De
la mano (o el cuerpo) de Graciela Alfano vistiendo plumas, muchas mujeres
fantasean con las lentejuelas. Otras se animan desde los almanaques de
"Sábado Bus". Las curvas reales se hacen lugar en el modelo
andrógino de las pasarelas. Permisos para jugar con su propia feminidad o
parte del papel de mujer-objeto: el debate.
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Por
Mariana Carbajal El desembarco de la escultural Graciela Alfano en el teatro de revistas de Mar del Plata puso en juego la reivindicación del vapuleado rol de vedette. Antes que ella, otras actrices y algunas periodistas de televisión se atrevieron en "Sábado Bus", el programa de Nicolás Repetto, a posar con tangas diminutas y miradas provocativas, para un almanaque erótico, estilo gomería, y jugaron a ratonear desde la pantalla. La movida coincide con el relanzamiento en el país del canal Playboy, con una programación claramente dirigida a captar a la audiencia femenina, y con la irrupción de lencería con reminiscencias porno en coquetos locales de shoppings, alejados de sus tradicionales escondites de las casas especializadas. ¿Se trata de una moda pasajera o una tendencia que dice más de lo que muestra? En las últimas semanas, otras actrices y varias modelos se calzaron plumas, lentejuelas y sobre todo brillo, mucho brillo, y bailaron como invitadas especiales en el famoso carnaval de Gualeguaychú. ¿Es un paso más en la mentada liberación sexual femenina o una confirmación del papel de mujer-objeto? Opinan una filósofa, una psiconalista, una sexóloga y una socióloga, y dan sus versiones Alfano, Julieta Ortega, Paula Trápani, Viviana Semienchuk.
Graciela Alfano es la reina de esta comparsa. "Yo no me
disfracé de vedette: creé mi propio modelo de vedette. Para mí esto no
es otra cosa que una opción de trabajo. Mi figura es altamente
marketinera. Ese es mi negocio. Qué suerte que puedo imponer un modelo
que es imitado. La imitación es admiración. Es evidente que a partir de
mi inclusión en la revista, hay otro tipo de mujeres que quieren
imitarme. Esa es mi habilidad vendedora", se jacta la eterna sex
symbol argentina. "Se me dio esta posibilidad (de estar en el teatro
de revistas). Si la propuesta hubiese sido teatro para niños, lo hubiese
hecho y seguramente me estarían preguntando por qué otras mujeres
quieren hacer teatro para niños", se ríe de las que quieren
emularla, desde que se trepó al escenario del teatro Atlas, en Mar del
Plata, de la mano de Nito Artaza y Miguel Angel Cherutti, para encarnar a
la vedette principal del espectáculo Lo que el turco se llevó,
con quince funciones semanales, sin día de descanso, a razón de dos de
domingo a viernes y tres, los viernes. "Yo juego a este
personaje", agrega en diálogo con Página/12, y admite que le
encanta ratonear a los argentinos. "Si sirvo para que la pasen mejor
en sus casas, me parece maravilloso. Pero yo tengo mi sexo en mi lugar íntimo.
A mí no me pasa nada en el escenario: ahí estoy trabajando", aclara
Alfano.
Una de las mujeres que no quieren perderse este tren es la modelo
María Vázquez, de 25 años. En declaraciones recientes a la revista Gente
confesó que tiene "la fantasía de subir a un escenario, con plumas
y brillos". "Sueño con ser vedette al menos por un día. ¿Por
qué no? En realidad es sólo eso, una fantasía, algo con lo que me
divierto, pero creo que nunca me animaría a hacer (...) porque si te hacés
vedette, después tenés que saber manejarlo, hacerte cargo de lo que
generás", agregó. María Vázquez rechazó hace cuatro años una
propuesta en ese sentido de Artaza y Cherutti, la misma que el año pasado
aceptó Daniela Cardone y ahora Graciela Alfano. Tal vez, influida por la
movida erótica, y el negocio que mueve, hoy su opinión es otra. "De
repente, me gustaría, por ejemplo, hacer una suplencia, que me dijeran:
'Vení de vedette por una semana', como para probar y no tener que
comprometerme a hacer algo que después, tal vez, me generaría
angustia", sugiere María Vázquez.
