Por Mariana Carbajal
"¿Sabe usted quien mató al doctor Favaloro? Las obras
sociales, el Pami, los gobernantes anteriores y actuales." La frase,
escrita en una hoja oficio con letra de computadora, fue pegada ayer a
la entrada de la Fundación Favaloro, por uno de los tantos pacientes
del famoso cardiocirujano que se acercaron a la institución, a
modo de procesión, para rendirle tributo como a un héroe
contemporáneo. Con el correr de las horas, el suicidio de René
Favaloro se resignificó como una especie de sacrificio de denuncia.
La decisión de quitarse la vida de una personalidad tan exitosa
y reconocida como él despertó una sensación de orfandad
y angustia generalizada, y la idea de que el Estado lo mató con
su indiferencia, le dio la espalda del mismo modo que se la da a sectores
empobrecidos y olvidados de la población.
El edificio de la Fundación, ubicado en la avenida Belgrano casi
esquina Entre Ríos, se transformó ayer en un santuario.
Las paredes de la entrada quedaron empapeladas con decenas de mensajes
de ex pacientes y admiradores que reflejaron un mensaje común:
cierta culpa social porque los gobiernos no atendieron a sus reclamos
y la impresión de que el célebre médico se inmoló
para llamar la atención de los poderosos."Todos los argentinos
somos responsables de la muerte de Favaloro", resumió Mirtha
Legrand, durante su tradicional almuerzo televisivo. Favaloro, de 77 años,
fue encontrado muerto el sábado con un disparo en el pecho en su
casa del barrio de Palermo Chico, de la Capital Federal.
La opinión popular le endilgó el suicidio, en cierta forma,
al Estado. Pero el Poder Ejecutivo, a través del ministro de Salud,
Héctor Lombardo, le tiró la culpa a la crisis de las obras
sociales y reabrió el debate sobre la crisis del sector y su desfinanciamiento
(ver página 4).
"Este es uno de esos casos individuales que reflejan un malestar
colectivo. Detrás de la reacción social hay un fenómeno
de identificación muy fuerte con Favaloro, frente a un Estado que
ignora a la gente, que es insensible a sus reclamos, que le da la espalda,
que la deja morir, como le ocurre a grandes sectores de la población
y especialmente a los ancianos. Muchos se sienten indignados porque esta
muerte les ha hecho ver a qué extremo hemos llegado, que incluso
el Estado no escucha a una persona como Favaloro", opinó el
psicoanalista Juan Carlos Volnovich, al analizar el fenómeno que
desató el suicidio del inventor de la técnica del by pass.
"Es casi un suicidio de denuncia y agresión al Estado",
agregó Volnovich y comparó el suicidio de Favaloro con la
muerte natural del escritor Julio Cortázar. "Cuando regresó
al país tras la asunción de Alfonsín no le dieron
bola y Cortázar quedó muy dolido. Poco después murió.
Un día, paseando por la calle dijo, en relación a cómo
lo ignoraron: 'No me pueden perdonar todo lo que deben'. Tal vez es una
buena frase que podría haber tenido Favaloro", reflexionó
el psicoanalista.
El suicidio se entendió, también, como una denuncia de la
falta de apoyo estatal a la ciencia, interpretó la filósofa
e investigadora del Conicet, María Gabriela Rebok. "Hay una
condición trágica del profesional, que tiene que ver con
el quiebre de un científico que no puede hacer frente a prolongadas
situaciones adversas. A veces, esto desemboca en el exilio y otras en
el suicidio", declaró Rebok.
El sentir popular "acusa a una especie de Estado ausente, que no
asume sus deudas y de esta forma compromete la continuidad de una institución
que está en la punta de la investigación científica
en el país. Existe la sensación de que esta muerte no se
hubiera producido si él se hubiera mantenido en el exilio",
consideró Rebok. A su entender, el hecho de que Favaloro fuera
un referente social, reconocido mundialmente, hizo que su muerte dejara
una sensación colectiva de gran vacío. "Fue un hombre
modelo y de alguna manera la gente lo tenía como referente. Perder
esos valores vivos encarnados en una persona genera una suerte de orfandad",
evaluó la docente universitaria.
Para Raúl Courel, decano de la Facultad de Psicología de
la UBA, Favaloro se fue de la única manera hubiera podido irse.
"Otros se van por Ezeiza. Para él, el mundo era este país.
No teniendo lugar, se fue", indicó. Y añadió:
"Al pegarse un tiro en el pecho le puso el revólver al país
en la mano. Mi sentimiento es que el país lo mató",
acordó Courel. En su opinión, la muerte del célebre
médico sacó a mucha gente del adormecimiento que le provoca
la vorágine cotidiana, por la cual no se pueden valorar cuestiones
importantes.
"El impacto más fuerte en todos no es tanto que Favaloro se
fue para decir que no le dieron plata para la Fundación sino que
no escucharon lo que estaba diciendo: que hay valores como la educación,
la ciencia, el saber. No creo que se haya suicidado por problemas económicos
sino por falta de atención, que en el más cabal de los sentidos
no es un fenómeno individualizable sino colectivo. Está
siendo individualizada una responsabilidad colectiva", concluyó
Courel al analizar el fenómeno social que despertó el suicidio
del cardiocirujano en algunos sectores de la población.
