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Una alta fuente de la Cancillería confirmó a Página/12 que el embajador argentino en Austria, Juan Carlos Kreckler, llegará a Buenos Aires el lunes o martes de esta semana y que el encargado de negocios Juan de Lezica ya lo reemplazó en Viena. �Es muy remota la posibilidad de que vuelva a Austria como embajador�, se indicó. Como adelantó Página/12, el embajador Kreckler había informado a sus superiores en un cable reservado que el líder del Partido de la Libertad, Joerg Haider, no era nazi ni extremista, sino �un demócrata�. En la Cancillería el tema Kreckler provoca mal humor por los furcios y malentendidos que encierra. �No hay que pensar mal del embajador �lo defienden desde el punto de vista profesional�, pero lo suyo puede ser una falta de percepción de lo que pasa en el país, o puede ser que se haya equivocado por simpatías con Haider.�Lo que se trata de aclarar es que el problema no es la ideología del embajador. �Puede ser de derecha si eso no le impide trabajar �aclaran�, pero si la ideología le bloquea la capacidad de desarrollar su tarea, ahí comienzan los problemas.� En su cable reservado, Kreckler insistió en que la mala imagen del político austríaco al que los gobiernos europeos y norteamericano califican de neonazi, obedecía a �la exageración de la prensa�.Lo cierto es que la alianza de los conservadores con los neonazis de Haider para gobernar Austria provocó la reacción airada de los demás integrantes de la Unión Europea, Israel y Estados Unidos, lo cual estaba implícitamente descartado en el análisis de Kreckler. De todas maneras, todos coinciden en que ese informe tan desfocado �puede traerle serios inconvenientes para su carrera�. �Lo primero que me llama la atención �señala Juan Pablo Lohlé, ex embajador en España y la OEA y presidente del Centro de Estudios Políticos Internacionales� es que ese cable llegó el 6 de octubre de 1999. Y entonces me pregunto: qué se ha analizado en estos cinco meses, ¿la opinión de Madeleine Albright, la de la comunidad europea o la de Franz Beckenbauer?� El director técnico alemán también hizo declaraciones en el mismo tono que el cable de Kreckler.En este sentido, Lohlé afirma que �Argentina está tomando una posición recién ahora sobre el tema, cuando había que tener una posición definida mucho antes. Más que una posición propia es una posición influida por la que tomaron otros estados ligados a la Argentina, como los países europeos y los Estados Unidos. La Cancillería se ha ditellizado �afirma Lohlé�, porque sigue los procesos desde atrás, con una escasa capacidad de decisión propia�.Frente a los reclamos del ex presidente Carlos Menem y de su ex canciller, Guido Di Tella, para que el Gobierno endurezca la posición argentina frente a Haider, en la cancillería recuerdan que el cable tiene cinco meses y que, por lo tanto, corresponde a la administración menemista y del ex canciller Guido Di Tella. �Nosotros heredamos este problema de su administración y ahora ellos son los que reclaman�, protestan.El diputado Marcelo Stubrin, titular de la Comisión de Relaciones Exteriores, rescata la actitud asumida por el presidente Fernando de la Rua: �Para el lenguaje diplomático queda clarísimo, cuando un país llama a un embajador, lo trae de vuelta y punto y en ese sentido el comunicado tiene puño y letra del Presidente, no es una medida preparada por la diplomacia�. OPINION
Cómo el oso robó su actual guarida The Guardiande
Gran Bretaña Cuando Giorgio Roifer vio por primera vez el maravilloso bosque de Barental (o �valle de los osos�) cerca de Klagenfurt en el sureño Tirol austríaco, pensó que había encontrado el lugar perfecto para expandir su floreciente empresa maderera. El empresario judío nacido en Rusia, que se había naturalizado italiano, vivía con su mujer y tres pequeños hijos en Pisa. Tenían sirvientes, caballos y dos automóviles. Tenía intereses en madereras y en aserraderas por todo Italia y el sur de Austria, y cuando adquirió los 3700 acres de tierras en Barental a la edad de 37 años, parecía un agregado ideal a su creciente imperio. Pero su mujer y sus hijos estaban destinados a no conocer Barental jamás. Menos de un año después de que Roifer comprara las tierras en 1937, Hitler se convirtió en el dictador de Austria bajo el Anschluss. Cuando Roifer visitó Barental en 1938, se encontró con un letrero en la puerta del Hotel Moser donde solía hospedarse cuando iba a Klagenfurt. Decía: �Los perros y los judíos no son bienvenidos�. Los nazis habían emprendido su crasa política de arianización, obligando a los judíos a vender sus propiedades y dejar el país. Roifer murió ese año y poco después la tierra se vendió a un hombre llamado Josef Webhofer, quien se lo dejó a su hijo Wilhem.Hoy le pertenece a Joerg Haider, el líder del ultraderechista Partido de la Libertad, que la recibió como un regalo en 1986 de Webhofer, su tío abuelo. Valuada en unos 16 millones de