MARTA DILLON
Daniela
escribe muy preocupada. Dice que ya no soporta la abstinencia, pero
desde que tomó conciencia no quiere dar el brazo a torcer en
realidad podríamos decir que lo que no quiere dar a torcer son
sus partes pudendas, aunque cualquier purista diría que las suyas
no pueden torcerse. Sin preservativo, no hay sexo, le dijo a su novio
la semana pasada y él, un muchacho de más de 40, se niega
y se niega a usar forros. Que no le gusta, que no siente, que no se
le para. Lo mismo de siempre. Antes que nada Daniela, lo siento por
ti, pero esa franja etaria es la más difícil. Será
por educación o por miedos propios de la edad miedo a no
adquirir la consistencia deseada, pero el caso es que los señores
se retoban. Tal vez les faltan algunas clases de Kamasutra para iniciados,
porque la verdad es que no hay necesidad de abstenerse. No del todo
por lo menos. A esta altura del nuevo milenio cualquiera sabe que hacer
el amor no es una cuestión de saca y pon, nada más. Y
no hay mejor tentación para tu novio que invitarlo a realizar
otras prácticas para nada riesgosas y muy placenteras. A saber:
¿qué tal una linda sesión de masturbación
compartida? Esta delicia no sólo te proporcionará preciosos
orgasmos sino también una clase práctica inmejorable para
ambos. Viendo cómo te masturbas, él podrá contestar
esa pregunta que todos los hombres se hacen y pocos pueden responder:
¿dónde está el clítoris? (atención,
chiste robado a Gabriela Acher). También tú podrás
aprender cómo manejar su parte pudenda del modo más placentero
posible y no perderte ni uno de sus gestos mientras él escala
la ladera del clímax. También puedo sugerirte otro tipo
de frotamientos que, sin llegar a la penetración, ponen las partes
en contacto (hay quien le llama a esto caricias de concha, y a mí
me parece bastante ajustado a la realidad). Recuerda, querida Daniela,
que la parte más sensible de tu parte pudenda está en
la zona exterior de la misma, por lo tanto no sufras si no llega la
tan ansiada penetración y deja que él se esfuerce como
Dios manda por lo menos el dios del Kamasutra en hacerte
ver las estrellas. Sobre esta técnica puedo darte algunos datos
más adelante, pero creo que me entendiste a la perfección.
Y una cosa más, no te doblegues, que tu decisión es la
más acertada, por el bien de tu salud y de la imaginación
que tendrán que poner en adelante para no perder placer y ganar
seguridad.