición del Comfer (el tema no se pudo pasar
por radio, salvo en versión censurada) y a la rapidez de reflejos
del sello Universal, que pegó tres mil afiches con la letra, Sr.
Cobranza se convirtió en uno de los himnos contra el poder
de esta década, que es decir el menemismo. Y fue el primer paso
para revitalizar la errática carrera de la banda que había
tenido un cuarto de hora de posible proyección a las masas (¿Cordera
hijo natural del Indio y Luca?) hacía ya diez años, y que
ahora logró que este disco (producido por Santaolalla) superara
las cien mil copias vendidas y lograse una impensada proyección
internacional. El tema, furibundo, fue compuesto por Las Manos de Filippi,
uno de cuyos cantantes toca en la calle Florida.
La frase: Son todos narcos.
Envasado en: Libertinaje (1998).
Arbol genealógico: Rage Against The Machine, Las Manos de Filippi.
Podrían haber sido: Se viene, El tiempo no para,
Yo tomo.
Ya no sos igual
2 Minutos
En los 90, con menos fantasmas militares acosando la democracia, la protesta
callejera y la crítica se desplazaron (merecidamente, qué
duda cabe) hacia la policía. Y el hit anticana por excelencia fue
éste, que provocó una miniexplosión en el punk local:
2 Minutos encabezaba una especie de tercera generación, bardera
y fiestera, llena de odas a la cerveza, la cancha y el barrio, que además
tuvo respuesta comercial masiva (un disco de oro instantáneo).
Casi, casi, el primer emergente masivo e instantáneo del rock barrial.
También el menos perdurable.
La frase: Carlos se dejó crecer el bigote y tiene
una 9 para él.
Envasado en: Valentín Alsina (1994).
Arbol genealógico: The Ramones, La Polla Records, los pibes
de la esquina.
Podrían haber sido: Piñas van, piñas
vienen, Cerveza yo te adoro.
La música
El Otro Yo
La banda punk/noise del sur del Gran Buenos Aires editó su álbum
más pop en el último año de la década. El
single sonó en las radios y los conciertos empezaron a llenarse.
Merecía algo así el cuarteto (antes trío) que adaptó
en la Argentina los preceptos del rock independiente norteamericano (sin
circuito independiente norteamericano). En La música,
los hermanos Aldana reaccionan con asco y poesía ante la saturación
mediática de los discos chatarra y ¿también a los
del rock stone futbolero? En cualquier caso, debería aceptarse
que alguien tenía que hacerlo.
La frase: La música que escuchan todos, yo no la escucho
y está sonando.
Envasado en: Abrecaminos (1999).
Arbol genealógico: Pixies, Nirvana.
Podrían haber sido: 69, No me importa
morir, La tetona.
Mi
enfermedad
Fabiana Cantilo
Una clásica canción perfecta de Andrés Calamaro (por
entonces, autoexiliado en España) se convirtió en el único
gran éxito de Fabiana Cantilo a lo largo de su carrera. En el 92
era difícil pasar un día sin escucharlo. Las hinchadas ya
lo cantaban en la cancha cuando el propio Diego lo eligió como
banda sonora de su primer regreso al fútbol (Sevilla, 1992). Mi
enfermedad también atrajo la atención del público
argentino sobre Los Rodríguez, que habían editado su primer
disco solamente en España. A partir de ahí, la fiebre Calamaro
empezó a aparecer.
La frase: Soy el remedio sin receta y tu amor, mi enfermedad.
Envasado en: Algo mejor (1992).
Arbol genealógico: Lou Reed, Beatles, Moris.
Podrían haber sido:
El
aguante
Charly García
Say No More, el alter ego desenfrenado y decadente de García, explota
en esta exhibición atroz de rock cavernícola. Un agradecimiento
al buen entornus y a las estoicas víctimas de noches de conciertos
suspendidos y karaokes interminables. E incluso se la puede entender como
la institucionalización de una palabra que define la década
(ya había inspiración para el título de programa
futbolístico en donde los hinchas emiten toda clase de opiniones
y profieren amenazas, declaraciones de amor, etc.) La máxima estrella
del rock argentino termina así una década agitada, en la
que más de una vezcaminó por la cornisa. En realidad, terminó
con lo peor de los noventa para el No: Carlos & Carlos en Olivos.
La frase: Y si no te gusta te podés matar/ éste
es el aguante/ éste es mi lugar.
Envasado en: El Aguante (1998).
Arbol genealógico: Chuck Berry, Marilyn Manson y la hinchada
de Morón.
