Por
Eduardo Tagliaferro
El presidente Fernando de la Rúa le ofreció a su vice,
Carlos "Chacho" Alvarez, el nombramiento de una persona de su
confianza en la estructura de la SIDE. El gesto del Presidente busca darle
confianza al vicepresidente luego de que éste sospechara que el
jefe de los espías, Fernando de Santibañes, participó
de una operación de acción psicológica para perjudicarlo.
De esta manera, De la Rúa intenta encauzar un conflicto que está
lejos de resolverse y que seguramente dejará huellas profundas
en la coalición gobernante.
"La forma de solucionar este tipo de sospecha que ahora ha aparecido
en la vida institucional de la Argentina es tratar de salir de la polémica
de una forma constructiva, reformulando las actividades de los organismos
de seguridad e inteligencia que los lleva a manejarse con un velo de impunidad
y secreto", dijo ayer Darío Alessandro, presidente del bloque
de diputados de la Alianza y el hombre de mayor confianza de Alvarez,
además de autor de una iniciativa para el control parlamentario
de la Secretaría de Inteligencia.
Según allegados al vicepresidente, cuando la coalición gobernante
discutió la conformación del gabinete y realizó el
reparto de cargos entre la UCR y el Frepaso, Alvarez le había encomendado
a su entonces principal operador y hoy ministro de Trabajo, Alberto Flamarique,
conseguir un lugar en la SIDE para que lo ocupara uno de los asesores
frepasistas en el área de inteligencia. Pero no pudo ser, y así
fue como cuando estalló el escándalo entre Alvarez y De
Santibañes, asesores cercanos al vicepresidente se lamentaban de
no contar con nadie de confianza en la casa de los espías.
En el Frepaso, tanto la ministra de Desarrollo Social, Graciela Fernández
Meijide, como el propio Flamarique coincidieron ayer en sostener que "Chacho"
había sido víctima de un "típico operativo de
prensa". Pero a la hora de señalar responsables relativizaron
las sospechas de su jefe hacia De Santibañes. "Jamás
podría atribuir estas operaciones a gente de la Alianza o al titular
de la SIDE", dijo Fernández Meijide, quien a pesar de su contundencia
en desvincular al ex banquero reconoció que ignoraba el origen
de las maniobras contra Alvarez.
"Habrá que ver si los profesionales que realizaron la maniobra
contra 'Chacho' están dentro o fuera de la SIDE", opinó
Flamarique.
Además de las heridas que la disputa puede dejar entre Alvarez
y De la Rúa, las declaraciones de los dos únicos representantes
del Frepaso en el gabinete muestran matices que podrían alimentar
la queja del vicepresidente, repetida estos días insistentemente
en privado a sus amigos, sobre la "falta de solidaridad" por
parte de otros miembros del gobierno.
Aunque el jefe del Frepaso aún evalúa la conveniencia de
designar a uno de sus asesores en la SIDE, uno de los miembros de su círculo
íntimo destacó anoche a Página/12 el gesto presidencial.
Lo relacionaban con la actitud de De la Rúa el viernes pasado,
cuando ostensiblemente pasó a buscar al vicepresidente por las
oficinas del Senado para luego posar frente a los cronistas de la Casa
de Gobierno.
Sin embargo, dirigentes frepasistas revelaron que a la hora de aceptar
el convite del Presidente los frepasistas temen aparecer comprometidos
en el accionar de un organismo sobre el que no tengan sino una mínima
incidencia.
La disputa entre el vicepresidente y el ex banquero cruzó no solo
el Ejecutivo sino todo el Congreso. La comisión bicameral que realiza
el seguimiento de los organismos de inteligencia resolverá mañana
citar a De Santibañes para que explique la participación
de la SIDE en las maniobras denunciadas por Alvarez y por el ex presidente
Carlos Menem, quien también dijo ser vigilado por la agencia estatal
de espionaje.
La semana pasada los miembros de la comisión bicameral decidieron
reunirse con Alvarez y con Menem. Su idea era investigar las denuncias
realizadas contra la SIDE comenzando por escuchar a las presuntas víctimas.
"Nuestro ánimo no es meternos en ninguna interna, ni formar
parte de ninguna lucha política, sino avanzar seriamente en una
denuncia que dada la jerarquía e investidura de los damnificados
amenaza con convertirse en un serio escándalo institucional",
dijo a este diario un asesor de la comisión parlamentaria que preside
la senadora cordobesa Beatriz Raijer.
La comisión, que en teoría está compuesta por 16
miembros, actualmente funciona con cerca de la mitad de sus integrantes.
Luego de la última renovación legislativa, la cámara
baja demora en elegir a los nuevos miembros que la representarán.