El semiólogo Oscar Steimberg relacionó la reacción
de la gente con la desilusión colectiva frente a la grave situación
socioeconómica del país. "Lo que la gente está
expresando no es su desazón por que pase dificultades sino el hecho
de que es difícil encontrar a alguien que proponga una mejora a
la crisis o que proponga algún tipo de solución. Hay una
deflación de toda esperanza", señaló. Además,
Steimberg consideró que la crisis financiera de una institución
como la Fundación Favaloro --que quedó al descubierto con
la muerte de su fundador--, "alimenta los temores generalizados a
perder el trabajo y la cobertura médica".
Para los especialistas consultados, sin embargo, el impacto de la muerte
de Favaloro no tiene las dimensiones que tuvo la del cantante Rodrigo,
fallecido en un accidente automovilístico poco más de un
mes atrás. "El sector social que se sensibiliza respecto de
Favaloro tiene una cultura más sistemática, es la clase
de los profesionales", diferenció la investigadora Rebok,
de la gente más humilde que lloró y rezó por el cuartetero
cordobés. No obstante, las dos muertes se igualan en un punto,
según Rebok: la reacción posterior de sus seguidores muestra
"la exaltación exagerada por una persona una vez fallecida".
"Esta importancia casi necrofílica nos está diciendo
que parece que necesitamos perder algo para valorarlo en su justa medida",
indicó. "Tanto en el caso de Rodrigo como en el de Favaloro,
la muerte potencia su ejemplaridad", puntualizó.
El profesor José María Mainetti, amigo personal de Favaloro,
dio su visión. El cardiocirujano "estaba asqueado de la corrupción
que había en el país, y se había desilusionado porque
su programa de salud solidario no tenía el apoyo político
suficiente". "La caída del estado de bienestar, que enseñó
a la gente a ser eficiente, y el consecuente quiebre del sistema de salud,
fueron parte de las causas que llevaron a Favaloro a tomar esa decisión",
manifestó.
DEJO
SIETE CARTAS MANUSCRITAS Y 20.000 DOLARES
"Algo largamente premeditado"
"La única
certeza que tenemos es que se trató de un suicidio largamente premeditado:
Favaloro dejó siete sobres con textos manuscritos en cada uno de
ellos, algo que le llevó una preparación de varios días",
reveló a Página/12 una fuente próxima a la investigación.
Entre los sobres, el cardiocirujano había repartido unos 20.000
dólares, parte de los cuales estaban destinados a su empleada doméstica,
aseguró la misma fuente. En una de las notas, un manuscrito de
tres carillas, el médico advierte a las autoridades judiciales
que no se culpe a nadie por su muerte.
Todas las notas estaban encerradas en sobres blancos de tamaño
carta. El juez Roberto Grispo abrió sólo uno de ellos, el
que estaba dirigido a las autoridades judiciales. Otro de los sobres contenía
el testamento. El resto son mensajes de despedida a personas allegadas,
entre ellas su pareja, los amigos de la Fundación y la empleada
doméstica. Las notas ahora están en poder del juez Daniel
Turano, quien las mantiene bajo una estricta reserva.
Para los investigadores, Favaloro se llevó a la tumba las razones
de su muerte. Aunque la hipótesis más firme apunta a que
el desencadenante fue la grave situación financiera de la Fundación,
otras versiones no descartan una razón vinculada a la relación
sentimental con su secretaria, Diana, con la que se pensaba casar a fines
de agosto. Otras versiones que circularon en el ambiente médico
sostenían que la mujer estaba embarazada, un dato que no pudo ser
confirmado.
Lo cierto es que Favaloro venía de soportar el fallecimiento de
su esposa, a principios de 1998, con la que no había tenido hijos.
Por eso, dicen sus allegados, lo entusiasmaba esta nueva relación,
y había imaginado incluso la posibilidad de la descendencia. Este
vínculo no habría sido bien visto por sus sobrinos --a la
sazón, sus herederos-- ni por sectores de la Fundación.
Quienes lo conocieron, sin embargo, no se atreven a arriesgarse por una
u otra causa, sino más bien por una conjunción de factores
que derivaron en la drástica determinación.
LA
OPINION DE TRES CIENTIFICOS
Una sugerencia
para hacerse a un lado, que se sumó a la bancarrota
Por Pedro Lipcovich
Tiene algo de tragedia griega.
Sin un peso y con el solo recurso de su propio prestigio mundial,
un hombre levanta una fundación que lleva su propio nombre, "Favaloro";
ocho años después, con ejecutivos de grandes empresas desembarcando
en la fundación en crisis, entre sugerencias de que se retire de
la presidencia, ese mismo hombre se pega un tiro en el corazón.
Lo que tiene de tragedia griega es que un destino inexorable marcó
ese recorrido, y ese destino coincide con lo sucedido a las prestaciones
médicas de primer nivel en el sistema de salud de la Argentina
en estos años. Página/12 precisó los datos como respuestas
a las siguientes ocho preguntas:
¿Cuánto debe
hoy la Fundación Favaloro y a quiénes?
