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Jueves 23 de Marzo de 2000
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LA FILOSOFIA DE PRIMAL SCREAM, ANTES DE SU POSIBLE SEGUNDA VISITA A BUENOS AIRES

“El punk y los hooligans son lo mejor
que nos pasó en los últimos 20 años”

Andrew Innes, guitarrista y compositor de los exterminadores del rock británico, habló con el No sobre el fin de la ilusión laborista, el dance, el nuevo rock, el nuevo nazismo, el Gallagher junior (“el último punk”) y Maradona (“es como John Lennon”). En exclusiva, promete volver a la Argentina en octubre (el contacto local dice que hay firmes posibilidades) y revela la identidad de la “nueva droga” que los inspiró a componer su última y desquiciada obra: la realidad.

Textos: PABLO PLOTKIN

Si es que el rock todavía es capaz de espantar a alguien, habrá que contar a Primal Scream entre los responsables. No se trata de satanismo, maquillaje ni zoofilia: basta poner en marcha Xtrmntr (pronuncien Exterminator) y la mayoría de la especie humana fruncirá el ceño, en el mejor de los casos. La banda de Glasgow grabó un disco frenético, zarpado, ideal para musicalizar el desmembramiento del sistema capitalista o -yendo más lejos– la explosión del planeta Tierra. Basta verlo a Bobby Gillespie, cantante y estrella del grupo, aparecer en alguna revista especializada con el semblante de un Sid Vicious que sobrevivió a la heroína, hablando de lo mucho que le gusta el speed y pulverizando a las figuras del laborismo británico, para entender que lo que más quiere Primal en este momento es ser la banda de sonido de la próxima revolución. Por eso sus discos son cada vez más extremos, como si el camino que iniciaron con Screamadelica (1991, entre los diez álbumes más venerados de la década pasada) los empujara a una batalla colosal contra las convenciones musicales de cada época. Entonces, después del despertar artístico del notable Vanishing Point (1997), los escoceses le sacan un par de cuerpos al big beat y conciben un disco metalero, electrónico, psicodélico, de un acid jazz-punk de lo más incómodo. Una trituradora de carne del futuro lejano, elocuente desde el título, lleno de actitudes guerrilleras y frases tremendas como “Kill All Hippies” (Maten a todos los hippies), “Swastika Eyes” (Ojos de esvástica) y demás escándalos. En efecto, Primal Scream es uno de los pocos grupos capaces de conjugar actitud artística innovadora y discurso revolucionario, entregado de pies y manos a la tarea de vencer los límites de la tolerancia auditiva. “La mayoría de las cosas que suceden en el dance últimamente me parecen bastante aburridas, no hay muchos riesgos”, dice desde Londres Andrew Innes, guitarrista y compositor, en comunicación telefónica con el No. “Lo nuestro hace que tu primera reacción sea taparte los oídos.”
–Tuvieron algunos problemas de censura con el tema “Swastika Eyes”...
–La Radio Uno de Inglaterra dejó de pasarlo. Alguna gente nos creyó nazis por mencionar la palabra esvástica. El tema trata sobre cierta gente... ¿Conocés a la secretaria de Estado norteamericana, Madeleine Albright? Ella tiene ojos de esvástica, es una nazi. La mirás a los ojos por televisión y ves esvásticas. Mientras hacíamos este disco, Gran Bretaña ayudaba a Estados Unidos a bombardear Europa, por primera vez desde 1945. La gente que salía por televisión diciendo que estaba bien bombardear escuelas y hospitales, esa gente es nazi. Los norteamericanos son nazis. Los británicos son nazis. No todos, pero sí los gobiernos. Y de eso hablamos, de esa hipocresía de falsos demócratas: había una guerra en Europa, y la llamaban conflicto. Todos pensamos que con los laboristas iba a ser diferente, pero por supuesto que no fue así: son todos políticos. Y no creo que las cosas cambien, por eso estoy furioso. Se nota en algunas canciones, ¿no?
—Sí. Hay otro título bastante escandaloso, “Kill all Hippies”. ¿A qué se refieren?
–Es un sample de una película. Pero con hippies nos referimos a la gente que va como si nada por la vida, diciéndote “vení, loco, fumate un porro que está todo bien...”.
–Ustedes están del lado punk más que del hippie, ¿no?
–Yo estoy del lado punk. Cuando crecés con eso... A casi toda la gente que me rodea la conocí a través del punk. Así conocí a Alan McGee, cuando fundó el sello Creation (editor de los discos de la banda), a Bobby. Si crecés con los Pistols y los Clash, te rodeás de gente que tiene tu misma actitud. Así soy yo, así es McGee, así es Bobby, y Mani (Gary Mounfield, el bajista). El punk provocó un gran cambio en la gente en Gran Bretaña. Con los hooligans, que generaron un efecto parecido, son las dos mejores cosas que le sucedieron al Reino Unido en los últimos veinte años.
–Ustedes son famosos por...
–Sí, por las drogas.
–Iba a hablar de su afición al fútbol.
–Ah, sí, también. Lo que pasa es que cada vez que nos entrevistan nos preguntan qué drogas estamos tomando. Sí, el fútbol también nos encanta. Fútbol, drogas y alcohol. Y música, claro.
–Sobre las drogas, Bobby habla mucho de su afición al speed. ¿Cuánto tuvo que ver con el acelere de “Xtrmntr”?
–¿Speed? No... Grabamos este disco bajo los efectos de una nueva droga: se llama realidad.
–¿Qué recordás de tu visita a Buenos Aires, en 1998?
–Ese lugar estaba en llamas. Recuerdo que fuimos a un cementerio hermoso. Creo que vamos a estar por ahí en octubre. Los Chemical Brothers también querían ir por esa época.
–¿Sí?
–Ajá. Además, queremos conocer a Diego Maradona.
–¿Lo viste por televisión últimamente?
–Siiiiií, man... Pero él puede hacer lo que quiera. Es como John Lennon, probablemente sea mejor que Pelé. Lo amamos. Amo sus goles contra Inglaterra, amo la mano de Dios. Los Oasis lo conocieron: tienen fotos y todo. Nos contaron que Diego se puso a hacer jueguito con una naranja. Es bueno. Me encantaría darle un apretón de manos.
–¿Ustedes son amigos de los Oasis?
–Sí. Liam es nuestro héroe, el último punk. Es el más grande.
–¿Primal Scream es el futuro del rock, como dicen algunos?
–No lo sé, estamos viejos para eso. Hay una banda, llamada Invasian, que son chicos asiáticos de 17 años: cinco rappers y un Dj, y suenan como la puta madre. Ellos son el futuro.
–Desde “Screamadelica” se habla de ustedes como los abanderados de la unión entre el rock y el dance. ¿Era ése su propósito?
–Todos nos hablan de tecno, pero no creo que sea lo mismo el sonido de Screamadelica (reproduce un ruido a chatarra) que el tecno ne-ne, ne-ne, ne-ne (canturrea una melodía simétrica, algo boba). Lo nuestro hace que de entrada tengas que taparte los oídos; el tecno convencional es algo que suena... agradable. Y no nos gusta la música sin riesgos. Admiramos a músicos de jazz de los sesenta y los setenta, que rompieron muchas barreras. Como banda de rock, tratamos de no apegarnos a una fórmula para entrar en los rankings y ganar dinero. Miles Davis en cuarenta años nunca hizo dos discos iguales. Y para nosotros hubiera sido fácil hacer Screamadelica 2, 3, 4. Pero nuestra idea es hacer siempre discos diferentes. Y esperamos que el próximo sea aún mejor.