Fantasía real o negocio virtual, lo cierto es que la moda de
convertirse en vedette, aunque sea por algunas horas se asomó durante
1999, promovida por el almanaque erótico de "Sábado Bus"
(Telefé), en el que aparecieron mujeres habitualmente alejadas de las
pasarelas (actrices, conductoras de TV y un par de periodistas) posando,
como si fueran modelos, en actitud sexy y provocadora, con bikinis
atigradas, medias caladas, y los senos apenas cubiertos por
transparencias, extensiones de cabello o simplemente, las manos de la
belleza elegida para esa semana. Eso sí, con una cuidadosa producción y
las lentes de los fotógrafos Gabriel Rocca y Andy Chernavsky,
considerados entre los mejores del momento. Las actrices Nancy Duplaa,
Leticia Bredice, Andrea Pietra, Julieta Ortega, las conductoras de TV
Karina Mazzoco y Andrea Campbell y las periodistas Paula Trápani y
Viviana Semienchuk, fueron algunas de las invitadas.
"Colocarse allí, en escenografías tipo almanaques de gomería
o articulando ropas pequeñísimas y accesorios brillantes, es colocarse
de objeto, al servicio de la erótica masculina", opina la psicóloga
y sexóloga Graciela Sikos. "La sobresaturación de lo sexual con
respecto a otros sentidos responde a una lógica masculina del fast-sex,
un sexo rápido, a los apurones, que es negativo para la sexualidad
femenina, que necesita más tiempo; las mujeres tiene otros sentidos
desarrollados, además del de la vista", apunta Diana Maffía,
investigadora de la Facultad de Filosofía y Letras, especializada en género.
Julieta Ortega da otra versión: "Nunca pensé en la lente del
fotógrafo como el hombre que me iba a ver después. El tipo no se me cruzó
por la cabeza. Me pareció placentero y erótico para mí. Creo que las
mujeres podemos erotizarnos hasta con nuestro propio cuerpo más que nada.
Como cuando dicen que las mujeres se visten para otras mujeres. De hecho,
de la foto que hice me hablaron más mujeres que hombres. Y las veces que
vi el programa esperaba ese momento porque me parecía muy atractivo ver
las fotos de las mujeres lindas. No estoy tan segura de que estén al
servicio del hombre y su sexualidad", dijo a este diario la actriz,
de 28 años, protagonista de la obra El cartero (ardiente), también
en cartel en Mar del Plata.
La psicoanalista e investigadora de la UBA Ana María Fernández
analiza dos caras del fenómeno. "Desde una posición tradicional,
vemos una mujer que se ofrece como espectáculo erótico de la mirada
masculina. Pero al mismo tiempo, como son mujeres que no vienen de una
tradición de vedettes, podrían darse una situación en la que ellas
activamente estimulan y se estimulan con la mirada de los hombres sobre
ellas". Fantasía
Para los productores de "Sábado Bus" no fue una tarea
sencilla convencer a algunas de las mujeres que posaron para el almanaque
erótico. El temor a que su imagen pública --y con ello su trabajo-- se
viera afectada por una pose jugada hizo que muchas de las invitadas
cavilaran largamente su decisión. Fue el caso de Paula Trápani,
conductora del noticiero de Telefé. "Mi primera reacción fue
decirles que no. Pero después, ellos insistieron y me afloraron ganas de
hacerlo. Instintivamente tenía ganas de aceptarlo como un juego. Toda
mujer quiere sentirse diosa, que la cuiden y maquillen como a una modelo.
Seguí reflexionando y me pregunté '¿qué es cuidar mi imagen?'. No voy
a ser mejor o peor profesional por aparecer en una pose sexy. También soy
mujer y me puedo mostrar de otra manera", contó la periodista, de 29
años, que representó a una bellísima Eva, en el Paraíso. Viviana
Semienchuk, conductora del noticiero deportivo del canal de cable T&C
Sport y del programa de entretenimientos "Fugitivos" (domingos,
Telefé), encarnó a una conejita de Playboy, con cigarrera colgando sobre
sus pechos incluida. "Sinceramente me divirtió. Siempre odié el
papel de mujer ratona. Pero creo que toda mujer, por más que critiquen a
la mujer objeto o a aquella que despierta fantasías, en el fondo le gusta
ese papel", sostuvo la periodista, de 29 años.
La socióloga Susana Saulquin coincide en cierta forma con Trápani
y Semienchuk: "En el fondo del corazón de toda mujer está la fantasía
de ponerse plumas, subirse al escenario y decir: soy el icono o el
fetiche del deseo de todo el mundo: de hombres y de mujeres". A
su entender, "subyace --además-- la envidia femenina, el deseo de
estar en la pasarela para ser mirada, para ser un modelo de todo". Cuerpo femenino
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