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REPORTAJES

EDUARDO JOZAMI, SUBSECRETARIO DE VIVIENDA DE LA CIUDAD
De villas a barrios populares

De 3 millones de personas que habitan la ciudad, quinientas mil viven en emergencia habitacional, en villas, inquilinatos y mal llamados hoteles y pensiones. Asignatura pendiente que busca rendir el subsecretario de Vivienda de la ciudad, Eduardo Jozami. Un proyecto que tendrá aliados y enemigos.

Por Omar López

Tener techo propio es uno de los tantos sueños postergados en este país. En la ciudad de Buenos Aires el 15 por ciento de las 3 millones de personas viven en emergencia habitacional. En las denominadas “villas miserias” se concentran cien mil, y una cifra similar se hacina en inquilinatos de mala muerte o en casas tomadas. Se concentran en la zona sur de la ciudad. El subsecretario de Vivienda del Gobierno porteño, Eduardo Jozami, adelantó a m2 los planes de acción que apuestan a resolver un mal estructural, que sin duda encolumnará simpatías y detractores. “Transformaremos las villas en barrios populares y será prioridad en el Presupuesto 2001 con una inversión de 400 millones de pesos”, define Jozami.

–¿Qué papel imagina deberá asignarse al Banco de la Ciudad de Buenos Aires?

–Los bancos privados tienen tasas de interés muy altas y es difícil que los bancos presten para la construcción en las villas. Creo que el Banco Ciudad debe jugar un papel importante. En materia de vivienda hay un sector que todavía no llega a ser cliente, y estamos pensando con las autoridades del Ciudad alguna operatoria para llegar a esos sectores que no están en condiciones de pagar un anticipo para adquirir una vivienda y con lo que gastan en alquiler pueden costear la cuota de un departamento. Hay que buscar el modo para que el Ciudad se dirija a estos sectores que hoy están al margen de las operatorias bancarias. El sector financiero sigue poniendo un cepo para políticas más generosas de inversión.

–¿Cómo participa la Subsecretaría de Vivienda en los planes de la Corporación del Sur?

–El tema de la vivienda es un capítulo importante: buena parte de la población del sur está en condiciones deficitarias y también el progreso de la zona supone la transformación de las villas en barrios y deben respetarse los derechos de todos los ciudadanos a tener una vivienda digna. Pienso que la Corporación del Sur puede ayudar a desarrollar inversiones rentables como una forma de obtener los recursos necesarios. Nosotros tenemos que pensar al menos en 20 mil viviendas para las villas. No me preocuparían tanto las metas cuantitativas sino poner en marcha una dinámica.

–Hablamos de las villas, pero, ¿qué sucede con el resto de los ciudadanos que viven hacinados en los hoteles, pensiones e inquilinatos?

–Ahora no se puede dar respuestas a esas 400 mil personas; no hay recursos para todos. Hoy la ciudad gasta mucha plata sin una solución habitacional, porque amontonar gente en hoteles no es darle ninguna solución. Cuatro, cinco y seis personas viven en una habitación y la ciudad paga por cada una 5 pesos diarios, y hablamos de 600 pesos mensuales, con lo que se puede alquilar un gran departamento. La ciudad invierte en este sector 8 millones de pesos anuales, y es por eso que ahora discutimos con la Secretaría de Acción Social un convenio para convertir ese dinero en créditos para la vivienda. Buscamos así soluciones parecidas a las realizadas en la Boca con el reciclado de los conventillos.

–Hay muchísimas viviendas que sus propietarios mantienen cerradas y no quieren alquilarlas. ¿Qué piensa de ello?

–Yo tengo algunas ideas, pero lo cierto es que la Comisión de la Vivienda no puede actuar con las casas o departamentos privados. La Legislatura de la ciudad tendrá que dictar alguna norma en este sentido. Sería bueno que de algún modo se penalizara la tenencia de departamentos desocupados.

–Que una villa se transforme en barrio no debe ser tarea fácil, sobre todo cuando el dinero de las obras llega en cuentagotas.

–No sólo es un tema de presupuesto, también hay que buscar acuerdos con los vecinos como es el caso de los de la villa del Bajo Flores. Allí, la Comisión Municipal de la Vivienda construyó 500 viviendas que seránadjudicadas en poco tiempo. Ahora el problema es a cuál de las 6 mil familias le toca. ¿Cómo convencer a la familia que no le toca? Además, ¿cómo abrir las calles para que entren vehículos y la villa se transforme en un barrio abierto? Por otra parte, mucha gente está sin trabajo y no puede pagar la vivienda, aunque los valores de las cuotas sean bajos. Pasaron muchos meses y muchas reuniones con los delegados de las villas hasta alcanzar cierto consenso.

–No se trata de poner ladrillos, también de políticas sociales.

–Si no hay políticas de seguimiento, no sirve. Hay mucha gente de nuestra ciudad que vive en las torres de Lugano, Soldati, de los barrios De la Fuente, Samoré o Copello, construidos en los años ‘60 y después no hubo políticas de seguimiento. El resultado es: consorcios que no funcionan, ascensores rotos, servicios que se prestan en malas condiciones, y hay que revertir esto porque la gente paga cuotas totalmente desfasadas en función del deterioro de los edificios y la situación social de sus ocupantes.

–¿Se puede proyectar viviendas populares con los costos elevados que hay en la construcción?

–Queremos bajar los costos notablemente, pero igual no alcanza y la solución tiene que venir con una formulación de esquemas de créditos inmobiliarios. No se puede mantener esta política que obliga a pagar anticipos tan elevados y con tasas de interés tan altas. Además, la banca pública tendrá que decidirse a políticas de fomento.