Auto-identikit de Bobby Gillespie*
cabeza de conejo

Mi primer recuerdo. “Un sueño que tuve cuando era chico, viviendo en una vecindad en Glasgow. Caminaba por uno de los lados del edificio, por el techo, y después por el otro lado.”
Mi máximo temor. “No lo puedo contar, o se hará realidad. Aunque debe tener que ver con el LSD: imaginate si un día te creciera una cabeza de conejo en uno de los lados de tu cabeza. No sé si eso es un miedo o un deseo, pero solía pensar que me pasaría algún día.”
Mi héroe. “Hank Williams.”
Mi veneno. “Soy un enfermo del speed. Es una droga asombrosa. Me gusta cómo te levanta y te suspende en un estado mental enfocado. Es genial para tocar rock and roll. Es filosa, limpia y pura.”
El Paraíso. “Emily, mi novia.”
El Infierno. “Emily, mi novia.”
Mi máximo talento. “Soy un mentiroso fantástico.”
Mi receta. “Porotos tostados.”
Mis bolsillos. “Ahora tengo una púa de Iggy Pop, con calaveras y huesos cruzados. Robada de un probador en Hamburgo.”
Cinco palabras que me describen. “Aowopbop. Aloobop. Alop. Bam. Boom.”
Mi tesoro más preciado. “Una prescripción médica.”
La felicidad es... “Anthology of American Folk Music, de Harry Smith.”
Un consejo. “‘Always keep a clear head and carry a lightbulb’ (Mantené la cabeza clara y llevá una lamparita), de Bob Dylan.”
Si no fuera músico... “Sería un asesino. Tipo Carlos El Chacal. De izquierda. Raptos, secuestros de aviones, sacar a los fuckin políticos y esas cosas.“
Tres deseos. “Es difícil, porque mi banda es tan buena que no podría desear algo mejor. Estaba llorando la semana pasada de lo buena que era. Sé que suena enfermo, pero no necesito los deseos.”

* Cosas que dijo el cantante de Primal Scream en recientes entrevistas con las publicaciones británicas
Q y New Musical Express.