Podrían haber sido: Estaba en llamas cuando me acosté,
Cuchillos, Chipi chipi.
Juguetes perdidos
Patricio Rey y sus
Redonditos de Ricota
Está bien: Mi perro dinamita y Un poco de amor
francés sonaron hasta en los lavarropas, pero cualquiera
que haya ido a alguno de los shows de los Redondos desde que se editó
Luzbelito, sabe que éste es el primer single de una hipotética
banda de sonido del road movie ricotero de esta década. El tema
incita a desplegar banderas y bengalas, y las bandas responden en consecuencia.
Un momento único y digno de verse en cualquier show de Patricio
Rey.
La frase: Este asunto está ahora y para siempre en
tus manos, nene.
Envasado en: Luzbelito (1996).
Arbol genealógico: Pink Floyd, Blas Parera.
Podrían haber sido: Mi perro dinamita, Un
poco de amor francés, Gualicho.
Hacelo por mí
Attaque 77
Era una canción desesperada y romántica. Tenía una
melodía adhesiva y un estribillo contundente, que definieron como
se podía llegar al romanticismo suburbano mejor entendido. Tenía
destino de hit y lo fue, incluso antes de que Pergolini la usara para
bautizar su programa dominguero, concebido (y fallido) como la versión
rocker de Ritmo de la noche. La sobreexposición hizo
que hasta sus autores la odiaran y se negaran a tocarla en vivo. Después
de ese éxito abrumador, Attaque vivió su peor momento. Todos
culparon a la canción pero, ¿quién no la recuerda
con cariño?
La frase: No me mires a los ojos que me muero, yo me muero
de dolor.
Envasado en: El cielo puede esperar (1990).
Arbol genealógico: Ramones, José Luis Perales.
Podrían haber sido: Espadas y serpientes, Otras
canciones.
La guitarra
Los Auténticos Decadentes
Incomparables, Los Decadentes sonaron en todas las fiestas de esta década
y fueron, por lejos, los favoritos de las hinchadas de fútbol.
Y aquí está lo mejor de ellos: una melodía irresistible,
una letra capaz de despertar la más ingenua rebeldía adolescente
en el oficinista más gris, y un video con la actuación estelar
de Guillermo Nimo en camiseta como el viejo. Elbarrio, la
cerveza, la guitarra, la fiaca, la picardía. ¿Qué
más se podía pedir?
La frase: Quiero tocar la guitarra todo el día y que
la gente se enamore de mi voz.
Envasado en: Mi vida loca (1995).
Arbol genealógico: Los Campaneli, Luis Sandrini, Mingo y
Anibal.
Podrían haber sido: Los piratas, Loco
(tu forma de ser), Cómo me voy a olvidar.
D-Generación
Babasónicos
Nirvana se había encargado de sacar a la superficie la efervescencia
del rock alternativo y el sur del Gran Buenos Aires olía a espíritu
adolescente. Asomaban un nuevo sonido y una nueva actitud: llegaban los
desfachatados sónicos. De aquella escena respaldada por Soda Stereo
(invitó a algunas bandas a abrir los shows de Obras, en 1992),
los Babasónicos, creadores del primer manifiesto generacional de
la década, probaron ser también los únicos sobrevivientes
de aquella movida y ahí siguen, en pie.
La frase: Mi generación hoy se caga en tu opinión.
Envasado en: Pasto (1992).
Arbol genealógico: Stone Roses, My Bloody Valentine, The
Who.
Podrían haber sido: Viva Satana, Desfachatados.
Seguir
viviendo
sin tu amor
Luis Alberto Spinetta
Para el Flaco, buena parte de los noventa fue de reclusión y hermetismo.
Sin embargo, su primer trabajo de la década le había permitido
volver a la consideración masiva. En especial gracias a este hit
delicado y delicioso, que le cantaba al amor con simpleza y poesía.
El video de la canción era minimalista y bello: primer plano de
Luis cantando y un láser azul sobre la cara. Un momento inolvidable:
Spinetta invitó a Cerati, Zeta y Fito Páez a unírsele
en el tema en un concierto gratuito en la 9 de Julio. Tuvieron que repetirlo.
La frase: Y si acaso no brillara el sol/ y quedara yo atrapado
aquí/ no vería la razón de seguir viviendo sin tu
amor.
Envasado en: Pelusón of Milk (1991).
Arbol genealógico: Almendra, Paul McCartney, Spinetta.
Podrían haber sido: Cheques, Jardín
de gente.