Varias fuentes coinciden en que la Fundación debe aproximadamente
50 millones de dólares. Según una fuente muy próxima
a la Fundación, el principal deudor es el Banade (Banco Nacional
de Desarrollo, ya liquidado, pero que funciona como Banade residual),
al que se le adeudan 30 millones de dólares. Al Banco Interamericano
de Desarrollo (BID) se le deben más de 3 millones, según
la misma fuente. Otros 6 millones de deuda, por equipamiento, corresponden
a la empresa Siemens, que a su vez los transfirió a un banco inglés.
El resto de la deuda, unos 10 millones, se distribuye entre acreedores
menores: bancos, proveedores de insumos, laboratorios, médicos.
¿Quién garantiza
esta deuda?
El 80 por ciento tiene avales del Estado nacional, según la misma
fuente próxima a la entidad: "Si la Fundación se cae,
el Estado debe hacerse cargo de 40 millones de dólares".
¿Cómo se formó
la deuda?
Según la misma fuente, "la Fundación se constituyó
(en 1992) gracias al prestigio y la capacidad de René Favaloro,
pero sin un peso": se tomaron créditos bancarios (BID y Banade)
y para equipamiento (Siemens) con avales del Estado. En 1997 vencieron
los períodos de gracia y la Fundación tuvo que empezar a
pagar esas deudas; al mismo tiempo, y en el contexto de la crisis generada
en el Sudeste asiático, el Estado nacional suprimió subsidios
y exenciones impositivas. Además, debido a la veloz obsolescencia
de la tecnología médica actual, ya entonces hubo que empezar
a renovar los equipos.
¿Cuánto se le
debe a la Fundación Favaloro y quiénes son los principales
deudores?
18 millones de pesos --coinciden las fuentes--. El principal deudor sería
el IOMA (obra social de los empleados públicos bonaerenses), con
unos 4 millones, según la fuente próxima a la Fundación
y según Rubén Cano, superintendente de Servicios de Salud
del Ministerio de Salud de la Nación. Según el gobernador
de la provincia de Buenos Aires, Carlos Ruckauf, "el IOMA ya saldó
parte de la deuda y no le debe mucho dinero a la Fundación".
El siguiente deudor es el PAMI, con 2 millones: tal como informó
ayer Página/12, este pago está bloqueado por disposición
judicial, a raíz de una investigación sobre irregularidades
durante la gestión de Víctor Alderete. OSECAC debería
700 mil; OSPLAD, 350.000, que la Fundación ya reclamó judicialmente;
la provincia del Chaco debería 350 mil; la Unión Obrera
Metalúrgica, que está en convocatoria de acreedores, debe
cien mil, lo mismo que la Bancaria residual.
¿Qué circunstancias
vivía la Fundación en los días previos a la muerte
del doctor Favaloro?
Según fuentes próximas a la entidad, una semana antes de
su muerte Favaloro había recibido sugerencias de abandonar la presidencia
de la Fundación, en el siguiente contexto: se había formado
una "Comisión de Apoyo" a la Fundación, integrada
entre otros por los empresarios Amalia Fortabat y Enrique Pescarmona.
El ejecutivo Angel Perversi, procedente del grupo Pescarmona (ex Bunge
y Born y, con Menem, director de la Anses), había diagnosticado
la necesidad de despedir a 300 empleados y cesar toda prestación
no paga. "Por lo menos borrate un tiempo, casate y dejá que
otro solucione esto", aseguró una fuente que le dijeron a
Favaloro, quien proyectaba contraer matrimonio a fines de este mes con
su novia y secretaria, también médica, de 35 años.
¿Por qué las
obras sociales no pagan sus deudas a los prestadores de salud?
Lo expresado por diversas fuentes se resume en que la expulsión
de mano de obra fabril y la desocupación bajaron la cantidad de
aportantes. Según Cano --a cuyo cargo está la fiscalización
de las obras sociales sindicales--, "el desfinanciamiento afecta
a la mayoría de los prestadores de salud". Las obras sociales
más afectadas son las de "ramas productivas como la textil,
la metalúrgica, la azucarera; a las de servicios, como por ejemplo
las de trabajadores de empresas privatizadas, no les va tan mal".
¿Cómo inciden
las condiciones generales del mercado actual?
"La globalización también llegó a la salud --según
la misma fuente próxima a la Fundación--: la hegemonía
del sector financiero se impone; muchas obras sociales tercerizan las
contrataciones a financiadores que imponen las reglas del juego e hicieron
bajar los precios de las prestaciones entre el 15 y el 20 por ciento en
los últimos cuatro años."
¿Qué factores
afectan en especial a instituciones como la Fundación Favaloro?
Según la fuente próxima a esa institución, "en
la Argentina no hay mecanismos de reconocimiento de la calidad de las
prestaciones; no hay exigencia de calidad: entonces, la Fundación,
que, por ejemplo, cuenta con una enfermera diplomada para cada cama, compite
en desventaja con prestadoras que ofrecen inferior calidad".
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