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Jueves 9 de Diciembre de 1999
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Histórico: mañana, por fin, se terminan los diez años de M...

Este es el fin,
mi amigo

La cuenta regresiva llegó a su fin. ¡Se va! ¡Se va! El hombre de la no revolución productiva, el que liberó asesinos, vendió todo, se recibió de oreja mayor con los Estados Unidos, incorporó la palabra “Anillaco” al vocabulario cotidiano de los argentinos, ostentó todo lo que pudo y se olvidó de lo que había prometido, termina el largo reinado de una década. Celebrando la ocasión, el No te ofrece una producción que reúne opiniones de rockers argentinos y un repaso de los diez síntomas (más un bonus track) de otra década infame. Que también fue maravillosa, entretenida y excitante por muchas otras cosas que no entrarían en este suplemento.

Producción y textos: PABLO PLOTKIN-ROQUE CASCIERO
MARIANA ENRIQUEZ-ESTEBAN PINTOS


Los Redo’
De un lado gases lacrimógenos, del otro botellazos. El barrio del Club Atenas de La Plata estaba lleno de policías una noche de mayo de 1990, antes del show de los Redonditos de Ricota. Con un combate entre “desangelados” y uniformados empezaba la década ricotera, y el Indio Solari bajaba una profecía desde el escenario: “No sé si se dieron cuenta, pero estamos solos. Y lo que va a venir es peor. Cuídense”. Un año más tarde, la policía de la comisaría 35» detuvo a Walter Bulacio (18 años) en la puerta de Obras, antes de un recital. Pocos días después, el pibe murió por los golpes que le dieron. La banda –es decir, el triunvirato PoliIndio-Skay– tuvo una reacción ambigua: por continuar con el obstinado “silencio” público como postura, olvidaron que algo grosso había pasado y que habría que haber hecho más que alguna frase –demasiado codificada– proferida desde un escenario. Desde entonces el enfrentamiento se renovó (con más o menos gravedad) en casi todos los shows, y luego de las presentaciones de Lobo suelto, Cordero atado en Huracán, empezó la era del éxodo interior: la banda no volvió a tocar en Capital o el conurbano hasta cuatro años más tarde, cuando el Ultimo Bondi a Finisterre los llevó a Racing. Y las bandas protagonizaron durante ese tiempo el fenómeno más singular del rock argentino. Los trenes y los micros salían de los barrios bajos con pocas monedas, pocas ilusiones y bastante vino, llegaban a las ciudades o a los pueblos, los transformaban. A veces escandalizaban, a veces caían simpáticos, a veces se los reprimía. Una imagen: en Olavarría, donde el intendente Eseverri prohibió el show, un pibe montaba guardia bajo la lluvia a la puerta del hotel Savoy, tomando un vaso de sopa de sobre que se había robado del supermercado de la vuelta. “Qué loco, ¿no?”, comentó. “Los chabones te hacen conocer el país.”


Aluvión
“Hoy la música está desdoblada del mismo modo que la sociedad: por un lado la fabricada para los medios, la cortesana; por el otro la música del barrio y de los chicos.” En la década pasada, el guru Indio Solari generaba así una de las primeras chispas que encendieron la mecha del rock barrial, y dejaba en claro la dicotomía entre los músicos que “se transformaron en entretenedores” y los que todavía estaban “cerca de los pibes”. Las cosas cambiaron en los noventa: al rock barrial le pegaron la etiqueta de chabón (del top 5 de palabritas más dichas en la década) y los grupos encuadrados en la movida se convirtieron –a su pesar o no, según el caso– en las estrellas de la década, suerte de hecho maldito de un rock naturalmente burgués en casi 25 años. Mal que pese. Pero más allá de la amistad y la coincidencia de principios básicos, aquel festival organizado por las Madres de Plaza de Mayo que los juntó a todos (Ferro, 1997) sirvió para ver, comparar y elegir. Es cierto: todos fueron abiertamente antimenemistas, antimilicos, antipolicía y casi todos invitaron a subir al escenario a León Gieco. Pero no es lo mismo el romanticismo punk, new wave y suburbano de Attaque 77 que el rock macizo de La Renga. Se parecen muy poco el rythm & blues rioplatense de Los Piojos y el metal pro-aborigen de A.N.I.M.A.L. Agréguese a la lista a Los Caballeros de la Quema, Las Pelotas, Ricardo Iorio, Divididos, Bersuit, Viejas Locas, Todos Tus Muertos... Pero considérense las diferencias. Basta con revisar las entrevistas del No con dos de los principales emblemas: no es lo mismo la espontaneidad de “El Che era un chabón grosso” del Chizo, de La Renga, que la toma de distancia de Andrés Ciro Martínez, de Los Piojos: “Si te quedás en la esquina no crecés nunca”. Ver, comparar y elegir.