Siempre
acampa
Peligrosos Gorriones
Agrupados livianamente dentro del malón sónico y elegidos
revelación por el No en 1992 por un soberbio primer disco, aquellos
jóvenes platenses tenían vitalidad, melodía y, sobretodo,
muy buenas canciones. Aquel debut, producido por Zeta Bosio, presentaba
a un letrista talentoso, algo díscolo y oscuro: Francisco Bochatón.
Aunque el estribillo dice la armonía siempre acampa y es
mi amiga la alegría, esta canción es un catálogo
de atrocidades. Ahora Bochatón solista que ojalá no
quede en la historia como un Bichi Borghi del rock apunta a concretar
aquella promesa de gran songwriter, hasta ahora trunca.
La frase: Los perros se pudren en compotas, los trenes se
amputan de gangrena.
Envasado en: Peligrosos Gorriones (1992).
Arbol genealógico: Pixies, Nirvana, Don Cornelio y La Zona.
Podrían haber sido: Bicho reactor, Rayo
de amor.
Perra
Viejas Locas
Despecho tanguero-misógino en la década del tetra brick,
escupido por un pibe de Piedrabuena que fuma porro, escucha a sus Majestades
Satánicas y reivindica lo suyo como rock obrero. Viejas
Locas representa una nueva generación stone argentina (de afuera
los llaman los viejita), más cerca del idealismo suburbano
(en verdad, Jagger sólo conoció algunos barrios bajos por
fotos) que del glamour y el deseo de estrellato de los Ratones Paranoicos.
Otra vez se derriban las barreras entre público y artistas: todos
visten jardinero, pañuelito al cuello y peinan flequillo.
La frase: Ahora tengo un problema, un problema mental.
Envasado en: Hermanos de sangre (1997).
Arbol genealógico: Rolling Stones, Julio Sosa.
Podrían haber sido: Mi flor, Me gustas
mucho.
De Música ligera
Soda Stereo
Empezaba la década y Soda Stereo ya era la banda de rock más
grande de Latinoamérica. El cierre de la Gira Animal fue en el
estadio de Vélez (la primera vez que una banda argentina se presentaba
allí). He aquí pura energía de pop psicodélico,
con un video que llevaba al extremo el reciclaje ochentoso del flower
power (parodiado luego por Kapanga en su clip de Ahí viene
Ramón, para gracia del propio Cerati). Eso era Soda a principios
de los noventa: una superbanda de rock editando un disco a la altura (y
más allá) de las expectativas, con una canción que
se pegó para siempre.
La frase: Nunca sorteé las trampas del amor.
Envasado en: Canción animal (1990).
Arbol genealógico: The Cure, Stone Roses, Pescado Rabioso.
Podrían haber sido: Canción animal, Primavera
0.
Sin
documentos
A. Calamaro / Los Rodríguez
Fue el primer hit de Los Rodríguez que sonó en la Argentina
en boca de Andrés Calamaro, puesto que Mi enfermedad
se había hecho famoso en la versión de Fabiana Cantilo (ver
aparte). Radicado en Madrid, el Bob argentino dejaba traslucir la influencia
de la música española (especialmente de la rumba) en su
universo de compositor pop del rock nacional. Más adelante, la
misma fórmula le dio nuevos éxitos, pero nunca creó
un riff de guitarra tan explosivo como éste. Para la historia.
La frase: Buscando tu sonrisa estaría toda mi vida.
Envasado en: Sin documentos (1993).
Arbol genealógico: Kiko Veneno, Ketama, Los Gatos.
Podrían haber sido: No se puede vivir del amor,
Flaca, Palabras más, palabras menos, Salud,
dinero y amor.
Blues
de Bolivia
La Renga
La canción casi desata un conflicto diplomático con Bolivia,
aunque La Renga tomaba como una celebración el siempre anhelado
por algunos viaje de iniciación al país vecino.
Pero, claro, el embajador boliviano no entendía de estas cosas
y se molestó por la directa relación entre su país
y las drogas (que vacer, vieja...), entonces el trío de Mataderos
se disculpó públicamente y explicó que se había
inspirado en la película Expreso de medianoche. Eso no empañó
el hecho de que cada vez que el tema (que de blues no tiene nada) suena,
se desate una fiesta. Para los rengos, queda claro que una cosa es una
cosa y otra cosa es otra cosa: la marihuana, de los pibes, y la cocaína,
de los poderosos.
La frase: Cocaína cocaína se la toman los de
arriba, cocaína marihuana prenden fuego y no queman nada.
Envasado en: Bailando en una pata (1996).
