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Jueves 09 de Marzo de 2000
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Cómo es el documental que relata la historia de los Sex Pistols, en bocota de sus propios protagonistas

Honestidad brutal.

He aquí el testimonio más directo sobre la explosiva existencia de una banda que fue cometa fugaz –pero intensamente luminoso– en el cielo del rock and roll. Ahora, en el 2000, se puede acceder a una definitiva versión sobre aquellos días ¿felices? y muy despelotados. Anticipando su estreno en Buenos Aires el No te cuenta de qué va la película a través de las palabras del ex Johnny Rotten y el director Julien Temple.

Texto:ROQUE CASCIERO

”Esta es la oportunidad de los Sex Pistols para hacer entender la verdad sobre nuestra historia.” La categórica afirmación le corresponde a John Lydon, quien allá por 1976 fuera el cantante del cuarteto que puso la palabra punk en boca de todo el mundo. El Artista Anteriormente Conocido Como Johnny Rotten se refiere a The filth and the fury, el documental dirigido por Julian Temple, el mismo que había hecho The great rock’n’roll swindle (La gran estafa del rock’n’roll), la película que documentaba la caótica gira trunca de los Pistols por los Estados Unidos, en 1977. El filme, en donde los cuatro pistolas vivos hoy brindan su testimonio y que ya fue adelantado en el Festival de Berlín de este año, se estrenará el 29 de marzo en Nueva York y será exhibido en Buenos Aires durante la segunda edición del Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente. Entonces, ahí se podrá apreciar por qué es que Lydon dice que “durante los últimos veinte años la gente ha exagerado y deformado a los Sex Pistols hacia algo que nunca fueron”. ¿Nunca fueron?
Según el cantante, la verdad sobre la historia del grupo inglés es mucho más estremecedora e interesante. “A lo largo de los años, los periodistas nos han preguntado a Steve (Jones, guitarrista) y a mí un montón de cosas sobre los Pistols, pero nunca se escriben las respuestas que de algún modo contradicen a la opinión pública. Es extraño que constantemente te respondan: ‘No puede ser así porque yo leí el libro de John Savage’ (risas). ¿Quién mierda es él? El no estaba ahí. Su libro es una conjetura basada en el hecho de que era amigo del manager (Malcolm McLaren). La película establece un desafío: no importa cuánto mientas ni trampees ni corrompas algo, al final la verdad saldrá a la luz.”
En 1975, cuando estudiaba cine en Beaconsfield, Temple se cruzó por primera vez con los Sex Pistols. A través de una ventana, el joven estudiante de cine escuchó una deforme versión de un tema de los Small Faces: en lugar de “I want you to know I love you” (Quiero que sepas que te amo), el cantante berreaba “I want you to know I hate you” (Quiero que sepas que te odio). El pibe enloqueció: dejó sus estudios y se dedicó a documentar los pasos de la banda como una suerte de fan-testigo. Según remarca irónico el press-kit de la película, pedía prestada una cámara del colegio para filmar los shows. Mucho de ese material fue usado para La gran estafa del rock’n’roll (1980), que McLaren utilizó para su autopromoción. El punto de vista del pelirrojo manager –ahora bizarro candidato a la alcaldía de Londres– resultó el más difundido a lo largo de los años: había sido él, un diseñador de ropas proveniente de la clase media británica, quien “inventó” a los Pistols. Y éstos, siempre según el manager, no eran más que títeres en sus manos.
La gran estafa... no había sido aprobada por Lydon, por eso Temple sabía que su primera película no contaba TODA la historia. “Es bárbaro poder finalmente exhibir el otro lado –declaró el cineasta–. Los miembros de la banda fueron muy honestos en The filth and the fury y creo que es su honestidad lo que los conectará con la gente.” El ex Johnny Rotten se enfurece mientras describe “las mentiras” que se han dicho sobre su vieja banda: “Hubo gente que afirmó haber escrito las canciones y haber orquestado todo, sin que la banda tuviera mucho que ver. Y eso no es cierto en absoluto. No fuimos una conspiración de clase media. Cada cosa que hicimos provino instintivamente de la clase trabajadora. Y aun hoy continúa siendo así. Lo nuestro no fue un movimiento intelectual orquestado por Malcolm McLaren. Tampoco es verdad que fue algo planeado deliberadamente para ser una especie de revolución social. Si teníamos un objetivo, era el de meter por la fuerza en el mainstream nuestras propias opiniones de clase trabajadora, que era algo que nadie había hecho en la música popular hasta ese momento. Simplemente estábamos siendo nosotros mismos”.

