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El lector podrá percibir en
los reportajes incluidos en estas páginas que detrás de los matices de
las tres fuerzas de izquierda que ayer lograron llevar cinco legisladores
al palacio municipal, está la eterna disputa en la que la izquierda suele
quedar entrampada: el liderazgo.
A diferencia de los partidos
tradicionales, las discusiones están impregnadas por fuertes definiciones
políticas e ideológicas, que en algunos casos vienen casi desde el fondo
de la historia, o por lo menos de la historia que comenzó a escribirse
luego de la caída del Palacio de Invierno y del triunfo de la revolución
rusa de 1917.
La elección de ayer ubicó a los partidos de izquierda en un
sitial privilegiado de la política porteña. Además de haber conseguido
una fuerte presencia en la Legislatura de la Ciudad, cinco legisladores
entre el PO, IU y el PH, pasarán por el desafío de convertir en realidad
la promesa de que el parlamento local será una vidriera para reflejar los
reclamos sociales que, argumentan, no son tenidos en cuenta por los
partidos mayoritarios. Las
diferencias se diluyen cuando se les pregunta a quién van a votar en una
segunda vuelta. Con sus matices, los referentes de las tres fuerzas
coinciden en que van a votar en blanco o alentarán un rechazo a los dos
candidatos mayoritarios. Para ellos tanto Aníbal Ibarra como Domingo
Cavallo son variantes de un modelo que tiene al Fondo Monetario
Internacional como principal mandante.
Elegir la defensa de las
posiciones ideológicas y prográmaticas o privilegiar las posturas políticas
que les permitan tener logros que incidan sobre la realidad y ayuden a su
modificación será otro de los dilemas que los diputados de la izquierda
deberán afrontar.
En cuanto al oficialismo, pondrá
a prueba su capacidad de convivencia política ante protagonistas nuevos.
Por lo pronto la legisladora radical Gabriela González Gass dijo ayer que
esperaba que estos partidos, a los que calificó de minoritarios,
contribuyan a la gobernabilidad de la legislatura.
Dirigentes memoriosos de la
Alianza recordaban anoche el paso, en 1992, de Patricio Echegaray y Lía Méndez
por el Fredejuso, aquella fuerza que era liderada por Carlos
"Chacho" Alvarez y Graciela Fernández Meijide. De esa manera
buscaban desdramatizar la pérdida de mayoría propia en la legislatura. El próximo desafío de la Alianza será no sólo el nuevo escenario sino también lo que parece ser un nuevo tiempo en el funcionamiemto de la legislatura. Casi todas las expresiones de la izquierda que ayer consiguieron representación parlamentaria insistían en que "sus bancas serán de puertas abiertas". La forma en que esa promesa terminará expresándose en la realidad es otro de los misterios que se develarán recién a principios de agosto, cuando asuma la Legislatura con la nueva composición. "No
voy a ser el llanero solitario" "El
mesianismo es criticable"
"No vamos a atarnos a nada"
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