Por Eduardo Videla
Un patrullero de la Policía Federal ingresó el lunes a la madrugada a la planta de Aguas Argentinas, escoltando al camión de Juncadella que luego fue asaltado. Pero inexplicablemente, el móvil desapareció en el momento del ataque de los delincuentes. El episodio, relatado a Página/12 por el gerente general de la compañía Juncadella, Juan Cocci, agrega un interrogante más al ya confuso episodio que les costó la vida a dos custodios de esa firma, a un empleado de mantenimiento de la planta, a un policía y a uno de los delincuentes. Aunque no lo desmintieron, fuentes policiales consultadas por este diario aseguraron que �no existen elementos para sostener que el patrullero haya ingresado al lugar del hecho�. La única certeza, ayer, fue la identificación de dos de los delincuentes que participaron en el golpe, uno muerto y otro detenido: se trata de dos �pesos pesado� del delito, ambos con antecedentes policiales.
El juez Alberto Baños, a cargo de la causa, deberá resolver ese y otros dilemas, como quién mató al jardinero Rubén Maciel, tomado como rehén por el delincuente que luego murió. Sin esperar el resultado de las pericias, el Gobierno salió a respaldar la versión policial: el operario habría sido asesinado por el delincuente Juan Isidro Díaz Roldán, quien luego se suicidó
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De acuerdo con el primer informe pericial, el jardinero tenía un solo disparo en la cabeza. El ladrón, en cambio, recibió un impacto en la cabeza y otro en el cuerpo, según revelaron a este diario fuentes judiciales. Los custodios, en tanto, recibieron varios balazos en la cabeza y el cuerpo.
Baños, junto al fiscal de la causa, Aldo de la Fuente, indagará hoy al único detenido, Carlos Alberto Iturres Rodríguez, quien fue capturado minutos antes del atraco, a las 4.58, sobre la calle Florencio Sánchez, cerca de la entrada principal de la planta de Aguas. Iturres Rodríguez tenía en su poder un fusil ametralladora pesado (FAP) y una pistola .45, y vestía un chaleco antibalas. Durante el procedimiento, desde otro auto, una pareja disparó contra los policías y luego se fugó.
En ese procedimiento se genera la primera incógnita: con el antecedente de un hombre armado en la puerta del único edificio del lugar, ¿qué hizo la policía para prevenir el hecho posterior? Juan Cocci, gerente general de Juncadella y presidente de la Cámara Argentina de Transportes de Caudales, aseguró, a partir de la declaración de los dos empleados sobrevivientes, que �un patrullero ingresó a la planta junto con el camión blindado�. �Aparentemente, el móvil se dirigió a otro lugar del predio, porque el blindado llegó solo al edificio donde estaba el cajero, donde lo esperaban los delincuentes�, dijo Cocci a Página/12. Apenas bajaron el portavalores y el custodio, fueron acribillados por los delincuentes, mientras que el otro custodio alcanzó a refugiarse en el blindado, explicó el directivo. �Los disparos venían desde todos lados�, relataron los testigos.
La actitud de los delincuentes es otro de los interrogantes: si pensaban hacerse del botín, ¿por qué dispararon a matar contra los empleados que podían entregarles el dinero y que ni siquiera alcanzaron a defenderse? Los delincuentes eran expertos, pero podrían estar nerviosos, especulan los investigadores.
Cocci no descarta que haya habido un entregador, pero en ese caso, cree que el dato que pasó no fue bueno. �El camión llevaba 280.000 pesos, de los cuales se iban a bajar sólo 100.000, cifras menores para lo que acostumbra a manejar la empresa�, sostuvo.
Aunque todavía no se sabe cuántos delincuentes participaron del fallido asalto, se estima que fueron entre nueve y doce, incluyendo al apoyo externo. Aquí se abre otra incógnita: ¿cómo ingresaron a la planta de Aguas Argentinas? Los investigadores manejan dos opciones: o saltaron las rejas perimetrales de la planta, que tiene una superficie de 18 hectáreas,o bien ingresaron por la puerta principal, disfrazados de empleados de la proveedora de agua potable.
