Por Eduardo Fabregat
En el final de 1999, desechando
todo tipo de precisión matemática, el mundo entero se lanzó
a festejar el fin del milenio con un fuego digno de mejor causa. Doce
meses después, cuando el milenio efectivamente se termina, nadie
parece interesado en las luces brillantes que indican el futuro. No es
casual: el efecto 2000 fue algo bien diferente de lo que vaticinaban los
estudiosos de la informática. El efecto 2000 fue, al cabo, el de
una máquina del tiempo. El planeta pareció detenerse y girar
en sentido contrario a su rotación natural, tanto como para que
las Felices Fiestas 2000 encuentren los charts británico y estadounidense
ocupados por The Beatles, y en el cine estén Los ángeles
de Charlie, y las recopilaciones de revisión histórica (Blur,
Oasis, Lenny Kravitz, U2 y siguen las firmas) sean cosa habitual, y el
antiquísimo recurso de juntar cinco carilindos y ponerlos a bailar
al ritmo de pegadizas melodías prefabricadas rinda más que
nunca, vendiendo millones de Nsync y Backstreet Boys. Contradiciendo
al Indio Solari, el mejor resumen para la temporada 2000 es que El pasado
llegó.
Argentina, por supuesto, no es un oasis. Es más: trastocando toda
lógica histórica, Argentina parecería haber arrastrado
al resto del mundo a esta cabalgata con olor a naftalina. El punto de
inflexión se produjo el 26 de abril, cuando, con una inyección
de capitales extranjeros, FM News se convirtió en La Mega: desde
entonces, el furor por desenterrar canciones con 15, 20 y hasta 30 años
de antigüedad sólo pudo compararse con las consecuencias de
la guerra de Malvinas. Y mientras volvían a resonar, grabados o
en plan de retorno, nombres como Seru Giran, Sui Generis, Vivencia, La
Fuente, Miguel Mateos, Rata Blanca, Virus, Sandra Mihanovich, David Lebon,
GIT o Raúl Porchetto, los músicos jóvenes de este
país se preguntaron una y otra vez cómo reclamar el lugar
que les corresponde.
En ese estado de las cosas, varias escenas diferentes intentaron mantener
su identidad con las armas que tenían a mano. No es novedad que
Buenos Aires tiene una sólida escena electrónica, pero el
Estado Mega hizo que, por oposición, esa escena se volviera aún
más terca, decidida a hablar de futuro cuando todo parece un fogón.
Y le quedó un rasgo de honor: este año elos espectáculos
más convocante (120 mil personas) fue el doblete de Patricio Rey
en River. Pero la rave de primavera en Palermo tuvo la misma cantidad
de gente, aun cuando deben restarse los que hubieran ido al lugar con
rave o con show de Los Chalchaleros.
He ahí, entonces, un antídoto posible para quienes se quedan
perplejos ante un panorama que tanto celebra a Los Abuelos de la Nada
como al mártir cuartetero Rodrigo. Si de asistencia a shows se
trata, aquellos que tienen mejores banderas para levantar (las de shows
multitudinarios con entrada paga) fueron Los Redondos, Los Piojos y La
Renga, que se cansaron de llenar estadios cerrados y de fútbol.
Y no puede dejarse de lado a Divididos, que acumuló 38 mil espectadores
en cuatro funciones del Luna Park y dos de Obras, y que tuvo un año
sencillamente brillante: a esos encuentros debe sumarse el atípico
concierto tripero realizado en el auditorio de Radio Nacional (el 10 de
julio) y el irrepetible show de Tilcara (el 12 de agosto), y la actuación
en el Barbican Centre de Londres (en el marco del ciclo Turismo Cultural),
y una aparición como invitados de Fishbone (el 16 de noviembre,
en Cemento), y hasta un show íntimo en el auditorio de FM La Tribu,
el 25 de octubre, ante 150 personas... y no hubo un show igual a otro.
En ese esquema rockero, la mayor sorpresa (o no tanto) fue la venta fabulosa
de 1000 vivos, la recopilación en vivo de Los Pericos que alcanzó
las cien mil unidades. Pero a la hora del show sólo dio para un
Obras lleno.
Todos estos movimientos, de cualquier manera, deben ser considerados en
el marco de un país devastado. Según consignan los informes
de la Cámara Argentina de Productores de la Industria Fonográfica,
en lo que va del añose vendieron 5.887.412 menos unidades que en
el mismo período de 1999 (ver aparte), en un resumen que era aún
más catastrófico hace un par de meses. Los rumores de la
quiebra de Musimundo (sistemáticamente desmentidos por sus responsables)
agregaron terror a un panorama que se sostiene con alfileres y en el que
toda cifra debe ser considerada más o menos virtual: que los sellos
discográficos hayan despachado una cierta cantidad de discos y
solicitado a Capif certificaciones de oro a diestra y siniestra para sus
artistas, no significa que todos esos discos hayan encontrado un hogar.
