CUENTAS
Por Horacio Verbitsky
En Chile y la Argentina, ha llegado el momento de la rendición de cuentas. Hace un cuarto de siglo, a uno y otro lado de la Cordillera, se instalaron dictaduras tenebrosas. Las respectivas Juntas Militares asaltaron el poder para exonerarse de fastidiosas restricciones legales, como la división de poderes, el debido proceso, la prensa libre. Así emprendieron lo que llamaban la Tercera Guerra Mundial contra el comunismo y en defensa de Occidente.
No se lo creyeron los pueblos de San Martín y O�Higgins, salpicados con la sangre de sus hijos, y tampoco las naciones cuya tradición política y cultural los bárbaros invocaban.
Hace casi dos años, el ex dictador de Chile Augusto Pinochet fue detenido en Londres por los delitos de genocidio y terrorismo, a solicitud del juez español Baltasar Garzón.
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FANTASTICO
Por J. M. Pasquini Durán
Dentro de un mes se cumplirá otro aniversario del derrocamiento de Salvador Allende. Durante 26 de los 27 años transcurridos desde setiembre de 1973, aquel villano que se alzó contra el presidente socialista elegido por el pueblo vivió con la seguridad de que ese crimen y todos los que le siguieron quedarían impunes. El final de su dictadura de 17 años fue diseñado para preservar los privilegios y las exenciones que lo harían intocable para siempre. Por imperio de su voluntad y de la debilidad de sus oponentes, el violador de la democracia cayó sentado en el curul de senador vitalicio de la nueva República. A pesar de todas esas precauciones, por decisión inapelable del más alto tribunal chileno, con el voto de 14 de sus 20 miembros, ayer perdió los fueros que lo protegían de la demanda popular de justicia.
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