La instrucción de la causa quedó en manos de personal de la comisaría 51ª, mientras que la búsqueda de los prófugos está a cargo de Robos y Hurtos, que orienta la pesquisa hacia la zona sur del Gran Buenos Aires. De esa zona era oriundo Díaz Roldán, el delincuente muerto, que habitaba el barrio La Cañada, de Quilmes. El asaltante, de 37 años, había estado preso en la cárcel de Olmos hasta el 19 de mayo pasado, por el delito de tenencia de arma de guerra. En esa fecha obtuvo el beneficio de la �libertad asistida� que, según fuentes judiciales, fue otorgada por integrantes de la Sala III de San Isidro, los mismos que tienen un pedido de juicio político por conceder idéntico beneficio al secuestrador y homicida Alejandro Puccio. Díaz Roldán fue quien disparó contra el oficial Rafael Erra, uno de los fallecidos, y el suboficial Carlos Fredriksson, que perdió un ojo.
En tanto, el detenido, Iturres Rodríguez, había salido de la cárcel de Junín en abril de 1997, donde estuvo preso por el delito de robo calificado. La banda, según fuentes vinculadas a la causa, sería la misma que meses atrás participó del asalto al supermercado Makro, de Quilmes. Ayer, el jefe de Policía, Rubén Santos, se refirió a lo publicado por este diario en relación a que se trató de una banda armada con gente cercana al �Gordo� Valor: �Cualquier cosa puede ser. No lo descartamos�, aseguró.
EL DOLOR DE LAS ESPOSAS DEL REHEN Y EL POLICIA
�Quiero saber quién me lo mató�
�Sé que es difícil que se sepa la verdad �dijo ayer llena de dolor y realismo Adela, la mujer del rehén Rubén Maciel asesinado ayer durante el tiroteo de Palermo�. Pero necesito que me digan quién me lo mató�. Adela, una mujer paraguaya que quedó sola con tres chicos, el menor de ellos de 8 meses, denunció en el velorio de su esposo que �el cadáver tenía marcas de golpes en la cara y en el pecho�. Luego también lo planteó una de las hermanas del jardinero. Casi al mismo tiempo, Ema, la esposa del policía Rafael Erra, caído también en la balacera, le habló directamente al jefe de Policía, Rubén Santos, a quien le reclamó por radio que el padre de sus tres hijos no tenía puesto un chaleco antibalas. �No puede ser que los ladrones tuvieran un FAL �se quejó Ema� y él, un revólver 22.� Por la tarde el propio Santos desmintió lo del arma. Dijo que eso era �imposible� y que la viuda podía confundirse por los �nervios� propios de la situación.
En el velatorio del jardinero Maciel, uno de sus compañeros de trabajo remarcó que todavía no se sabe quién mató al rehén. Cuando le preguntaron quién creía que había disparado, el trabajador contestó: �Y... dice la policía que fue el ladrón�. Luego apuntó: �Cuando nosotros salimos por la calle La Pampa, ya los cadáveres los habían levantado. Lo único que vimos fue el charco de sangre�. Adela de Maciel se quebró ayer en el velatorio que se hizo en Parque Patricios cuando pidió que le digan quién mató a su esposo. �Que me lo digan porque él vivía para sus hijos; quiero saberlo por él, por mí y por los hijos�, reclamó. Según la policía, al jardinero le disparó Juan Isidro Díaz Roldán, el ladrón que luego se habría suicidado, siempre según las versiones oficiales.
La viuda del policía Rafael Erra, Ema, fue contundente ayer cuando por radio le habló directamente el jefe de la Federal. �Usted es el padre de todo esto... �le dijo�. Tiene que hacer algo, consiga la plata, compre más chalecos antibala.� Ema habló de su marido, quien había ingresado en la policía hacía 17 años y había recorrido varias funciones hasta llegar a Robos y Hurtos, donde era suboficial inspector. �Se sabe cuál puede llegar a ser el destino (de un policía). Pero nunca tan pronto, a los 38 años, nada más�, lamentó. Ema contó cómo recibieron sus hijos la noticia de la muerte de su padre. �El más chiquito quiere hacerle una carta en la computadora� al Presidente para pedirle �que les dé semillitas a todos para plantar árboles de fruta, así se venderían en las calles y no saldrían a robar más�.
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