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Jueves 30 de Marzo de 2000
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CREASE O NO, MR. SMITH TOCA ESTA NOCHE EN BUENOS AIRES

Hoy es Saint Morrissey

Una de las pocas leyendas inoxidables del pop británico está en Argentina (por primera –¿única?– vez en su vida) para dar un concierto en el Luna Park. Se trata del hombre que en los ochenta estuvo al frente de The Smiths, la banda que desde Manchester conquistó el Reino Unido y le enseñó cómo escribir canciones a los adolescentes que ahora son estrellas del brit pop. Aquí, el No presenta una colección de buenos y malos momentos y declaraciones imperdibles del personaje en cuestión.

TEXTO:MARIANA ENRIQUEZ / PABLO PLOTKIN

Primer acto: Asalto al rock británico
“Quiero estar en la pared de todo el mundo o contra la pared de todo el mundo”, declara Morrissey al poco tiempo de editarse The Smiths (1984), en cuya tapa hay una foto de Joe D’Allessandro con el torso desnudo, sacada de una escena perteneciente a Flesh, el film de Paul Morrissey en el que el actor representa a un taxi boy.
* “Es hora de que el cuerpo masculino sea explotado. Los hombres necesitan conocer mejor sus cuerpos. Hombres desnudos deberían inundar las cooperativas. Estoy seguro de que aliviaría muchos problemas, incluso el de la violación.” (1984)

Segundo acto: Cuelguen al bocón
La prensa sensacionalista, especialmente el diario The Sun, acusa al líder Smith de pedófilo a raíz de algunos versos como “creo que puedo ayudarte a aprobar tus exámenes... y cuando estemos en tu habitación de estudios, ¿quién se tragará a quién?”, del tema “Handsome Devil”.
* “Los niños de los demás me aburren, pero si son de tu propia carne y sangre te cambian de actitud. Morrisseys correteando por ahí podrían salvar al mundo.” (1985)
* “Nunca fui joven. Períodos en los que, por ley, tenías que ser completamente alocado, yo era absurdamente serio. Nunca podía relajarme, nunca acepté mi sexualidad. Coches, chicas, sábado a la noche, botella de vino, esas cosas eran morbosas para mí. Siempre me sentía atraído por personas con los mismos problemas que yo. Y no ayuda cuando la mayoría están muertos.” (1984)

Tercer acto: En la peluquería...
A mediados de los ochenta, Morrissey ya es una estrella y evita que se lo vea por las calles de Manchester. Una tarde suena el teléfono de una peluquería de la ciudad, y una voz de mujer pide que le envíen un peluquero a domicilio. La recepcionista le contesta que ellos no trabajaban así, que debería acercarse al salón. “Oh, no, no es posible”, responde la mujer. “Mi cliente nunca podría andar por las calles de Manchester. El es... es Morrissey”.
* “Más o menos una vez al año me desahogo en lágrimas y no puedo parar. Un día, el año pasado, en un viaje de avión horrendo, y por alguna razón, se abrieron las compuertas, y no paré durante el resto del día. En el avión, en el aeropuerto, en el hotel, en la prueba... sencillamente no podía parar.” (1984)

Cuarto acto: Los rivales
Morrissey se cruza con Mark E. Smith, cantante de The Fall, en la oficina de un productor. “¡Ah, hola Steven!”, lo saluda Mark. A Moz, que creía que su nombre de pila había quedado sepultado, la mención le cae pésimo. Al poco tiempo le preguntan en una entrevista: “Si estuvieras en una habitación con Robert Smith, Mark Smith y una Smith and Wesson cargada, ¿quién caería primero?”. Morrissey contesta: “Los pondría en fila de tal forma que la bala penetrara a los dos”.
* “Consigo ideas de cualquier lado, pero sobre todo de las colas del supermercado. Tengo talento para enterarme de las conversaciones privadas; es sorprendente lo que podés aprender mientras esperás para pagar un jugo.” (1985)

Quinto acto: El fanático
En 1987, un adolescente en Denver, Colorado, le pone un revólver en la cabeza al Dj de la radio local, exigiéndole que sólo pase discos de los Smiths. El Dj lo hace durante cuatro horas seguidas, hasta que la policía lo persuade de bajar el arma. Cuando Morrissey escucha acerca del incidente, le produce “un extremo placer”, pero le molesta que nadie se entere de lo que pasó. “No conozco a nadie que lo haya leído o escuchado. Si se hubiera tratado de otro artista, estaríamos hablando de una noticia mundial. Pero como eran estos pobres patéticos Smiths, nadie le dio la menor importancia.”

