Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


EL GOBIERNO RETIRA DE AUSTRIA AL EMBAJADOR QUE MINIMIZO EL FENOMENO HAIDER
Kreckler bailará el vals en la Argentina

El mismo día en que Página/12 publicó un cable suyo señalando que Haider no es un extremista ni un neonazi, el canciller Rodríguez Giavarini decidió sacar de Austria al embajador argentino Juan Carlos Kreckler. Un comunicado dijo que el respeto a los derechos humanos es "universal".

Adalberto Rodríguez Giavarini. Llegó de Washington a la mañana. A la noche, adiós Kreckler.


Por José Natanson
t.gif (862 bytes) 
"Por ser conveniente información adicional, el embajador argentino en Austria se trasladará a Buenos Aires en las próximas horas." La decisión de la Cancillería, difundida anoche en un comunicado, fue la respuesta a la primicia que Página/12 publicó ayer: un cable redactado por el representante argentino en Viena, Juan Carlos Kreckler, quien había asegurado que el líder neonazi austríaco Joerg Haider no es "un político extremista ni neonazi" sino un "demócrata", además de evaluar que la repercusión internacional sobre su ascenso se debía a que "la prensa exagera".

  "La Cancillería ratifica que la posición del Gobierno argentino ante Austria es muy clara: el tema del respeto a los derechos humanos es universal y estamos en contra de toda defensa y aún de toda duda sobre el racismo, el nazismo o la xenofobia", comienza el comunicado oficial que, con la frase sobre las "dudas" respecto del racismo y el nazismo, desmiente expresamente el informe redactado por Krekcler y revelado por este diario.

  "La Argentina tiene una postura clarísima en la Ley Antidiscriminatoria que condena el odio racial o religioso. No lo aceptamos en ningún modo y lo condenamos enérgicamente", aseguró ayer el gobierno, endureciendo las declaraciones formuladas por Adalberto Rodríguez Giavarini y por el propio Fernando de la Rúa.

  Luego de recordar que "en la misma forma se pronunciaron Estados Unidos y Europa, así como los países del Mercosur por nuestra iniciativa", la Cancillería expresó su coincidencia "con la posición europea de seguimiento y alerta, y en el mantenimiento de los contactos diplomáticos bilaterales a nivel estrictamente técnico".

  En el último párrafo se informó sobre el llamado a Kreckler. Es una doble advertencia del gobierno argentino, que deberá evaluar si profundiza su reacción en base a dos ejes diferentes.

  * El primero, si le impone algún tipo de sanción a Kreckler y, en caso de hacerlo, el tenor de la amonestación: una sanción formal, un cambio de destino o su vuelta a Buenos Aires. Esta última, la más dura de todas las posibilidades, no quedó descartada: el comunicado no aclara si el llamado es sólo en consulta (lo que significa que podría volverá a Viena) o si implica su trasladado definitivo a Buenos Aires.

  * El segundo eje de acción es la posición argentina en relación a la llegada de los neonazis de Haider al gobierno de Austria. El Ministerio de Relaciones Exteriores dio una primera señal diplomática, similar a la que adoptó Estados Unidos, con el llamado al embajador. Pero si quisiera podría profundizar la advertencia con un abanico de opciones: el retiro del embajador (como hizo Israel), la suspensión de las relaciones y, la más extrema de todas, la ruptura total de los vínculos con Viena.

  La definición oficial se produjo anoche, luego de la conmoción que provocó la primicia publicada por Página/12, convertida en la comidilla del día entre los diplomáticos del Palacio San Martín y en las comunicaciones telefónicas de los embajadores en el exterior que habían leído la nota en Internet.

  Los diplomáticos estaban sorprendidos por la filtración de uno de los cables reservados, que suelen permanecer en secreto. Otros estaban impactados por el análisis liviano del cable. "En parte, eso pasa cuando el ascenso de alguien es tan vertiginoso", comentó malicioso un embajador que pidió reserva de su nombre.

  Kreckler proviene de una familia de diplomáticos. Su padre trabajó en el servicio exterior al igual que su hermano, Luis María Kreckler, que supo hacerle algunos favores extraprofesionales al menemismo, como la presentación entre el líder anticastrista Jorge Mas Canosa y el ex jefe de la SIDE Juan Bautista Yofre. Juan Carlos Kreckler es diplomático de carrera y, como su hermano, vivió sus mejores épocas durante la última década. Entre 1991 y 1993 fue director de Ceremonial de la Cancillería. Luego de desempeñarse como cónsul en Miami, llegó a su destino actual en el antiguo Imperio Habsburgo.

  Aunque las relaciones austro-argentinas no figuran entre las prioridades de la Cancillería, lo cierto es que Kreckler conduce una embajada clave en cuanto a las relaciones multilaterales. En Viena tienen su sede dos importantes organismos internacionales: la UNDCP (Programa de las Naciones Unidas para el Control de Drogas) y la AIEA (Agencia Internacional de Energía Atómica).

  A pesar de que los diplomáticos comentaron desde la mañana el cable que durante todo el día reprodujeron las agencias internacionales de noticias, el gobierno adoptó una decisión recién por la noche.

  A las 11 de la mañana, Fernando de la Rúa había eludido una definición sobre Kreckler. "Yo entendí que era un informe de la cancillería austríaca", señaló el Presidente sobre el cable antes de ingresar a la Casa de Gobierno.