Según los legisladores que la integran, convocar al jefe de la
SIDE sería el primer paso para avanzar en el control de sus actividades.
A pesar de que Fernando de la Rúa recomendó al jefe de los
espías que saliera a dar una explicación pública
sobre las sospechas que recayeron sobre él y sus subordinados,
éste optó por alejarse del centro de la polémica
sin emitir ninguna opinión. Puesto a elegir, De Santibañes
optó por darle sus explicaciones a su amigo el Presidente y esperar
que el tiempo vaya archivando el tema. Por lo pronto eligió participar
de un encuentro de economistas que se realiza en el Aspen Institute de
Montana, en los Estados Unidos.
RATIFICAN
EL PROYECTO ANTICIPADO POR PAGINA/12
Una lupa sobre la SIDE
Las pocas voces
que acompañaron al vicepresidente Carlos Alvarez en su disputa
con el titular de la SIDE, Fernando de Santibañes, se originaron
en sus huestes parlamentarias. Los legisladores frepasistas Darío
Alessandro y José Vitar ratificaron ayer a este diario que presentarán
en estos días la iniciativa para controlar desde el Congreso las
actuaciones de la Secretaría de Inteligencia, tal como informó
este diario el pasado domingo.
"No puede ser que la SIDE maneje fondos reservados en negro, ya que
nadie sabe para qué fines son destinados", dijo Vitar a Página/12.
El legislador ratificó la necesidad de transparentar los mecanismos
de control. "La Secretaría de Inteligencia sólo ha
servido para espionaje político interno", opinó.
Los diputados frepasistas no sólo apuntan a los fondos reservados,
sino también a la propia organización del espionaje nativo.
"Con su actual estructura, la SIDE sólo ha mostrado ineficiencia,
porque no ha sabido evitar los atentados a la embajada de Israel y la
AMIA, y sí en cambio estuvo involucrada en espionajes menores a
políticos o a opositores", afirmó Vitar.
Miembros del Frepaso cercanos a los legisladores autores de la iniciativa
explicaron que la medida responde a claras directivas de su jefe. "Estamos
tratando de dar forma parlamentaria a la voluntad política de Chacho",
confiaron a este diario.
Más allá de los matices políticos, el proyecto aparece
como el primer intento serio en controlar las actividades de los espías
criollos. Tarea que tanto Carlos Alvarez como los autores del proyecto
consideran una deuda de la democracia.
"Una de las víctimas del espionaje he sido yo", dijo
ayer el ex presidente Carlos Menem, que días atrás también
denunció que habían sido grabadas conversaciones que mantuviera
con su hija Zulemita. Cuando se le consultó sobre el espionaje
que habría sufrido Alvarez, el ex presidente brindó su original
punto de vista: "Yo creo que durante mi gestión este tipo
de situaciones no se vivieron nunca". Para De Santibañes el
conflicto con Alvarez se solucionará con el paso del tiempo. Alvarez,
parece, prefiere que el tiempo no se transforme en olvido.
El ala política
herida en el ala por las políticas
El grupo del Gobierno encabezado por Alvarez, Storani
y Flamarique está desarticulado por razones personales y dudas sobre la
marcha de la economía.
Por
Fernando Cibeira
Supieron conformar algo parecido a un grupo dentro del Gobierno durante
la discusión del ajuste, cuando desde un sector surgieron voces
pidiendo mayores recortes y ellos se abroquelaron en defensa de un modelo
"más social". Entonces, la llamada "ala política"
del gabinete que encabezaban el vicepresidente Carlos "Chacho"
Alvarez y los ministros Federico Storani, Alberto Flamarique y Graciela
Fernández Meijide, entre otros, se ofrecía como garantía
de que el gobierno de Fernando de la Rúa no torcería el
rumbo hacia las recetas más ortodoxas que le marcaban hombres como
el jefe de la SIDE, Fernando de Santibañes. Lo cierto es que hoy,
a sólo dos meses del ajustazo, el ala política está,
en los hechos, desarticulada y sin proyectos comunes. Entre las causas
de la parálisis coexisten razones de índole personal y las
dudas de fondo que mantienen los integrantes del grupo --o ex grupo--
sobre la marcha de la economía.
El ala política nació como oposición a los voraces
reclamos de De Santibañes y compañía, quienes no
estaban satisfechos con el recorte diagramado por Economía. Así,
el grupo se unió también como sostén del ministro
José Luis Machinea, a quien veían como la elección
más progresista dentro del abanico de opciones que se le presentaban
al Presidente. "Si se va Machinea viene la dolarización",
dramatizaban.