Se la bancan

H.I.J.O.S. (Hijos por la Identidad y la Justicia, contra el Olvido y el Silencio) es un movimiento de derechos humanos que agrupa a los hijos de hombres y mujeres secuestrados, torturados, asesinados, desaparecidos, sobrevivientes de cárceles o que tuvieron que escapar al exilio durante la última dictadura militar. La agrupación se armó en 1995: surgió de unprimer encuentro en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de La Plata, cuando se hizo un homenaje a muertos y desaparecidos de esa facultad. Los organizadores se ocuparon de buscar a hijos y familiares de los homenajeados y poco después, en la Semana Santa de 1995, se organizó un campamento. Allí surgió la idea de la agrupación y se plantearon sus lineamientos: la exigencia de justicia, la necesidad de reconstruir la historia personal, rescatar el espíritu de lucha de sus padres y la búsqueda de los hermanos robados y privados de su identidad.
Hoy la agrupación tiene, a nivel nacional, 500 miembros. Y desde 1997 inventaron, ante la impunidad de los genocidas, una forma para iniciar, alentar y potenciar la condena social: los escraches. Un escrache es un dar a conocer a la sociedad donde viven, qué hicieron, y por qué deben ser condenados los asesinos. Es sencillo, se trata de reunirse en la puerta de la casa del despreciable sujeto y, con murgas, pintadas, bailes y todo lo que se pueda, “escracharlo” ante sus vecinos. Muchos son los nombres hasta el momento: Videla, Massera, el “Tigre” Acosta, Suárez Mason, Rico, Bussi... El primero fue el médico Mañaco, en 1997, y los escraches no van a detenerse. HIJOS tiene dieciocho regionales provinciales (Alto Valle, Neuquén y Río Negro, Capital Federal, Córdoba, Chaco, Chubut, Entre Ríos, Jujuy, La Plata, Mendoza, Neuquén, Rosario, Salta, San Juan, Santa Fe, Santiago del Estero, Ceres, Santa Fe, Tucumán, Zona Norte, Gran Buenos Aires) y varias en el resto del mundo (España, Cuba, Holanda, México, Francia, Uruguay, Venezuela, Suecia). Han sido una de las grandes apariciones de la década. Y siguen ahí.

Tierra quemada
por ANDRES CIRO
Parece que cuando Alejandro Magno invadió lo que hoy es Turquía atacando Persia, un alto jefe militar mercenario de origen griego –y de nombre Memnón– aconsejó a los persas ir quemando los campos por donde el conquistador macedonio avanzara, a fin de dejarlo sin pasturas para los caballos y animales de carga y alimento. Los persas veneraban a la tierra y sus frutos, la idea les pareció un sacrilegio, y no hicieron caso. Alejandro venció, entre otras cosas, por este error.
Ya en este siglo Stalin mandó quemar todo sitio por donde fuera a avanzar el aparentemente incontenible ejército alemán, en su devastador avance por la Unión Soviética. Se llamó a esta decisión la táctica de la Tierra Quemada.
Dos gobiernos sucesivos de Menem, que comenzaron con el tremendo descontrol económico heredado tempranamente de un “Alfonsín en fuga” lamentable, con una costosa pero concreta estabilización de la moneda –a un costo social que más o menos lentamente se haría sentir–, y con el verso de la revolución productiva a manos de la pequeña y mediana empresa, terminan hoy dejando el país en un estado de quiebra y deuda espeluznante thriller thriller.
La aplicación de la táctica de la Tierra Quemada a manos de políticos insaciables, presididos por la frivolidad y lujuria sin límites ni contracara (nadie se va a quejar de que el presidente tenga sus festicholas si hay trabajo y no se pasa hambre, es decir, si hace lo que tiene que hacer), del Gran Sheik (de habilidad siniestra luzbeliteana indiscutible para perpetuarse en el poder) nos dejan hoy un país rotundamente hecho mierda.
La táctica de la Tierra Quemada sin otro enemigo que el mismo pueblo, sin otro objetivo que el enriquecimiento asquerosamente ilícito y desmedido.
Hoy los elegidos para el poder hablan de situación crítica en extremo, casi casi como si antes no hubiesen estado enterados de nada de lo que pasaba, como si hubieran bajado de una nave espacial. Esperemos que las quejas no vengan por el lado de “qué poco nos quedó para afanar” más que por una evaluación tardía y llorona. Ya sabemos que estamos pa’l carajo. Ahora que con firmeza enderecen el palo mayor de este barco, que por más que el pueblo sople y resople, si el palo (o la verga) está torcido y se afanan las velas, el bote no avanza.
Si la tierra está quemada, la ceniza servirá de abono si plantamos a tiempo.
Y que cuando editemos el próximo disco, la letra de “San Jauretche” suene anacrónica.