Una imagen de la célebre entrevista televisiva: el periodista Bill Grundy, borracho, entrevistó a los Pistols y estos se descolgaron con muchos "fuck", "shit" y demás. El Daily Mirror, escandalizado, lo puso en tapa. Y cómo...

El documental describe el explosivo quiebre que marcaron los Pistols en la historia de Inglaterra y en la cultura mundial, ilustrado con el valioso material de archivo que conservaba Temple de sus días de furia yentrevistas individuales a los miembros de la banda (actualmente, Lydon y Jones, dos cascarrabias, no se hablan). También merece un espacio vital la famosa aparición de Rotten y Cía. en el Thames Today Show, en diciembre de 1976, entrevistados por un absorto Bill Grundy (“ellos fueron de los primeros en decir la palabra fuck en la televisión inglesa”, se jactan en el material promocional de la película). Incluso se ha recuperado un reportaje hecho por el director a Sid Vicious un año antes de su muerte, en el que (¡sorpresa!) el bajista aparece reflexivo y gracioso. Una de las cosas que más le agradan a Lydon sobre la película es que muestra el sentido del humor de la banda: “Nos lo habían robado. La gente no quiere prestar atención al hecho de que éramos gente joven que básicamente quería divertirse. No entendieron que eso es lo que hace la gente joven; el mundo era y es un lugar horrible, pero nunca lo cambiarás sintiéndote una basura”.
Sin embargo, la historia del cuarteto revelada en The filth... transmite cierta tristeza, según su director. “Hay gente que vio la película y casi llora en el final, que es lo último que uno esperaría en un film sobre los Sex Pistols. Pero es bárbaro, porque los Pistols eran imprevisibles. Eso era parte de su poder.” Pero John Lydon no se arrepiente de sus días como Johnny Rotten: “Trabajás con las herramientas que tenés. Y nosotros lo hicimos bien sin que nos importara un carajo. De un modo extraño, nuestra ignorancia de lo que era el establishment musical fue nuestro más grande punto a favor. Pienso que uno se hace más vivo a lo largo de los años, pero si hubiera sido tan vivo entonces como ahora, no habría funcionado. Habría estado demasiado al tanto de todo lo negativo”.
Pero, ¿por qué contar la verdadera historia hoy, a más de veinte años de los hechos y después de una gira de reunión –el Filthy Lucre Tour– que rozó el bochorno? “No sé si es importante hoy, en este minuto, pero durante todo este tiempo me ha molestado el haber tenido que leer mentiras regurgitadas en los medios y ellos han ignorado directa y claramente todo lo que la banda tenía para decir”, explica Lydon. Para Temple, es una cuestión de supervivencia de la credibilidad rockera: “Es muy importante que la gente, especialmente los jóvenes, conozcan su propia historia y desafíen aquello que les dicen, sin aceptar las cosas porque sí, que es algo que sucede cada vez más. En la cultura británica de posguerra ninguna voz ha sido tan desafiante como la de los Sex Pistols. Nadie ha ido más allá que ellos, nadie tuvo las agallas”.

Otra mirada sobre los años punks

La felicidad , ja

M.P.