Para comprobarlo, basta con darse una vuelta por cualquier sucursal de
Musimundo y ponerse a contar ejemplares de Enemigos íntimos, de
Joaquín Sabina y Fito Páez.
Este año, el negocio hizo agua por todos lados y por eso la venta
de Cd's en kioscos y la labor de sellos y músicos independientes
se convirtió en una opción más que necesaria. Ni
siquiera la pequeña reducción de precios (en enero/noviembre
de 2000 el precio promedio de un CD fue de $11,83, contra los $13,28 del
año pasado) consiguió inyectar energía en un mercado
que sólo repuntó un poco en el último trimestre.
Un mercado que, además, se encontró con un enemigo al que
logró torcerle un poco el brazo, pero que implica innumerables
retorcimientos: el sistema de compresión digital MP3, que convirtió
a la música en un archivo de rápido intercambio y puso a
todas las reglas conocidas patas para arriba.
No es fácil llegar a una conclusión terminante con el fenómeno
del MP3: tienen razón los músicos que ven seriamente amenazados
sus derechos de autor, aun cuando la cruzada de los estadounidenses Metallica
contra Napster (el más exitoso sitio de intercambio de MP3) se
parezca más a una caza de brujas que a una defensa legítima.
Pero en Argentina, por ejemplo, un compositor cobra 19 centavos por tema
editado en un disco que puede cotizar a 22 dólares: una industria
que fundó, alentó y sostiene semejante explotación
de los artistas no parece menos culpable que Shawn Fanning, creador de
Napster, o MP3.com, el otro sitio que debió llegar a un acuerdo
millonario con los sellos major. Tras el arreglo, ambos sitios diseñan
su servicio rentado, pero la anarquía de Internet asegura nuevas
batallas. Aquí, donde el fenómeno de Internet todavía
no alcanzó la masividad del Primer Mundo, la principal preocupación
de los sellos no es tanto el MP3 sino el vigoroso sistema de pirateo,
que representa un porcentaje demasiado importante de las transacciones
musicales.
Los dos focos principales de producción musical, en tanto, tuvieron
sus propios problemas que atender: en Inglaterra, de las grandes bandas
que le dieron cuerpo al brit pop, sólo Radiohead editó material
nuevo y un material de difícil digestión como Kid A. Blur
y Oasis editaron sendas recopilaciones (The best of Blur y Familiar to
millions, en vivo), mientras que Pulp guardó silencio, Massive
Attack cajoneó su nuevo disco como forma de protesta contra la
industria y Coldplay, Travis y fenómenos dance como Fatboy Slim
trataron de mantener la llama en alto, mientras The Cure, los grandes
sobrevivientes, decían sus últimas palabras. Sólo
The Beatles, con su recopilación 1, su libro Anthology, su primer
sitio oficial en Internet y el poder de los aniversarios de nacimiento
y muerte de John Lennon hicieron el ruido suficiente. The Beatles, por
si alguien no lo recuerda, se separaron hace treinta años.
En la tierra de las barras y estrellas, el panorama se tornó tan
bubblegum como en los momentos más plásticos de los 60 y
80, con la vertiente pop de Britney Spears, Backstreet Boys y N
Sync, y productos igualmente en serie pero del palo rockero, como Limp
Bizkit, Kid Rock, Papa Roach y Bloodhound Gang. Lo demás fue el
siempre vital hip hop, que tuvo en Eminem a su principal referente y a
Wu Tang Clan como adalides combativos, mientras dos bandas capitales como
Smashing Pumpkins (separados) y Rage Against the Machine (con un futuro
incierto sin Zack de la Rocha) dieron un paso al costado.
Y Argentina... Argentina, como sucede desde hace décadas, es un
enigma. Gracias al Rock in Rio, enero promete toda la actividad musical
que brilló por su ausencia durante esta temporada, en la que el
Efecto Mega se trasladó a las presentaciones de gente como Deep
Purple y Ronnie James Dio, Earth Wind & Fire, Men at Work, Creedence
Clearwater Revisited, Misfits, Rick Wakeman, Barón Rojo y The Cult.
Parecieron la compañía ideal para el regreso a la actividad
de artistas argentinos que no podían dejar de aprovechar la resurrección,
aunque puede decirse que el público ya no compra espejos de colores
tan fácilmente: en 1992, el regreso de Seru Giran (que volvió
a las disquerías este año con los shows del Coliseo de 1981)
llenó River. Hace pocos días, las Sinfonías para
adolescentes sólo convocaron a 20 mil personas en la Bombonera.
Y no se trató sólo de una cuestión de recesión
económica.
