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EL GOBIERNO ANUNCIO UN PAQUETE DE APOYO FINANCIERO POR 39.700 MILLONES DE DOLARES
�Esto no es un milagro que nos hará crecer�

El Gobierno jugó una carta fuerte para salir del ahogo financiero y evitar la cesación de pagos. Mediante un crédito multilateral sin precedentes y �el saludo de los líderes del mundo�, según destacó De la Rúa, Argentina aspira a revertir la desconfianza de los mercados.
José Luis Machinea, ministro de Economía, junto a sus principales colaboradores.
Obtuvo el firme respaldo de los organismos internacionales y una última oportunidad.

Por David Cufré

El 10 de noviembre Fernando de la Rúa se presentó ante la población con una confesión alarmante. �La Argentina está mal�, dijo, y anunció un paquete de medidas con alto costo político para lubricar la obtención de un crédito extraordinario, que supuestamente sacaría a la economía del pozo. Desde entonces, el Gobierno apeló siempre al mismo argumento para convencer a propios y extraños que era mejor probar ahora un poco más del jarabe amargo y no sufrir mayores padecimientos en el futuro. Finalmente, ayer anunció la concreción de un acuerdo con el FMI, otros organismos, bancos, AFJP y el Estado español por un salvataje financiero de 39.700 millones de dólares, el mayor de la historia que recibe la Argentina e inédito en el mundo por sus características (ver detalle aparte). �No es un milagro que por sí sólo hará crecer la economía�, fue la cauta reflexión de José Luis Machinea, quien de todos modos sabe que se juega su última carta para transformar la decepción reinante tras un año de gestión en un entusiasmo renovado. Y con su suerte va atada buena parte del respaldo popular que le pueda quedar al Gobierno, al menos para el futuro inmediato.
�Para medir la importancia del crédito pensemos por un instante en lo que pudo haber ocurrido de no obtenerlo�, indicó Fernando de la Rúa, quien describió al socorro crediticio como el inicio de una nueva etapa de su gobierno. Y así lo vivió la Alianza en su conjunto. En la quinta de Olivos estuvo ayer todo el gabinete �con excepción de Ricardo López Murphy y Graciela Fernández Meijide� y un nutrido grupo de diputados oficialistas. Curiosamente, la nueva etapa surgió como producto del embate de los mercados a principios de noviembre, que por un momento dejó a Machinea con un pie afuera del Gobierno. El ministro aún no las tiene todas consigo. A cada paso debe desmentir los rumores sobre su renuncia y sabe que el fantasma de Domingo Cavallo sobrevuela por arriba de su cabeza (ver aparte).
El Presidente optó por resaltar un punto más alentador. �Nos han saludado los líderes del mundo�, sostuvo, tras dar a conocer el monto del blindaje. Los buenos augurios llegaron de parte del Fondo Monetario, el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo, el presidente brasileño y el secretario del Tesoro estadounidense, Lawrence Summers. Este último dijo que �damos la bienvenida a los acuerdos con los organismos internacionales�. Y recalcó, en tono de advertencia, que �alentamos al Gobierno a implementar en su totalidad los compromisos previstos en el nuevo programa�. 
Por su parte, el director gerente del FMI, Horst Koehler, sostuvo que el préstamo �debería mejorar el clima de inversión, junto con una mejor confianza doméstica y externa, para asentar las bases para el crecimiento económico sostenido en Argentina�. El canciller Rodríguez Giavarini le recordó a De la Rúa durante su reunión con periodistas que comentara la felicitación que recibió del presidente electo de EE.UU., George Bush. �Hablé con él y me expresó su total apoyo�, relató De la Rúa.
El jefe de Estado se refirió en cinco oportunidades a los �agoreros de siempre y a los pájaros de mal agüero que andan por ahí�. �Debemos derrotar al pesimismo�, exhortó, aunque tuvo algún problema para explicar por qué hace apenas un mes describió un panorama catastrófico y ahora debe creerse que vendrá un 2001 venturoso. Por lo pronto, los mercados reaccionaron ayer con indiferencia a los anuncios. La Bolsa de Buenos Aires subió un descolorido 0,4 por ciento y los títulos públicos estuvieron lejos de experimentar una estampida, con alzas de entre 0,5 y 1,7 por ciento. El propio Machinea prefirió no arriesgar un pronóstico sobre cuál será la caída del riesgo país y de las tasas de interés internas a partir del blindaje. La evaluación del ministro es que cada uno de los factores que este año atentaron contra el crecimiento desaparecerán en 2001. Y eso le permite arriesgar que la economía se expandirá entre 4,5 y 5 por ciento, el doble de la moderada estimación de 2,5 por ciento incluida en el Presupuesto. El ministro dijo que el próximo año ya no habrá caída sino aumento de los precios internacionales de los commodities, que el dólar �y en consecuencia el peso, atado a él� empezará a depreciarse frente a otras monedas, y que descenderá el nivel de las tasas internacionales. Junto al contexto internacional más favorable, señaló que espera un clima político sin los sobresaltos de este año �en obvia referencia al portazo de Carlos Alvarez� y que los planes de Infraestructura y Vivienda dinamizarán la inversión. Todo ello, sumado al mayor arribo de inversiones externas y a la eliminación de la incertidumbre de los financistas por el crédito de blindaje, harán que la economía se recomponga. 
�¿Nunca pensó en irse del Gobierno? �le preguntaron ayer a Machinea en radio Continental.
�En algún momento. Le aseguro que por momentos uno está un poco cansado. Sinceramente, es difícil. Pero ya no pienso en renunciar. Estoy realmente entusiasmado por esta nueva etapa �confesó el ministro.
La pregunta del millón es cuánto durará el entusiasmo y si el crédito blindará el futuro del Gobierno.