Sexto acto: El final
En la última etapa de The Smiths (1987, en la época de Strangeways, here we come), Morrissey odia cualquier tipo de vida social. Odia volar, viajar en general, odia las fiestas. Pasa la mayor parte del tiempo en su casa, solo, “como un viejo verde, haciendo un montón de llamadas a las agencias del Soho”.
* “Fui a muchos terapeutas para tratar mi depresión, y dejé todo extremadamente disgustado. Cobran caro y no me sirven para nada. Conozco tanto mi depresión y desde hace tanto tiempo que no creo que me ayude nada que un psiquiatra pueda decirme. Sé todo acerca de eso y de la debilidad del ser humano, y nadie puede decirme nada que me sirva. Nadie puede ayudarme.” (1994)

Séptimo acto: La mudanza
Morrissey vive ahora en Los Angeles, en una casa que Clark Gable mandó construir en 1931. La hizo para la actriz Carole Lombard, pero ella murió en un accidente aéreo antes de que pudiera terminar de decorarla. Morrissey la adora. “F. Scott Fitzgerald también vivió acá, y John Schlesinger. No juntos, claro”, contó Moz. “Robert Stigwood hizo la fiesta de la premier de Fiebre de sábado por la noche acá. Toda esta gente se sentó en mi inodoro. Es increíble. Abandoné Inglaterra porque disecté la cultura británica tanto que me dejó exhausto. Además, odio Channel 5.” (1999)

Las pasiones del pueblo inglés, según Moz

El dance. “Odio la música dance, la encuentro repulsiva, cosa que me convierte en un marginal, pero estoy feliz de serlo. No puedo explicar cuánto odio a la música dance. Creo que destruyó todo. Mató a la estrella pop. Esa música la compran los que no se interesan por la gente que hace música. Odio los remixes, los multimixes, los etcétera mixes. Son todos clavos en el cajón del pop. Para gente como yo, que no toma drogas, no hay manera de poder interesarse en esa escena, o de entenderla. La estructura de la canción no existe. Los discos dance los hace gente que en general es insensible, que no les importa la historia de la música. Y ése es para mí el elemento más importante. No tienen interés en el pasado, en lo que pasó antes de ellos. No veo ninguna creatividad en la música dance y no me parece fantástico que dos tipos en una habitación de Detroit puedan hacer música con una máquina. Me parece estéril. Quiero ver gente real tocando sobre un escenario con instrumentos reales.” (1991)

Oasis. “Siempre me gustaron. Creo que son muy divertidos y muy Manchester. La mejor banda de la ciudad desde... bueno, The Smiths. Pero me gustaría que Liam no estuviera siempre tan malhumorado. Siempre tiene esa expresión de ‘¿en serio tengo que cantar este estribillo?’. Quiero decir, en todo caso puede abandonar y volver a ser un pintor. En la revista Club Internacional publicaron que yo los llamé ‘electricistas aburridos’ y tal cosa jamás salió de mi boca. Entonces ellos se enojaron conmigo y me insultaron, pero está bien, porque si creyeron ese comentario, es su deber defenderse. Igual me caen bien. Noel es tan cómico. Tan trash. Te das cuenta de que le puede robar los dientes de oro a su abuela, pero eso no significa que no la ame.” (1995)

Fútbol y box. “Una vez me compré un gorro de Manchester United que me costó 12 chelines, y alguien me corrió, me lo robó y escapó. Entonces pensé: ‘Es un mundo cruel, no estoy preparado para esto’. Y decidí vengarme de la sociedad. Me gusta el fútbol de todas maneras, aunque creo que fue destruido por la cobertura televisiva y de los diarios. Es triste. De todas maneras, podés verme de vez en cuando en las tribunas. Pero lo que realmente me gusta es el box. No soy un experto, pero lo seguí el suficiente tiempo como para poder tener una conversación decente sobre eso. Para mí tiene un glamour y un romanticismo que es enorme, como cualquiera que haya asistido a una pelea sabe. Pero lo que más me interesa es la agresión. Muchas veces siento que debo dejar mi asiento y colgarme de las cuerdas o entrar al ring.” (1994)