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"Hablar de Gallego es
hablar de River Plate", aseguró el presidente del club, David
Pintado, cuando presentó al entrenador. Gallego, que cobrará 650 mil dólares
de prima por un año de contrato, fue ayudante de Daniel Passarella en el
River del '94 y, cuando éste se hizo cargo de la Selección Nacional,
dirigió durante seis meses el equipo que se proclamó campeón invicto
del torneo Apertura de ese año. Posteriormente acompañó a Passarella
como ayudante en todo el proceso de la Selección, que culminó en el
Mundial de Francia '98; desde entonces recibió numerosas propuestas, pero
permaneció oficialmente inactivo, aunque su nombre siempre sonó detrás
de cada crisis en la conducción del equipo riverplatense.
En la primera jornada del
Clausura, el equipo fue conducido formalmente por Delem, pero Gallego
estuvo ahí. Por distintas razones, River sufrió la baja de siete
jugadores y, sin embargo --mezclando jóvenes y veteranos--, venció a
Instituto 1‑2 con tantos anotados por el juvenil Damián Alvarez.
Ahora, al asumir ayer
oficialmente como entrenador, Gallego manifestó cuál ha de ser su
filosofía futbolera. Sentenció que impulsará un sistema de juego
ultraofensivo y que todos sus dirigidos empezarán de cero, con chances y
oportunidades de tener un lugar en el equipo.
"River va a jugar como yo
lo hacía como jugador y como lo hice cuando lo entrené en 1994: siempre
para adelante, a la ofensiva, al frente", declaró enfáticamente.
"Además, aquí todos empezamos de cero, así que todos los jugadores
tendrán su oportunidad. Eso sí, conmigo jugará el que esté diez puntos
físicamente. Caso contrario, no lo hará", fueron algunos conceptos
que vertió Gallego en la conferencia de prensa que dio en el estadio
Monumental. En el primer entrenamiento se lo vio charlando animadamente con Hernán Díaz, uno de los históricos defenestrados por Ramón Díaz. Sin duda que en River el panorama está movido. OPINION
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