�Cavallo no va a estar�

�Cavallo no va a estar en el gobierno�, dijo finalmente Fernando de la Rúa en conferencia de prensa, después de que hiciera falta preguntarle tres veces sobre el tema. �Le agradezco el aporte de su partido para apoyar leyes importantes y por transmitir mensajes de confianza sobre el futuro de la economía. Pero no va a estar en el gobierno�, indicó el Presidente. Antes, había ratificado a Machinea con poco entusiasmo. �Acá está, ocupa su silla en toda su dimensión�, dijo para confirmar al ministro, sentado a su lado. En otro orden, De la Rúa insinuó que podría dar marcha atrás con la abolición del régimen de reparto en la reforma previsional. �Se podría acordar eso con el Congreso�, señaló. Además, Economía propondrá un veto parcial al artículo 18 referido a la rebaja salarial de los estatales.

¿PODRA CRECER LA ARGENTINA EN SU FLAMANTE CASCO DE PLOMO?
El submarino Kursk también estaba blindado

Por Julio Nudler
Sí, el submarino ruso también estaba blindado, y sin embargo terminó trágicamente sus días, zozobrado en aguas heladas y con toda su tripulación muerta. Esta alusión no debe ser tomada linealmente, por supuesto, pero, en otras palabras: cuando se hacen mal las cosas o se extravía el rumbo, el blindaje sirve de poco. A lo sumo para creer que se está a resguardo. A veces, como en el actual caso argentino, la necesidad desesperada de obtenerlo es por sí misma una prueba de los errores estratégicos que se han venido acumulando durante años.
Ya se ha dicho muchas veces que en estos salvatajes los verdaderos rescatados no son los países endeudados sino sus acreedores. (Los financieros, en todo caso: de los jubilados o los proveedores, que la ley de Emergencia Económica patea a 10 o 16 años, no se ocupa el blindaje.) Por de pronto, con este paquete el FMI y los demás organismos convalidan las elevadísimas tasas que los especuladores estuvieron cobrándole a la Argentina como compensación por tomar un riesgo que, ahora, se encoge como por encanto. Cuando la escalada súpertasa-súperriesgo se torna demasiado peligrosa, los mercados se cierran, el default asoma su torvo rostro y el FMI acude como súperman a prevenir el desastre.
Pero el propio Estado argentino también interviene en este operativo, aportando parte del autoblindaje. Por un lado, redujo los encajes bancarios, con lo que les liberó a los bancos capacidad prestable, que éstos se la prestan ahora al Gobierno, cobrándole por ello. También las AFJP comprarán un monto adicional de títulos públicos de deuda con los aportes de sus afiliados, que hasta 1994, antes de la reforma previsional, eran un aporte (impuesto) que ingresaba a Seguridad Social. Ahora, gracias al sistema de capitalización, ese mismo dinero pasa por la intermediación financiera, que le cobra al Estado por prestárselo. Este ha pasado de ser el pícaro que aplicaba el impuesto inflacionario, al emitir moneda, a ser el tonto que paga para que otros, que no hacen nada productivo, le cobren intereses por prestarle lo que era su propia plata.