Arbol genealógico: Creedence Clearwater Revival, La Pesada
del Rock and Roll.
Podrían haber sido: La nave del olvido, El
rebelde, Negra mi alma, negro mi corazón.
Sólo
por ser indios
A.N.I.M.A.L.
Alguna vez Marcelo Corvalán contó que el hecho de convertir
en siglas el nombre de la banda (Acosados Nuestros Indios Murieron Al
Luchar) los condicionó a abordar la temática aborigen. De
alguna manera, y casi sinproponérselo, eso definió el estilo
de la aparición más popular del metal argentino de los 90.
El heavy que acepta la intromisión del hardcore, el hip hop, la
ropa Adidas y guiados por el Dios Sepultura no se olvida de
la miseria latinoamericana ni de sus primeros habitantes. Bien correcta.
La frase: Herederos del tiempo/ forzados a ser guerreros.
Envasado en: Fin de un mundo enfermo (1994).
Arbol genealógico: Sepultura, Biohazard, Ruben Patagonia.
Podrían haber sido: Lejos de casa, Loco
pro, Chalito.
El
arriero
Divididos
La fusión entre rock y folklore sonó mejor que nunca en
esta versión de un clásico de Atahualpa Yupanqui. La aplanadora
define su personalidad con La Era de la boludez, su disco más exitoso:
chacareras hendrixianas, reggae, trash, bombos legüeros. Todo. No
es casualidad que el disco lo haya producido Gustavo Santaolalla, pionero
con Arco Iris de la mezcla de ritmos autóctonos y rock. Pero Mollo,
Arnedo y Gil Solá la llevaron a la masividad: en un año,
tocaron trece veces en Obras y la poesía de un grande de verdad
llegó a las bandas.
La frase: Las penas son de nosotros, las vaquitas son ajenas.
Envasado en: La era de la boludez (1994).
Arbol genealógico: Atahualpa Yupanqui, Jimi Hendrix.
Podrían haber sido: Qué ves, Ala
delta, El 38, Qué tal.
Maradó
Los Piojos
Después del Santa Maradona de Mano Negra, he aquí
el mejor tributo local al icono más grande de la historia del fútbol
pasión de multitudes. Si es que existe eso del rock futbolero,
Maradó es el primer hit explícito, autorreferencial
a más no poder y acabado del género. Y Los Piojos,
sus más inspirados representantes. Todo aquello se concretó
cuando el 10 subió al escenario de Obras, este año. El candombe,
el rocanrol, y la historia del héroe conflictuado y usado que llega
a lo más alto y no consigue lidiar con el éxito. En escala,
algo parecido le pasó a Los Piojos con el suceso de Tercer Arco,
que vendió 180 mil copias.
La frase: Viene el río del hambre y la sed/ y ya no
hay goles que den de morfar.
Envasado en: Tercer arco (1996).
Arbol genealógico: Rolling Stones, Jaime Roos, Héctor
Gagliardi.
Podrían haber sido: El farolito, Verano
del 92, Ando ganas (Llora llora).
Rock
del pedazo
Ratones Paranoicos
Construido sobre un ritmo cuadrado y tan simple como su letra, la canción
describe un trip nocturno y ansioso de alguien en busca de... lo que todos
imaginan (que no aparece). Aunque la canción repite la fórmula
típica de los Ratones o sea, rock stone, se convirtió
en un gran éxito para la banda, tarareado incluso por los caretas.
Era sólo rocanrol, pero... Además: ¿quién
no paso por un trance semejante? Decir si yo ya puse plata,
suena verdaderamente conocido.
La frase: Hace dos horas que ando tras un poco de grass.
Envasado en: Fieras lunáticas (1991).
Arbol genealógico: Rolling Stones.
Podrían haber sido: Vicio, La nave.
Dale
alegría
a mi corazón
Fito Páez
Los fantasmas los había exorcizado casi todos en Ciudad de pobres
corazones. Cuando compuso y grabó Tercer Mundo, Fito Páez
todavía no era una superestrella, pero ya se perfilaba como tal.
Y esta plegaria era el síntoma de esperanza más claro. Aunque
el rosarino aclaró que la canción no había sido compuesta
pensando en él, una foto de Maradona ilustraba la letra dentro
del librito del cd y el vinilo. Entonces se la asoció para siempre
con Diego: musicalizaba todo clip televisivo dedicado al 10, y notardó
en llegar a las tribunas. Fue, por ejemplo la banda de sonido oficial
del campeonato que Boca logró en 1992, después de 11 años
de abstinencia.