“El punk fue furia nihilista, no furia política”, declaró recientemente el legendario Howard Devoto al diario inglés The Guardian. “Por eso es que yo no compro cosas, como algo que leí hace poco sobre el punk, en donde se habla de lo desolados que eran los años setenta, cultural y políticamente. Y tampoco compro esa frase que John Lydon dice en The filth and the fury, en la que se explaya sobre lo represivo que era entonces el sistema en Gran Bretaña, y que por eso fue que apareció el punk. No creo que eso sea verdad. En lo que a mí respecta, no puedo decir que lo estaba pasando particularmente bien entonces, pero... ¿qué tiene eso de original?”
Al contrario del punk todo terreno en el que se ha transformado Lydon de los Pistols en adelante –hoy con su propio programa de TV y todo–, el fundador de los Buzzcocks y Magazine ha sabido desaparecer lentamente desde que apareció en escena hacia 1976. Considerado por el periodista inglés Pete Frame como “el Orson Welles del rock” y homenajeado por Morrisey en su tema “The last of international playboys”, Devoto está retirado del mundo de la música desde hace ya una década, luego de probar suerte en los ochenta con su último grupo, Luxuria. “Soy el jefe de archivo de una de las principales agencias fotográficas de Londres, y también cobro los derechos de autor de mis temas”, aclaró en esta reciente entrevista, realizada en ocasión de la flamante reedición de Time’s Up, un clásico bootleg oficial de Buzzcocks.
“Siempre hubo algo muy limitante sobre el punk, y en los primeros días ésa fue precisamente su fortaleza”, explicó Devoto, que dejó los Buzzcocks apenas éstos lanzaron su primer álbum, y formó Magazine para escapar de los límites estéticos del punk. “No me gusta la música, no me gustan los movimientos, pero –a pesar de todo– las cosas deben ser dichas”, escribió por aquel entonces. Más cerca de la angustia de Joy Division que del entusiasmo político de The Clash, el tan memorioso Devoto –que actualmente se encuentra trabajando en su autobiografía– subrayó finalmente su convicción de que “el punk fue una nueva versión de expresar nuevas formas de infelicidad moderna. Y pienso que mucha de nuestra actividad cultural tiene que ver con ese proceso, particularmente en nuestro mundo privilegiado, con tanto tiempo en nuestras manos”.

Una nueva teoría sobre la muerte de Nancy
¿Inocente
S i d ?

El cadáver de Nancy Spungen apareció en la mañana del 12 de octubre de 1978. En el baño de la habitación 100 del célebre hotel Chelsea de Nueva York, el cuerpo de la platinada chica de veinte años yacía en un charco de su propia sangre. Había sido apuñalada en el abdomen. En el cuarto sólo había otra persona: un punk con cara de haber pasado una noche de excesos. Era John Ritchie, más conocido como Sid Vicious, novio de la víctima. Para los ojos de la policía, no existía un mejor potencial asesino que el ex bajista de los Sex Pistols. Esa misma tarde fue encerrado con el cargo de homicidio en segundo grado. Sin embargo, un informe publicado en el último número de la revista inglesa Mojo desafía la veracidad de la teoría oficial: nadie investigó la falta de 14 mil dólares en la habitación del Chelsea, no fueron citados a declarar la mayoría de los que estuvieron allí esa noche y no se le prestó atención al estado de Sid, quien había tomado Tuinol (un barbitúrico fuerte) “como para matar a un caballo”.
Según Eliot Kidd, uno de los residentes del hotel, Vicious había recibido 14 mil dólares por royalties en los días previos al crimen. Cuando lo arrestaron sólo tenía monedas y algunos billetes encima. El guitarrista Neon Leon (quien tocaba en los shows de Vicious en el CBGB) dijo que, en la medianoche del 11 de octubre, Sid fue hasta su cuarto, le mostró su flamante cuchillo de caza y le regaló su campera de cuero. Kidd, sin embargo, recuerda haber visto a Leon en la habitación 100 la noche del crimen. “Escuchamos que había una fiesta allí y fui con un par de chicas. Nancy todavía estaba viva; ella nos hizo entrar. Neon Leon estaba ahí con su novia Kathy. Había al menos seis personas... Mucha gente para un lugar tan pequeño. Sid se había desmayado. Nancy dijo: ‘Oh, se tomó como treinta Tuinols’. Nosotros nos fuimos como a las cinco de la mañana. Nancy todavía seguía hablando y Sid seguía desmayado”.
Kidd afirma que Nancy se habría vuelto loca si hubiera descubierto que le estaban robando. “Hay que tener en cuenta que había un cuchillo en la habitación y que si acorralás a una rata, te va a morder.” Sid Vicious fue enviado a la prisión de Riker Island, de donde salió después de que el sello Virgin pagara los 50 mil dólares de fianza. Pero se peleó con Todd, el hermano menor de la cantante Patti Smith, y fue a parar de nuevo a Riker, donde lo violaron varios presos. Fue liberado el 1 de febrero de 1979 y los amigos le organizaron una fiesta. Su madre le dio cien dólares para que comprara heroína y él, que solía inyectarse grandes cantidades de la droga cortada y de la peor calidad, se administró, sin saberlo, la misma dosis de heroína, pero de máxima pureza. Al día siguiente estaba muerto.