Por ahora el esquema respeta el principio básico de la convertibilidad, que es la intangibilidad de las reservas de divisas, con las que el Banco Central respalda su pasivo monetario (principalmente el circulante en pesos). Vale decir que el país se abstiene de usar esas reservas para cancelar vencimientos de su deuda, lo cual equivaldría a decretar la inconvertibilidad, provocando una espontánea devaluación del peso. En realidad, el régimen de convertibilidad es en este sentido muy caro para un país endeudado, porque para los acreedores es como si tuviese cero reservas. De ahí la pertinaz presión del establishment financiero internacional por el ajuste fiscal: lo exigen porque el superávit en las cuentas públicas es la única moneda de pago de la deuda externa, una vez que han sido liquidados los activos vendibles (empresas públicas).
Pero esa presión chocó contra una resistencia inesperada: algo hacía que la Argentina no lograra controlar su déficit fiscal. Surgió entonces la otra conjetura: si no lo logra, debe de ser porque el país no crece y, por tanto, no genera suficientes recursos impositivos (además de lo que pueda decirse de la moral y la idoneidad de la clase dirigente). Pero a esta altura las coincidencias se disuelven, porque no hay acuerdo sobre la estrategia adecuada para crecer, y una sospecha muy fuerte, según la cual la convertibilidad torna imposible el crecimiento por la rigidez del tipo de cambio y la privación de otros instrumentos de política económica (además de los tremendos fardos �entre ellos la deuda� acumulados en diez años de régimen).
Quien crea demostrado que con la convertibilidad no habrá crecimiento deberá ver el blindaje como una mera postergación del terrible momento de la verdad. De hecho, el FMI encabeza este salvataje por el salvataje mismo, sin creerse dueño, como hasta hace poco, de la fórmula infalibledel éxito económico. No lo hace en nombre de un credo. Hasta le parece bien, o no mal, que la Argentina aumente su déficit fiscal, a cambio de prometer bajarlo en el futuro, sin que haya razón alguna para creer que lo conseguirá. El Fondo necesita evitar este incendio, que los vientos propagarían a otros países, y las transnacionales que dominan la economía nacional también necesitan que alguien eche aceite sobre las olas. La participación de España es un ejemplo de esta actitud de proteger las fuentes de beneficios.
Todos repiten, entretanto, que con el salvataje bajará el riesgo país, lo cual es obvio mientras dure esa plata, y es también probable que una reducción en las tasas de interés estimule el consumo y la inversión, si se dan también otras condiciones. Pero el aumento de la demanda debe ser convalidado por un mayor ingreso de capitales que, en un contexto de tasas en baja, no ocurrirá a menos que los inversores crean esta vez que el mercado realmente va a expandirse y que ofrecerá buenas oportunidades de ganancia. ¿Está la Argentina en condiciones económicas y políticas de dar esa impresión? Bajo el paraguas internacional, aunque sea de plomo, hay tiempo de formularse estas preguntas, tal vez ociosas. En cesación de pagos no habría tiempo ni para eso.

OPINION
¡Está bien!
Por Alfredo Zaiat

 

 

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