Si Argentina es un país afecto a la nostalgia, también es
tierra de movimientos cíclicos: en 1989 todo parecía ser
la Z95 y su descarga de tecno con calidad de mediocre para abajo, pero
al año siguiente ya nadie recordaba a los DJs
H Scanner y BB Sanzo. Quizá este 2000 con olor a rancio haya sido
una consecuencia de tanto fuego artificial y tanto número redondo.
Quizá la primera niebla matinal de 2001 haga que el medio deje
de pegarles patadas a los caballos muertos y se atreva a barajar de nuevo.
Y que, con la convicción que da el hecho de tener no sólo
un fructífero pasado sino también un sólido semillero,
empiece a repetirse hasta el convencimiento de que lo que debería
llegar es el futuro.
Las mejores taquillas
Estos fueron los shows más convocantes.
1) Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, 15 y 16 de abril, estadio
River Plate: 120.000 personas.
2) Fito Páez, 12 de febrero, Hipódromo de Rosario
(Argentina en Vivo, gratis): 80.000.
3) Los Auténticos Decadentes, Kapanga, La Mona Jiménez,
30 de enero, River (Argentina en Vivo): 55.000.
4) Fito Páez, 19 de noviembre, La Plata (gratis, por el 118º
aniversario): 50.000.
5) Charly García c/Mercedes Sosa, estadio Mundialista de
Mendoza Argentina en Vivo): 40.000.
León Gieco y Víctor
Heredia, 28 de enero, River (Argentina en Vivo): 40.000.
6) Los Piojos, 7 al 9, 14 al 16 y 18 de julio, Obras Sanitarias:
39.000.
7) La Renga, 13 y 14 de octubre, Ferrocarril Oeste: 35.000.
8) Los Fabulosos Cadillacs, 5 de marzo, Paseo de la Costa (gratis):
30.000.
Los Piojos, 16 de diciembre,
Atlanta: 30.000.
9) Shakira, 13 de mayo, Campo de Polo: 25.000.
10) Sui Generis, 8 de diciembre, Boca: 20.000.
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Algunos discos nacionales
Aquí, diez discos argentinos destacados:
Narigón del siglo,
Divididos. Un disco que le puso color verde furioso a un año
brillante para el trío de Hurlingham.
Pequeña Orquesta
Reincidentes. Los ex Reincidentes agregaron banjo, mandolina y un
aire de cabaret para un disco exquisito.
Contagiándose
la energía del otro, El Otro Yo. Digno registro de la furia
en vivo de una de las mejores bandas alternativas.
Cuentos decapitados,
Catupecu Machu. Sin abandonar la furia punk, el trío experimentó
(bien) con las máquinas.
Momo sampler, Patricio
Rey y sus Redonditos de Ricota. Realizado casi en soledad por el
Indio Solari y Skay, un disco oscuro, por momentos inquietante,
siempre interesante.
Hijos del culo, Bersuit
Vergarabat. A pesar de su meditada recorrida por varios ritmos latinos,
una demostración del buen momento musical de Cordera y compañía.
El salmón, Andrés
Calamaro. Una monumental hemorragia creativa del ex Abuelo y ex
Rodríguez, con más de un centenar de canciones que
exhiben toda clase de altibajos, pero una labor musical indiscutible.
Profania, Christian Basso.
Sorprendente debut solista del ex bajista de Clap y La Portuaria,
editado de manera independiente.
Verde paisaje del infierno,
Los Piojos. La partida de Daniel Buira les restó algo de
sabor rioplatense, pero este disco propició una serie inolvidable
en Obras.
La esquina del infinito,
La Renga. Buen resumen de un hard rock setentoso y la mística
del rock barrial, con un sonido abrumador.
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Algunos discos internacionales
Ecstasy, Lou Reed.
Desde hace varios años, el veterano logra mantener el nivel.
El disco, además, fue presentado de manera admirable en Buenos
Aires.
Music, Madonna. La rubia
se cruzó con el productor Mirwais, para un disco en el que
manipula su voz y hace bailar a medio planeta.
1, The Beatles. 27 canciones
que fueron número uno, y un debut en el primer lugar de los
rankings de 30 países. 30 años después parecen
indestructibles.
Stories from the city,
stories from the sea, PJ Harvey. Otro paso notable de una mujer
áspera, con uno de los mejores duetos del año, el
que lleva a cabo con Thom Yorke en This mess were in.
Mamas gun, Erykah
Badu. Un álbum que certifica que Erykah puede poner su nombre
junto al de Lauryn Hill, Macy Gray y MeShell Ndegé
Ocello para formar una selección de las mejores voces femeninas
de 2000.
Streetsoul, Gurus
Jazzmatazz. Tercer volumen de la serie quepopularizó el término
acid jazz.
Kid A, Radiohead. Tras
el megasuceso de OK Computer, los ingleses parieron un disco tortuoso,
enigmático y sumamente atractivo.
