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 Mientras 2000 personas acompañaban en Málaga los funerales por el concejal del Partido Popular José María Martín Cárpena, muerto el sábado por ETA, la organización separatista vasca atacaba de nuevo en otra localidad española, Agreda, en Soria, haciendo estallar un coche bomba frente a un cuartel de la Guardia Civil. Este nuevo atentado es el cuarto en lo que va de la semana, en la mayor ofensiva de ETA desde que finalizara la tregua, el pasado 3 de diciembre. En este conjunto de esfuerzos, la organización separatista vasca logró demostrar su renovada fortaleza. A las 14.45 locales estalló ayer en la parte trasera de la casa cuartel de la Guardia Civil en Agredo, 50 kilómetros al noreste de Soria, una furgoneta al parecer robada en Francia y con matrícula falsa de Bilbao, cargada con entre 25 y 30 kilos de explosivos. La detonación causó numerosos daños materiales y heridas leves a una mujer, esposa de uno de los guardias civiles allí destinados. Las consecuencias del atentado podrían haber sido mayores, dijo la alcaldesa de Agreda, María Jesús Ruiz, ya que a escasos metros del cuartel se encuentra una escuela hogar. Además, a unos 500 metros hay también una residencia de ancianos. Con éste son ya cuatro los atentados de la última semana, y el tercer coche bomba en 21 días. Desde la ruptura de la tregua unilateral, que duró 14 meses y medio, las actividades terroristas de ETA han causado seis muertes y heridas en más de una docena de personas. En la madrugada del miércoles pasado, un coche cargado con 20 kilos de dinamita estalló en pleno centro de Madrid, y causó heridas a diez personas. Tan sólo un día después, a las 4.00 de la madrugada, explotó un artefacto de fabricación casera en la puerta del diputado navarro José Cruz Pérez Lapazarán, quien se encontraba de vacaciones. El sábado, ETA ultimó de cuatro tiros al concejal del gobernante Partido Popular en el ayuntamiento de Málaga José María Martín Carpena, de 49 años, ante los ojos de su esposa e hija de 14 años. Durante su funeral, celebrado ayer en la catedral de Málaga, el obispo de esta ciudad andaluza, Antonio Dorado Soto, dijo que los ciudadanos se sienten �impotentes ante la dureza de corazón de quien asesina premeditadamente�, y preguntó a ETA: �¿Cuándo vais a dejar de causar dolor?�. A la ceremonia asistieron el presidente José María Aznar y numerosos ministros.
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