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Una guía para entender el estilo de John Woo, un cineasta killer

El realizador de la recién estrenada �M:I-2� cuenta con una bien provista videografía, en donde se pueden encontrar las claves de su original modo de concebir el cine de acción.

Por Horacio Bernades
t.gif (862 bytes)  Si hacer una película personal en medio de la megaproducción hollywoodense parecería una misión imposible, entonces llamen al agente especial John Woo. El sabe cómo hacerlo. La prueba más palpable es Misión: imposible 2, una de las contadísimas películas de Hollywood en las que ese cartel que aparece al comienzo y que dice “una película de... “ (John Woo, en este caso) no suena a mal chiste. Misión: imposible 2 es, sin la menor duda, una película de John Woo. Pero, ¿qué es una película de John Woo? Mejor aún, ¿quién es John Woo?
Para contestar esa pregunta, hay que recurrir a los libros. Allí, lo primero que se puede saber es que John Woo no se llama John Woo. Su verdadero nombre es Wu Yu-sen, nació en China continental en 1946 y se trasladó de pequeño a Hong Kong. Cinéfilo desde siempre, no tardó en hacerse un lugar en la por entonces pujante industria cinematográfica hongkonesa –actualmente en plena crisis– y a comienzos de los 70 ya estaba dirigiendo películas. Películas de acción, fantasía épica, artes marciales, alguna comedia: los géneros nacionales y populares del cine de ese origen. Hay que ir hasta mediados de los 80 para encontrar la que se considera la primera auténtica “película de John Woo”. Año: 1986. Título original: A Better Tomorrow. Se la ofreció el productor y director Tsui Hark en un momento en que la carrera de Woo languidecía, y a partir de ella se disparó. A Better Tomorrow llegó a ser la película más vista de su país, y tuvo dos secuelas, impulsando a la vez las trayectorias de dos de sus actores, Leslie Cheung y Chow Yun-fat, superestrellas del cine de Hong Kong. El segundo de ellos triunfa actualmente en Hollywood, donde acaba de coprotagonizar Anna y el rey.
¿Hay forma de ver A Better Tomorrow? Aquí es donde hay que dejar los libros para pasar a los videos. Es que, en Argentina, el John Woo anterior a Hollywood es enteramente del video: mientras que de esa etapa (hasta 1992) en cine sólo se estrenó El Killer –y no fue a verla absolutamente nadie–, en video salieron todas las que importan. Gativideo editó A Better Tomorrow y A Better Tomorrow 2, de 1987, bajo los títulos Amenaza final y Amenaza final 2. Las demás son todas de Transeuropa: El Killer (The Killer, 1989), Una bala en la cabeza (A Bullet in the Head, 1990), Reto a la ley (Once a Thief, 1991) y Duro de vencer (Hard Boiled, 1992). En cuanto a la etapa-Hollywood (Woo está radicado allí desde 1992), se editaron las tres que dirigió antes de M:I-2. El sello AVH editó Operación cacería (Hard Target, 1992) y Gativideo, Código: Flecha rota (Broken Arrow, 1996) y Contracara (Face-Off, 1997). Se consiguen, aparte, un par de curiosidades. Con el título Ladrones del crimen se editó el doble episodio piloto de la serie de televisión Once a Thief, spin-off de la película homónima que salió al aire hace un par de años, y después está Black Jack, una película de 1998 que casi nadie conoce y que el realizador filmó para el mercado del video. Y que es “un Woo auténtico”, por cierto.
Todas ellas permiten contestar la pregunta por el cine de John Woo. Lo que el realizador despliega, desde Amenaza final hasta Misión: imposible 2, es una inusitada amalgama, producto de sus eclécticos pero firmísimos gustos cinematográficos (ver “Isla desierta”). El resultado final tiene un claro predominio de acción en estado frenético, con grandes y larguísimas escenas de tiroteos, saltos acrobáticos, trompadas y patadas voladoras. En ellas, Woo recoge toda la tradición hiperkinética del cine de Hong-Kong, fusionándola con una doble herencia del cine estadounidense. Por un lado, el “modelo-Peckinpah”, de desenfrenados paroxismos balísticos. Es como si tomara la interminable secuencia final de La pandilla salvaje y la elevara a la enésima potencia, entre una seguidilla casi interminable de planos, cortes y ralentis. Por otro lado, aparece todo el sentido coreográfico que Woo toma de uno de sus géneros favoritos: el musical hollywoodense. A estohay que sumarle un tercer componente, que se hace presente en (casi) todas sus películas: el melodrama, en su expresión más cruda y brutal. El asesino de El Killer cumple una última misión para, créase o no, pagar la operación de córnea de una chica a la que él mismo dejó ciega, por un balazo desviado. Del mismo modo, Amenaza final y Una bala en la cabeza cuentan sendas historias de traición y redención. No hay más que ver Misión: imposible 2 para comprobar hasta qué punto el hombre sigue fiel a su estilo: de la más desaforada de las maneras.

 

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