EL
CANTANTE DE ATTAQUE 77 Y EL EX GUITARRISTA DE LEGIAO URBANA, JUNTOS EN
BUENOS AIRES
Cuando
Ciro conoció a Dado
Los
fans de Attaque lo sabrán muy bien: Ciro Pertusi no pierde oportunidad
para demostrar su admiración por la banda brasileña de culto que lideró
en vida el gran Renato Russo. Admiración que se tradujo en dos versiones
de otras tantas canciones de Legiao. Pero Ciro nunca se había encontrado
con uno de aquellos músicos de la banda que, según declara aquí, le abrió
la cabeza. El No presenta, entonces, una que es casi, casi de “Sorpresa
y media”.
TEXTO:
MARTIN PEREZ
FOTOS: RAFAEL YOHAI
Sucedió el jueves pasado, en el primer piso de un flamante apart-hotel
de la avenida Corrientes, a unos pasos del Obelisco. En un bar ambientado
con fotos de famosos y totalmente vacío, desde la única mesa ocupada dos
rockers intentaban recordar la letra de un furioso tema compuesto hace
casi dos décadas en Brasilia. Uno –el ex-guitarrista del grupo que hizo
famoso aquel tema– tarareaba la música, y el otro –un rocker porteño que
nunca dejó de anunciar a los cuatro vientos su fanatismo por aquel grupo,
sin importarle que fuese poco menos que desconocido aquí– se esforzaba
en recordar la letra. Ante la mirada incrédula y fascinada del cronista
del No –único testigo de la reunión y gestor del encuentro–, el tema de
Legiao Urbana terminó de ser rescatado de la memoria de Dado Villa-Lobos
y Ciro Pertusi, los protagonistas de la anécdota. “Cuando nacimos fuimos
programados/ a recibir lo que ustedes nos obligaron/ como los enlatados
de USA, de 9 a 6”, recitaron juntos, recordando la letra de “Generación
Coca Cola”, el primer hit de un grupo mítico para una generación de jóvenes
brasileños criados con el sonido del rock de los ochenta. Legiao Urbana
fue una banda tan poderosamente influenciada por el rock inglés y por
su propio sonido, que su música nunca salió del Brasil pero que fronteras
adentro creó todo un mito a partir de la figura de su líder, Renato Russo.
Trágicamente fallecido hace casi un lustro, víctima del sida, la desaparición
de Russo significó el final del grupo, pero no así del mito. Un mito que
en Argentina tiene por único y silencioso embajador a Attaque 77, que
en sus últimos discos se preocupó por incluir versiones en castellano
de Legiao Urbana: “Fábrica” en Amén (1995), y “Perfección” –nada menos
que el tema que abre el disco- en Otras Canciones (1999). “Descubrir a
Legiao Urbana me abrió la cabeza”, le confesó Ciro a Dado Villa-Lobos,
que en su corta visita porteña recibió un curso acelerado de rock argentino,
ya que no sólo se reunió con por primera vez con Pertusi sino que terminó
arriba del escenario de La Trastienda junto a los Paralamas, con Charly
García y Ricardo Mollo al lado (ver pag. 8). “Es una vergüenza que sepamos
tan poco los unos de los otros”, dice Villa-Lobos, que se sorprendió al
enterarse que Attaque 77 era un grupo con una carrera de una década y
una decena de discos. “Y yo los vengo a conocer recién ahora...”, se lamentó.
“Cuando me vienen a preguntar cuál sería el lugar de Legiao Urbana en
Brasil, yo suelo responder que son como los Redonditos de Ricota acá”,
explica Ciro, que luego de semejante frase debió ponerse a explicar el
fenómeno de Patricio Rey para un confundido Dado. Sin embargo, el líder
de Attaque 77 no exagera con su comparación. Para comenzar, la música
de Legiao Urbana –al igual que la de los Redondos– no tiene nada del sonido
clásico de su país, y no es exportable. Si los Redondos no suenan tradicionalmente
argentinos para el oído incauto y extranjero, Legiao no suena brasileño
por ningún lado. Sin embargo, la música de cada uno es inconfundible –e
irresistible– cuando se penetra en su particular mundo. Al mismo tiempo,
y al igual que los Redondos, el fanatismo creado alrededor de su música
–jamás marketineado por el grupo– los obligó a tocar cada vez menos, porque
su convocatoria siempre generaba disturbios. “Grupos como Paralamas, por
ejemplo, tuvieron épocas de grandes convocatorias, y tiempos de menos
predicamento. Son las reglas del negocio del espectáculo. Pero con nosotros
nunca fue así. Nuestro público siempre fue creciendo cada vez más, hasta
hacerse incontrolable”, cuenta Villa-Lobos. Tantas semejanzas con los
Redondos, sin embargo, no debe hacer pensar que su música es parecida.