All that you cant
leave behind, U2. Los irlandeses dejaron todo artificio y se volvieron
más clásicos que nunca. Y grabaron una de las grandes
canciones del año, Stuck in a moment you cant
get out of it.
Amores perros, varios.
Brillante banda de sonido del film del mexicano González
Iñárritu, con música incidental de Gustavo
Santaolalla y un seleccionado del rock latino actual.
Bloodflowers, The Cure.
En el año de la nostalgia, un icono de los 80 dijo
adiós. Y lo hizo con un disco bien triste.
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Los discos más
vendidos
Estos fueron los discos del área de rock que mejor vendieron
en el 2000, según la lista de certificaciones de oro y platino
de Capif.
MTV Unplugged, Maná:
240 mil copias.
1000 vivos, Pericos:
100 mil.
Californication, Red
Hot Chili Peppers: 130 mil.
Supernatural, Santana:
120 mil.
Momo sampler, Patricio
Rey y sus Redonditos de Ricota: 80 mil (estimado, no hay datos oficiales).
Ooops! I did it again,
Britney Spears: 60 mil.
Vísperas de carnaval,
La Mosca: 60 mil.
Crush, Bon Jovi: 60 mil.
La esquina del infinito,
La Renga: 60 mil.
Verde paisaje del infierno,
Los Piojos: 60 mil (estimado, no hay datos oficiales).
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Cura pidió
disculpas
El tenor argentino José Cura se disculpó por sus
ataques verbales a un sector del público en el Teatro Real
de Madrid y aseguró que ciertas injusticias juegan
divertidos juegos con la adrenalina de los toreros de raza.
Cura había criticado en duros términos a un sector
del público que le recriminó no cantar bien durante
la última representación de Il trovatore de Verdi
el martes. Yo canto para todos ustedes y no para esa parte
del público que huele mal, dijo el cantante de 38 años.
Aprovecho para pedir disculpas a todo el resto del público,
a quien amo, por si mi exabrupto los perturbó, aseguró
ayer poco antes de partir hacia Zurich. Cura dijo que los abucheos
fueron organizados por cuatro o cinco personas que se encontraron
en un bar para planearlo. Tras su atípica reacción,
Cura comienza a ser llamado el Maradona de la ópera.
No quiero entrar en si el tema de la prestación artística
fue o no merecedora de semejante falta de respeto. Para eso existe
el testimonio grabado, afirmó. El compositor Cristóbal
Halffter criticó al cantante y lo acusó de comportarse
como una diva caprichosa. Por el contrario, la ministra de Cultura
española, Pilar del Castillo, lo defendió alegando
que es un grande. El altercado no dañó la relación
con el Real, que lo contratará para dos óperas en
la próxima temporada.
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Las visitas destacadas
Estas fueron algunas de las visitas destacadas.
Lou Reed (7 y 8 de noviembre
en el Gran Rex). La presentación de Ecstasy lo mostró
en plenitud.
Vernon Reid (15, 17 y
18 de junio, La Trastienda). Una clase de guitarra que nunca rozó
el aburrimiento.
Manu Chao (4 de mayo
en Mendoza; 6 de mayo en Rosario; 15 de noviembre en Córdoba;
17, 18 y 21 de noviembre en Obras). Una merecida revancha musical
con el ex líder de Mano Negra.
Joaquín Sabina
(10 y 11 de marzo en el Luna Park; 3, 4, 6 y 7 de setiembre en el
Gran Rex). Las casi treinta mil personas que lo vieron certifican
que el español sigue teniendo un público fiel aquí.
Fishbone (16 de noviembre,
Cemento). Un show ardiente de una banda inclasificable, con un final
a todo trapo junto a Divididos.
Jorge Drexler (8 de setiembre,
La Trastienda; 14 y 15 de diciembre, Club del Vino). El uruguayo
(radicado en España) presentó el notable Frontera.
Maná (17 de marzo
en Mendoza; 19 en Corrientes; 23 y 24 en el Luna Park; 6 de mayo
en Ferro). Su disco Unplugged vendió en Argentina cerca de
200 mil unidades. Y supieron aprovecharlo.
Shakira (28 de marzo
en el Luna Park; 13 de mayo en el Campo de Polo). Resonó
tanto por sus shows atestados como por su relación con Antonio
De la Rúa.
Café Tacuba (30
de junio y 1º de julio, Obras). Otro notable show de los mexicanos,
junto a Gustavo Cerati.
Sonic Youth (Festival
Primavera Alternativa, 21 de octubre en el Club Hípico).
Lo mejor de un festival en el que Sean Lennon fue la gran decepción.
The 3Peace (con Todos
Tus Muertos, Tintoreros y los uruguayos La Vela Puerca, 18 de marzo
en Cemento). La visita más extraña: la primera banda
japonesa que tocó en Argentina.
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