  Rodríguez Giavarini aterrizó al mediodía en Ezeiza procedente de Washington. Lucía distendido, seguro en su rol de ministro de Relaciones Exteriores luego de una serie de reuniones de primer nivel, sobre todo con la secretaria de Estado norteamericana Madeleine Albright. Cuando fue abordado por un grupo de cronistas que le pedían su opinión sobre el futuro de Kreckler, el funcionario dejó abierta cualquier opción. "El gobierno tiene un compromiso contra todo vestigio de ataque a los derechos humanos, antisemitismo e intolerancia. La Cancillería analiza todas las posibilidades", aseguró.

  Luego del breve diálogo con los cronistas, Rodríguez Giavarini se trasladó a la Casa de Gobierno, en donde lo aguardaba De la Rúa. Los dos mantuvieron un largo encuentro en el que, además de conversar sobre el viaje del canciller a Estados Unidos, evaluaron el futuro de Kreckler.

  La decisión de convocar al embajador fue la reacción más notoria del gobierno tras la revelación de Página/12 sobre el cable "reservado" que la embajada argentina en Viena giró a la Cancillería el 6 de octubre pasado, cuando el notable crecimiento electoral de Haider produjo las primeras reacciones internacionales. El informe, firmado en persona por Kreckler y redactado por él mismo, obviaba las declaraciones del líder neonazi sobre los "campos de disciplinamiento" nacionalsocialistas, los reiterados ataques a los inmigrantes y sus elogios a las SS.

  Kreckler sostuvo que "Haider un demócrata que jamás dijo buscar un cambio de sistema en Austria". Aseguró que "en la campaña electoral el FPO (el partido de Haider) no propuso cuestión extremista alguna". Y agregó que Haider "no es un neonazi ni un extremista".

  Pero el embajador no sólo redefinió el perfil de Haider. También minimizó su impacto a nivel mundial sólo tres meses antes de que la llegada de los neonazis al poder en alianza con los conservadores produjera el repudio unánime de la comunidad internacional. "La opinión de esta Embajada es que la prensa exagera enormemente el 'fenómeno Haider", atribuyéndole un extremismo que no tiene", concluyó Kreckler.

 

CLAVES

* El Gobierno emitió su comunicado más duro contra Haider desde que los neonazis y los conservadores se coaligaron en el poder.
* El texto consagra los derechos humanos por encima de cualquier Estado.
* Al final, informa que la Cancillería llamó a su embajador en Austria para pedirle datos adicionales sobre la situación política en Viena.
* El comunicado no indica si Kreckler volverá a su destino en Austria, pero sus posibilidades de hacerlo parecían remotas.
* Aunque el Presidente evitó cualquier definición en público, el cable de Kreckler restando importancia al fenómeno Haider fue parte del análisis en una reunión entre De la Rúa y Rodríguez Giavarini. 
* La decisión sobre Kreckler fue comunicada muy tarde anoche.
* El retiro del embajador supone al mismo tiempo una protesta contra Austria y una señal de que el Gobierno no está conforme con su representante.

OPINION
Ni Kreckler ni Haider
Por Martín Granovsky

 

OTRAS VOCES

Marcelo Stubrin *

  "Da vergüenza tener un diplomático así. En la academia de diplomáticos habría que mandarlo al rincón con las orejas de burro. Debería ser el ejemplo de lo que no debe ser. Desde la conducción de las Relaciones Exteriores, yo lo convocaría a ratificar (sus dichos), porque la diferencia entre el pensamiento de este señor y la conclusión a la que arriban la totalidad de los diplomáticos del mundo es notable. En mi opinión (Juan Carlos Kreckler) no puede representar a la Argentina en ninguna parte, pero mucho menos en Austria. Un diplomático tiene derecho a discrepar con muchos, el problema es que para eso tiene que tener razón."

* Presidente de la comisión de Relaciones Exteriores.


Dante Caputo *

  "La Cancillería debe decidir qué hacer con (Juan Carlos) Kreckler. Si la información es correcta y el cable contiene esas apreciaciones, se trata por lo menos de una seria falla de percepción y comprensión del entorno político, tarea para la cual los embajadores van a sus destinos. Me parece que la opinión del planeta sobre el señor (Joerg) Haider y la que parece ser la opinión del embajador (Juan Carlos Kreckler) señalan una distancia sideral que no sólo debería preocuparnos profesionalmente sino también políticamente. Lo debe juzgar la Cancillería en función del conocimiento que tiene de la documentación sobre la situación en Austria y la gravedad de un error como el que se adjudica al embajador. Si ese cable fuera correcto, es grave."

* Ex canciller durante el gobierno de Raúl Alfonsín.


Elisa Carrió *

  "Si nuestra Cancillería es capaz de dar ese tipo de información, hay que analizar entonces la función de los embajadores. A nadie se le podía escapar las características de (Joerg) Haider. Espero que haya sido un error de percepción; si es una postura ideológica (Juan Carlos Kreckler), no puede ser embajador."

* Diputada.


Rodolfo Gil *

  "Yo creo que en un país democrático como la Argentina expresiones como éstas demuestran un profundo desconocimiento e ignorancia, o una determinada parcialidad política. El embajador desconoce el proceso político del país en el que vive y donde representa a la Argentina, o bien tiene una simpatía con Haider y por eso afirma que 'es un demócrata'. Ninguno de los supuestos puede ser aceptado. La Cancillería necesita aclarar los términos del cable que ha mandado el embajador. De ratificarse las declaraciones, lo deberían relevar de su función. Creo que la Cancillería primero tuvo una respuesta pobre ('es una cuestión interna de Austria'), morosa y débil. Después, tanto el vicepresidente Alvarez como el presidente De la Rúa expresaron su preocupación, como lo había hecho la Unión Europea."               

* Asesor en temas internacionales de Eduardo Duhalde.

 

PRINCIPAL