Nada de eso. Mientras que la de los Redondos tiene sus fuentes en el rock
clásico, la historia de Legiao Urbana comienza con el punk. Y donde la
poética aguerrida del Indio Solari construye muros contra los que resuenan
frases de barricada enigmáticas y poderosas, las letras de Renato Russo
son decididamente directas y confesionales, y su enigma está más en la
libertad de su construcción. “Nuestra música fue perdiendo los estribillos
disco a disco”, confiesa Dado. “E incluso las rimas, porque las letras
de Renato en el último tiempo no parecían versos de canciones, sino leídas
directamente de un diario personal”, se entusiasma Ciro. “Es que nosotros
componíamos de un modo muy particular”, explica Dado. “Primero hacíamos
la música a partir de un título que se le ocurría a Renato. Como, por
ejemplo, ‘La montaña mágica’, que es el título de un libro de Thomas Mann.
La terminábamos por completo. Y recién dos meses más tarde aparecía la
letra, que encajaba perfectamente con la música. Y eso también sucedió
en hits como ‘Pais e Filhos’, con un estribillo muy bonito que encajó
con la música perfectamente, pero mucho después.” Formado en Brasilia
al comenzar los ochenta a partir de las cenizas de un grupo punk llamado
Aborto Eléctrico, Legiao Urbana se creó alrededor de Renato Russo, un
obseso del rock’n’roll que –entre la desaparición de su primer grupo y
la formación del otro– llegó a tocar como cantautor (“a lo Dylan”, recuerda
Dado) abriendo sólo con su guitarra en recitales punks. “Tocaba temas
como ‘Faroeste Caboclo’ o ‘Eu Sei’, que luego formaron parte del tercer
disco de Legiao, un disco en el que también grabamos temas rescatados
de la época de Aborto Eléctrico”, explica Dado, lo que lleva a Pertusi
a aclarar que fue precisamente ése el primer disco que llegó a sus manos.
“Fue al comenzar los noventa, gracias a un flaco de Rosario que compró
unos shows de Attaque”, precisa. “Tenía nuestra edad, y nos invitó a comer
en su casa. Llegamos y estaba sonando ‘Que país é este’, el tema que da
nombre al disco. Le preguntamos qué era eso, de dónde lo había sacado,
y el pibe nos dijo que le había pedido a su viejo que le trajera de Brasil
lo que más se escuchaba allá. El viejo le trajo Lies, de Guns’N’Roses,
y Que país é este, de Legiao Urbana. Y de los dos, obvio, yo me quedé
con el de Legiao. Esa misma noche, el Chino me tradujo las letras de los
temas. Y cuando escuché los temas acústicos, mi cabeza hizo ¡tac! Y eso
después ayudó a que nos pudiésemos abrir a otras músicas, porque descubrimos
canciones con esa cosa natural y directa que tiene el punk, pero sin necesidad
de distorsión.” Nacido en Bruselas, Villa-Lobos es un hijo de diplomático
que paseó su infancia por Montevideo y París antes de recalar en Brasilia,
con futuro de sociólogo. Hasta que la música de Aborto Eléctrico le cambió
la vida. “Verlos fue darme cuenta, instantáneamente, que eso era lo que
quería hacer con mi vida. Fue eso, y escuchar It’s Alive de los Ramones”,
se ríe recordando. Quince años más tarde, el ex-guitarrista de Legiao
Urbana tiene familia y dos hijos, un buen vivir gracias a su carrera musical
y es un productor independiente, con sello y estudio propios, decidido
a no formar nunca más una banda de rock. “Suficiente con Legiao Urbana”,
afirma. Ciro Pertusi, como fan pero también como músico a su vez, asiente.
“Hay que lograr una química especial para estar en una banda, y en Legiao
se notaba que sus integrantes eran muy diferentes, pero que la música
los unía. Y eso es muy difícil de repetir”, agrega Pertusi, que deja sorprendido
a Dado por sus precisiones con respecto a la carrera de la banda. Por
eso, cuando se trata de homenajearlos, por su parte, Attaque 77 no comete
semejantes errores.” ‘Perfección’ está muy bien”, asiente entusiasta Dado,
que no sabía nada de la versión de “Fábrica”. Y mucho menos de “Daniel
en la cueva de los leones” y “Natalia”, que el grupo suele tocar en las
pruebas de sonido. Por eso, el final de la primera reunión entre un Attaque
y un Legiao llega con la pregunta de por qué el grupo de Ciro no graba
un EP con covers de Legiao producido por Dado Villa-Lobos. “Eso sería
como un sueño”, dice Pertusi. “Me encantaría”, responde Dado. “Lo podríamos
grabar en mi estudio de Río”, propone además. Evidentemente, esto recién
comienza.
Los
discos de Legiao Urbana son diez, entre los que se recomiendan “Dois”
(1986), “Qué país é este” (1987) y “As quatro estaçoes” (1989). Los últimos
lanzamientos del grupo fueron un Grandes Exitos y un Acústico MTV. Buscando,
buscando, se consiguen en algunas disquerías porteñas. Atrevete.
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