dólares, la hacienda para caza, pesca, tiro y tala de árboles constituye la base de la vasta fortuna que ha hecho de Haider uno de los hombres más ricos de Austria. La venta original, sin embargo, fue ilegal. Si la familia de Haider no hubiera engañado a la viuda de Roifer años después de la guerra, la tierra todavía pertenecería a la familia de la viuda.El hijo de Roifer, Alexander, a quien muchos consideran el legítimo heredero de Barental, vive hoy en un departamento modesto en un suburbio de clase media de Jerusalén, llamado French Hill, muy alejado de los lujos de Pisa o de la belleza de Barental. De pelo blanco, con anteojos, profesor de estudios de la Biblia en la cercana universidad Hebrea, parece sorprendido ante el súbito interés que despierta la historia de su familia y es reacio a hablar de Haider. Cuenta la historia de las tierras en un tono mesurado, a pesar de los perturbadores recuerdos que le evoca. Roifer dice que su madre, que murió en 1995, tuvo que vender la hacienda por una fracción de su valor real, y nunca descubrió que fue engañada hasta que fue demasiado tarde. �No estoy contento con lo que ocurrió, pero tampoco me despierto todas las mañanas furioso por eso �dice Alexander�. Un hombre construye su vida y por suerte yo encontré otras cosas que me mantienen ocupado e interesado. Por supuesto que lamento que el bosque Roifer sea ahora el bosque Haider.��La propiedad se vendió en octubre de 1940 bajo coacción. En el curso de la venta se cometió un acto ilegal, pero las autoridades en Karenten indujeron la venta para arianizar la tierra. Si me preguntan si tenemos un reclamo legal, la respuesta es no. Si me preguntan si creo que lo que sucedió está moralmente bien, creo que apesta. La adquisición fue hecha en varias etapas y se completó en 1937. El 26 de agosto de 1938 mi padre murió de cáncer.�Roifer tenía 38 años. Su joven viuda Matilde y sus hijos Noemí de 10 años, Josep de 8 y Alexander de 6 huyeron a Palestina escapando de los nazis. �En octubre de 1939, partimos de Italia hacia Israel. Mi padre, que era sionista, le dijo a mi madre en su lecho de muerte que llevara a la familia a Israel. Era casi imposible obtener visas, pero mi madre escribió una carta que llegó a manos de (el estadista israelí) David Ben Gurion, quien se aseguró de que obtuviéramos las visas. Mi tío en Italia decidió vender el bosque. Había toda clase de virulenta propaganda antisemita en la prensa. Estaba bajo una enorme coacción psicológica y física. Si hubiéramos sido ciudadanos austríacos y por lo tanto ciudadanos del expandido Reich alemán, hubiera sido muy simple. Hubieran dicho: �Aquí hay 10 Reichmarks, ahora el bosque es nuestro�. Pero éramos italianos y el gobierno italiano no permitiría que eso sucediera.�En lugar de que le confiscaran la hacienda, la familia pudo venderla, pero el precio de 300.000 Reichsmarks, alrededor de 1 millón doscientos mil dólares a los precios de hoy, era sólo un décimo del valor real de la propiedad. �El comprador era Josef Webhofer de Brunich, en el sur del Tirol �dice Roifer�. Hitler y Mussolini habían firmado un acuerdo sobre la región donde él vivía, el área germanoparlante de Italia. Los alemanes que vivían en el Tirol, o bien se podían quedar en Italia y convertirse en ciudadanos italianos, cambiando sus nombres y perdiendo la autonomía de la que gozaban, o podían emigrar al Tercer Reich. Josef Webhofer compró esta tierra para tener una pica dentro del Tercer Reich y moverse desde ahí.� Matilde no había querido vender la hacienda y no supo de la venta hasta que su cuñado le escribió al final de la guerra. Pero lo peor estaba aún por llegar. Cuando el dinero finalmente llegó a Italia, permaneció congelado hasta después de la guerra, y para entonces la inflación había reducido su valor a casi nada. En 1953, la madre de Roifer volvió a Austria para tratar de obtener una suma más justa de Webhofer. Para su sorpresa, éste acordó pagar otros 100.000 dólares. �Cuando recibió el dinero, mi madre firmó un papel renunciando a cualquier futuro reclamo �dice Roifer�. La indemnización fue dada bajo condiciones restrictivas. No se nos permitió el acceso a la documentación de la oficina del registro territorial de Klagenfurt.� Fue sólo años después que la familia descubrió por qué Webhofer había insistido en esa condición y por qué había estado tan dispuesto a pagar dinero extra. En 1989 se descubrieron papeles en el registro territorial de Klagenfurt que asombraron a los Roifer. �El documento decía que el poder notarial entregado por mi madre, Matilde Roifer Galiche, a su cuñado, el Dr. Naphtoli Emdin, no era válido. Pero porque deseaban arianizar la tierra, los funcionarios locales decidieron aprobar la venta de todas formas. En otras palabras, no existió la venta. Hasta 1953, el bosque era legalmente nuestro. Por eso Webhofer aceptó pagar, porque sabía que si esto se hacía público, el trato no sería válido.� Traducción: Celita Doyhambéhère |