Pero después de aquella pulseada y algunas notorias metidas de
pata, De Santibañes se llamó a silencio. Hace semanas que
no aparece en una reunión de gabinete ni da entrevistas que no
sean para hablar de su función específica, o ni siquiera.
Sin un factor de agresión externa que sirva para abroquelarlos,
los integrantes del ala política se dedicaron a sus propias cuestiones,
con objetivos no siempre coincidentes.
Carlos Alvarez decidió librar en soledad sus batallas, la última
con el propio De Santibañes como blanco, a quien acusa de haber
orquestado una campaña en su contra ventilando cuestiones de su
vida privada. Como pocas veces, Alvarez sintió que nadie salía
en su apoyo.
Storani le pidió con reserva a la jefatura de la Policía
Federal que chequeara la denuncia de Chacho y el resultado fue negativo.
Según el informe, no había existido ninguna operación
orgánica contra el vicepresidente, aunque no descartaban que algunos
ex espías pudieran haber trabajado por su cuenta. "Es una
chiquilinada", le habría respondido Flamarique a Storani cuando
le preguntó por la embestida de Alvarez. La desmentida sirvió
para abrir la sospecha. Algunos funcionarios radicales llegaron a intuir
detrás de la denuncias de Alvarez el primer movimiento del Frepaso
destinado a tomar distancia del Gobierno hasta que llegara el momento
en que pegara el portazo.
Más resquemores dentro del ala política surgieron cuando
Chacho sostuvo en Página/12 que debían investigarse la versión
de supuestas coimas a senadores justicialistas para la aprobación
de la reforma laboral. Por este caso, incluso, Storani y Flamarique salieron
a opinar en público en contra de las presunciones del vicepresidente.
Otro factor de desunión dentro del grupo pasa por las inquietudes
generadas en torno a la actuación de Machinea, antiguo factor de
solidaridades compartidas. "Hay una mayor ansiedad por que se nos
disipen algunas dudas", responde uno de los integrantes del ala.
La más reciente visión de Alvarez admite un matiz crítico
sobre ciertos aspectos de la gestión de Economía como, por
ejemplo, las gestiones llevadas adelante ante los organismos internacionales.
Carlos Alvarez, a excepción de algún fiel ladero como el
caso del jefe del bloque de diputados Darío Alessandro, está
pasando un momento de soledad política. En las últimas dos
reuniones de gabinete el vicepresidente no abrió la boca, una actitud
que podría tomarse como medida de la distancia que viene tomando
de la marcha del Gobierno.
En dirección opuesta, Flamarique aparece cada vez más cercano
a De la Rúa, imbuido de su rol como ministro de Trabajo y, al mismo
tiempo, más distante del jefe frepasista.
Storani centra sus esfuerzos en mantener la paz en las provincias y busca
la manera de reflotar el diálogo político, una iniciativa
que le dio protagonismo pero no arrojó resultados concretos.
Graciela Fernández Meijide continúa sumergida en el segundo
plano y a la espera de que una correcta gestión le permita volver
al primer nivel.
Lo dicho: el ala política como tal dejó de funcionar. Y
seguramente seguirá así hasta que algún factor externo
vuelva a agredirlos. Entonces se verá si las viejas lealtades aún
tienen fuerza.
Alfonsín y los sobornos
El ex presidente
Raúl Alfonsín aseguró que en caso de comprobarse
la veracidad de las denuncias sobre el pago de sobornos en el
Senado para la aprobación de la reforma laboral se retiraría
de la actividad. "De ser así la política no
tendría más sentido para mí", dijo en
el programa del periodista Enrique Llamas de Madariaga en América
TV.
Con esta declaración, el ex presidente se mostró
más cerca de la postura en el tema del vicepresidente Carlos
"Chacho" Alvarez que de la del resto del Gobierno. En
un reportaje en Página/12, Alvarez calificó como
"terminal" para la política que se comprobaran
las denuncias de coimas a senadores opositores.
En cambio, tanto el presidente Fernando de la Rúa, como
el ministro de Trabajo, Alberto Flamarique, y el ministro del
Interior, Federico Storani, evaluaron la sola posibilidad como
absurda y ni consideraron la alternativa de iniciar una investigación.
Incluso, el Presidente, sin la presencia de Alvarez, se encontró
en Olivos con un grupo de senadores justicialistas para darles
su apoyo y desmentir cualquier sospecha.
Aunque sostuvo que no hay diferencias en lo que opina el Presidente,
el vice y él, Flamarique aseguró que lo de los sobornos
o favores personales es un rumor del que nadie se hace cargo.
"Es una barbaridad absoluta, nadie pagó nada por la
reforma laboral", descartó.
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