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Victoria Ginzberg
 A pesar de tener una quinta inmensa y un lujoso departamento en Libertador y San Martín de Tours, entre otras pertenencias, Emilio Eduardo Massera está quebrado. El Almirante Cero se negó a pagarle a Daniel Tarnopolsky �cuya familia fue secuestrada y desaparecida por el grupo de tareas de la ESMA� 190 mil pesos por daños y perjuicios y el juez Juan Gutiérrez Cabello decretó la quiebra del represor. Ahora, los bienes de Massera y su oscura forma de adquirirlos e inscribirlos serán investigados por la Justicia. �Es una victoria simbólica. No suprime la lucha por la verdad y la justicia que seguimos sin lograr�, expresó Tarnopolsky desde París. Su abogada, Betina Stein, recalcó que exigirá que la pesquisa alcance a los testaferros de Massera.
El año pasado, la Corte Suprema de Justicia condenó al Estado a pagar un millón de pesos y a Massera 150 mil a Tarnopolsky (con los intereses ahora suman más de 190 mil), quien hace trece años inició una demanda por daños y perjuicios. El fallo fue inédito, porque nunca se había ordenado que un represor pagara de su bolsillo a un familiar de un desaparecido. Pero Massera desconoció la resolución judicial. Ahora, eso se le puede volver en contra, ya que la quiebra permite que la Justicia investigue el oscuro patrimonio de Massera y su familia. �Este no era el objetivo del juicio pero es consecuencia de la obstinación de Massera por negar los hechos. Desvió siempre su responsabilidad hacia sus subordinados, se presentó como víctima�, afirmó Tarnopolsky.
El juez Gutiérrez Cabello ordenó la inhibición general de los bienes del represor en los registros de la propiedad inmueble y automotor de la Capital Federal y la provincia de Buenos Aires, el cierre de todas sus cuentas bancarias y le prohibió hacer pagos. Hoy se designará un síndico que estará a cargo de la investigación y que deberá interceptar la correspondencia del ex dictador. El magistrado también prohibió que Massera saliera del país, pero el Almirante Cero está preso en Campo de Mayo por su responsabilidad en la apropiación de hijos de desaparecidos.
�A partir de este momento los acreedores se apoderan de sus bienes, no puede comprar ni vender nada y se pueden rematar los bienes a su nombre�, explicó Stein. La abogada indicó que de un pedido general sobre el patrimonio de Massera surgió que no tiene propiedades ni cuentas a su nombre, es decir que es insolvente. �Sabemos que existen sociedades en las que los titulares de las acciones son sus hijos y su mujer�, afirmó Stein. La representante de Tarnopolsky manifestó que si se comprueba que existen bienes de terceros que �tienen confundido su patrimonio con Massera�, éstos también pueden quebrar.
En mayo del año pasado Página/12 reveló que la quinta donde Massera cumplía con su arresto domiciliario, hasta que fue sorprendido paseando por fuera de sus límites, fue adquirida en 1977 por un testaferro del marino, Roberto Castellanos. Este hombre la compró en nombre de una sociedad a la que pertenecían la esposa, la nuera y el hijo de Massera. Con los mismos escribanos, intermediarios y testaferros, el represor se apropió de los terrenos mendocinos de Chacras de Coria, que pertenecían a los desaparecidos Victorio Cerruti, Horacio Palma y Conrado Gómez. La oscura trama que rodea la adquisición de los bienes del ex dictador podría quedar al descubierto porque Massera se negó a pagar 150 mil pesos, que estaban destinados a ayudar a las Abuelas de Plaza de Mayo.
Tarnopolsky empezó este juicio por daños y perjuicios luego de que las leyes de Obediencia Debida y Punto Final le impidieran mandar a la cárcel a los responsables de la desaparición de su familia. Hugo Tarnopolsky y Blanca Edelberg, padres de Daniel, fueron secuestrados el 15 de julio de 1976. A su hermana Bettina, de 15 años, se la llevaron el mismo día de la casa de su abuela. Y su cuñada Laura del Duca corrió la misma suerte. Su hermano Sergio no volvió nunca de la ESMA, donde estaba haciendo laconscripción bajo las órdenes del represor Jorge �El Tigre� Acosta. Daniel, único sobreviviente de su familia, busca justicia desde entonces.
OPINION
Por la memoria y la justicia
Por Daniel Tarnopolsky
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