La frase: Y ya verás, las sombras que aquí
estuvieron no estarán.
Envasado en: Tercer Mundo (1991).
Arbol genealógico: Paul Simon, Sting, Spinetta.
Podrían haber sido: Un vestido y un amor, Tercer
Mundo, Mariposa technicolor.
Mandela
Todos Tus Muertos
Esta canción antiapartheid es el manifiesto personal del único
negro argentino que se metió al rock de lleno, Fidel Nadal, y también
una muestra de su utópica visión de cambios inmediatos (esto
acelera la revolución y los obreros van a la huelga). Para
Todos Tus Muertos, los noventa fueron años de consolidación
y crecimiento, en especial en cuanto a sus giras por América y
Europa (con cierto padrinazgo de Manu Chao y conexiones con el vasco Fermín
Muguruza).
La frase: Si no me creés, me chequeás los cromosomas,
me chequeás los genes(acentuado en la última sílaba)
Envasado en: Dale aborigen (1994).
Arbol genealógico: Mano Negra, The Clash, Daniel Viglietti.
Podrían haber sido: Trece, Mate.
Avanti
morocha
Caballeros de la Quema
Al galope de una melodía triunfal, condensó toda la poética
barrial y canyengue de Iván Noble. Todo lo que vino después
es historia. Una de las más pintorescas entre los casos de rockeros
argentinos que excedieron el cerco especializado. Pero la
bonita canción de amor estival saturó una vez que se hicieron
públicos los revolcones del rockero pelilargo (como
llamaba el periodismo de chimentos a Noble) con la morocha más
brava de la tele. Seguro que Lucho nunca había escuchado Patri.
La frase: Mi casa es un desastre sin tu risa.
Envasado en: La paciencia de la araña (1998).
Arbol genealógico: The Jam, Dyango.
Podrían haber sido: Carlito, Patri,
No chamuyés.
Gil trabajador
Hermética
El héroe de la clase trabajadora del metal argentino y su manifiesto
contra la patronal. Una descripción inspirada de los asados obreros
sobre la vereda en la gran urbe (el tormento del vino artificial,
y su atmósfera parrillera) y un repaso por las penurias cotidianas
de la clase proletaria. Ricardo Iorio se erige aquí, definitivamente,
en el caudillo de la vieja legión heavy nacionalista. Y se ocupará,
cada vez que pueda, de diferenciarse de la nueva generación carnera
de la música pesada local (con la anécdota de su guerra
verbal contra A.N.I.M.A.L.).
La frase: Mientras el mundo policía y ladrón
me bautiza sonriendo, gil trabajador.
Envasado en: Acido argentino (1992).
Arbol genealógico: José Larralde, Black Sabbath.
Podrían haber sido: Cambalache, El pibe
tigre.
León
Gieco
Guía espiritual
Cualquiera que haya vivido más o menos de cerca la historia del
rock popular argentino en los noventa, no debería tardar más
de tres segundos en mencionar al padrino de la generación. Si la
respuesta es León Gieco, es correcta. El abuelo de Cañada
Rosquín, propagador del folklore dentro de la cultura rock y viceversa,
no sólo es el intocable, sino que fue quien registró en
una canción el antiimperialismo de este tiempo, en boca de los
máximos representantes de eso que se dio en llamar rock barrial.
Por eso El Embudo (Homenaje a la Patagonia), incluida en Orozco
(1997), es la síntesis documental exacta. Los tres Divididos hacen
de banda, y cantan Gustavo Santaolalla, Iván Noble, Chizzo, Ricardo
Iorio, Mollo, Mercedes Sosa (especie de Matrona intocable de la camada,
algo así como la mujer de Don Corleone) y Gieco, claro. La letra
es de Marcelo Berbel y predica casi sin metáfora la filosofía
nacional y popular: Seguimos siendo colonia de la gallina de arriba,
federalismo mentira desde que tengo memoria... Allá se inventa
la historia/ aquí se escribe con sangre, mas vienen de tarde en
tarde, en víspera de elecciones, a prometer soluciones que ya no
engrupen a nadie. La versión en vivo más recordada
es la de los conciertos que las Madres de Plaza de Mayo convocaron en
Ferro en el 97. El círculo cierra con las colaboraciones
de Gieco en los shows de A.N.I.M.A.L.: el trío lo venera cada vez
que puede, e interpreta con él Cinco siglos igual,
un bella canción que reivindica la vida en las Américas
precolombinas y repudia la conquista europea. Otro símbolo.
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