Siempre
por ANDRES CALAMARO
Lo gracioso es que los argentinos vamos a tardar menos de 10 años en reconocer lo que sí hizo.
El mundo es cruel. Hubo una forma de hacer las cosas que terminó irritando mucho a la gente. Y así perdieron históricamente unas elecciones, tal vez las primeras que pierde el peronismo durante la democracia. Que se jodan.
De ahora en más, serán una oposición muy dura, como lo fueron con Alfonsín. Y yo, frente a unos primeros cien días de gobierno flamante, quisiera para nosotros cierta esperanza y cualquier posibilidad de optimismo.
En un principio, todos nos dimos cuenta de que las cosas estaban cambiando y que se estaban ordenando mucho. El truco de la paridad, en un primer momento, detuvo una especie de crisis imparable, de locura social, económica y macropsicológica imposible de tolerar. Todos lo celebraron comprando sus teléfonos portátiles. Claro, ahora existe la cesación de pagos y aumentaron las dificultades para conseguir trabajo.
Simplemente, la fiesta terminó. Estamos igual que siempre.

Estrellita
por IVAN NOBLE
Cuando empezó el menemismo, en mi barra de amigos todavía teníamos discusiones políticas y muchos -.todos ellos buenas personas– votaron la primera vez a Menem. Y recuerdo sus caras de enorme decepción a los dos meses, cuando el tipo empezó a armar el gabinete. La estafa fue muy grosera desde el principio: “Muchas gracias por votarme. Born, vení para acá”.
Creo que el registro más concreto del menemismo son los últimos tres años, cuando la gente a la que conocés se quedó sin laburo o conseguía apenas por 250 pesos al mes. Ese es el registro cotidiano, de familiares o vecinos a los que les pasaba eso. Están los grandes hitos de miseria menemista como el indulto, pero me parece que lo más jodido es la constante degradación del nivel de vida de la gente. Uno ve cómo tratan a los pibes que trabajan en los supermercados y se quiere matar. O ver a tipos grandes en las estaciones de trenes pidiendo una moneda para poder viajar. Tipos que podrían ser mi abuelo y que, a lo mejor, tienen laburo, pero ganan 300 pesos por mes y no tienen para viajar.
Con un panorama así, a veces siento algo parecido a la culpa porque me va bien en este momento. Si tengo que ir a tocar muy lejos empiezo a protestar, hasta que me doy cuenta de que por ir a cantar dos horas arriba de un escenario me llevo la guita que mi abuelo gana en cinco meses con su jubilación. Entonces pienso que algo raro está pasando en este país. Por eso digo que el mejor antídoto contra sentirte una estrella de rock en la Argentina es vivir aquí y ahora, justamente. Yo sospecho mucho de la gente a la que le fue bien durante el menemismo pero... Supuestamente, nosotros somos parte de ese grupo. Entonces pienso: ¿estafamos a alguien, lavamos algún dinerillo? Y no, la ganamos en buena ley, no se la robamos a nadie. Hicimos canciones, a algunas personas les gustaron y las compraron. No somos los hijos de Moneta.

Relaciones peligrosas
Charly García, omnipresente, abrió y cerró este período de un lado y del otro. En la campaña presidencial de 1989, fue la estrella de cierre de un festival organizado para promocionar la candidatura de Eduardo Angeloz (UCR), en la cancha de Ferro, en donde además participaron Luis Alberto Spinetta, Virus, Patricia Sosa, Ratones Paranoicos. Llamó “Nemen” al candidato justicialista y prometió irse del país si el temido caudillo riojano triunfaba. Diez años después... En la residencia de Olivos, fue la estrella de cierre de un festejo privado presidencial (del presidente Nemem), del cual quedó como testimonio un cd bautizado Charly & Charly en Olivos y la promesa de una fórmula conjunta para el 2003. Fue amor a primera vista: se habían “conocido” en una producción de la revista Gente. “Esto fue una reunión social, en ningún momento hablamos de política”, dijo Charly (García). Pero hubo más rockeros/poder en estos 10 años. Ni bien asumida como secretaria de la juventud en el flamante gobierno “peronista”, Claudia Bello logró convocar a una serie de músicos de rock para que avalaran con su presencia la instalación de una “oficina de rock” (!) en la mismísima Casa Rosada. El día de la presentación en sociedad de aquel despropósito estuvieron, junto a Menem y el secretario de Medios Jorge Rachid –inspirador de la movida y que incluso llegó a reunirse con Spinetta–, Pappo, Adrián Otero, Pil Trafa, Trixy (piropeada por el mismísimo) y otros. Todo se redujo a esa puesta en escena y a una oficina a la cual concurrían algunos de aquellos (y otros, como Moris e integrantes de Virus). Ahí se terminó todo. Pero no fue todo: celebridades internacionales como los Rolling Stones (que bebieron los vinos Menem y posaron risueños con ese señor de fulgurante traje amarillo que los recibió en Olivos) y Madonna, en tiempos de la filmación de Evita, cuando “operó” para lograr el uso del balcón de la Rosada para la escena más importante del film. Lo consiguió, y más tarde se encargó de contarle a MTV que Menem “estuvo todo el tiempo mirándole los senos”.

Embusteros
por GUSTAVO CORDERA
Es increíble cómo el memenismo bastardeó la economía del país. Se terminaron los almacenes y los vendedores ambulantes, los shoppings y los grandes supermercados destrozaron las pequeñas economías barriales. Hoy es tremenda la cantidad de autopistas con peajes monstruosos y las empresas privadas cobran fortunas por servicios básicos como el agua, la luz y el teléfono. Lo peor es que se les dio permiso a esas compañías para estafar a la gente.
Recuerdo las manifestaciones de los jubilados, las lágrimas de cocodrilo de Cavallo frente a Norma Pla, los atentados contra la AMIA y la embajada de Israel, la muerte de María Soledad, el asesinato de José Luis Cabezas, lo de Bonino, los piqueteros en el sur, la aparición del Perro Santillán como respuesta a la miseria. Pero creo que lo que más recordaré en el futuro es la ficción y la falacia que produjo la idea de primer mundo. Hay una frase que lo explica claramente: “La verdad se defiende por sí sola, sólo el embuste necesita el apoyo del gobierno”.

Hacerse cargo

por RICARDO IORIO
El menemismo me dio mucha letra, “El pibe tigre” es un buen ejemplo para dar. De todas maneras, yo sigo siendo yo esté quien esté, ahí arriba. Uno es quien debe ser o no es nada. Hay gente que nace con un don y hay otros que tienen que ir a una universidad para que les enseñen, porque no saben lo que tienen que hacer con su vida. Y esta situación, por supuesto, no tiene nada que ver con el gobierno de turno.
Respecto a los efectos del menemismo sobre la sociedad, pienso que una parte de ella se benefició y otra parte se perjudicó mucho más que antes. De todas maneras, hay que hacerse cargo: el pueblo es el que elige a los gobernantes que quiere tener. ¿Quiénes se beneficiaron?: los mahometanos. Sin embargo, de nada nos sirve andar dándonos la cabeza contra la pared. Nadie nos metió en cana, de última. Creo que quien tiene el deber de hacer algo, si lo hace bien, está cooperando para un mundo mejor. Ojalá que en este próximo mandato cada uno de los que fue elegido cumpla las funciones de manera mucho más decente que el último mandato presidencial.
Espero que haya sido una buena elección del pueblo y que los nuevos funcionarios respondan a la sociedad. Que todas las malas experiencias que hemos tenido con este gobierno, como la existencia de la carpa blanca, el PAMI y todo lo que sabemos, nos sirvan como enseñanza para progresar como Nación, de una vez por todas.
CONTINUA