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Dossier El halcón maltés Érase una vez un policial
Confesiones de un
pionero por John Huston En sus Memorias (Espasa Calpe, 1998), tentativa estéril de resumir una vida aventurera y ecléctica, John Huston evoca la experiencia de El halcón maltés con una distancia impasible, sin ceder a ninguna de las vanidades a las que tendría pleno derecho. Además de ser el (gran) debut de Huston como director, el film fue también la primera traducción convincente de Dashiell Hammett al cine y la piedra fundamental de un imaginario hecho de ambigüedad, de violencia y de romántico pesimismo. Paul Kohner había escrito
en mi contrato que, si la Warner volvía a renovármelo, yo podría dirigir
una película. Elegí la novela de Dashiell Hammett El halcón maltés. Ya
había sido filmada dos veces, pero nunca con éxito. Blanke y Wallis se
sorprendieron de que yo quisiera volver a hacer una película que había
fracasado dos veces, pero el hecho era que El halcón maltés nunca había
sido realmente trasladada a la pantalla. Los guiones anteriores habían
sido productos de escritores que habían pretendido poner su propio sello
en la historia escribiéndola de nuevo, con escenas innecesarias. Esta
vez fue a George Raft a quien le ofrecieron el papel principal. Raft lo
rechazó; no quería trabajar a las órdenes de un director sin experiencia,
así que me pusieron a Bogie, por lo que quedé debidamente agradecido.
Yo me preparé muy bien para mi primer trabajo como director. Tenía un
guión cuidadosamente estructurado, no sólo escena por escena, sino plano
por plano. Hice un esquema de cada plano. Si tenía que hacer una panorámica
o un plano con grúa, lo indicaba. No quería tener dudas delante de los
actores o del equipo técnico. Comenté la planificación con Willy Wyler.
Me hizo algunas sugerencias, pero en conjunto aprobó lo que vio. También
le enseñé la planificación a mi productor, Henry Blanke. Todo lo que dijo
fue: �John, sólo ten presente que cada escena, cuando la ruedes, es la
escena más importante de la película. Este es el mejor consejo que un
director joven puede recibir. Así que tenía mi planificación, pero no
quería ser rígido al realizarla. Hacía que los actores ensayaran una escena,
los dejaba desenvolverse por ellos mismos sin darles instrucciones. A
medida que decían sus textos y se movían, la mayoría de las veces se iban
colocando en las posiciones que yo tenía reflejadas en mis esquemas. A
veces lo que ellos hacían era mejor que lo que yo tenía planeado. En esos
casos lo hacíamos a su manera. Sólo un veinticinco por ciento de las veces
fue necesario que se adaptaran a mi idea original. El actor inglés Sydney
Greenstreet había trabajado en Broadway, pero ésta era, creo, su primera
película. Siempre se ha hablado de la dificultad que hay en pasar del
escenario a la pantalla, pero no podrías darte cuenta de ello al observar
a Greenstreet; estuvo perfecto en su papel del Hombre Gordo desde el principio
hasta el fin. Yo sólo tuve que sentarme tras la cámara y disfrutar de
su interpretación. Con Mary Astor ensayamos antes de empezar la película,
y juntos definimos su caracterización de la amoral Brigid O�Shaughnessy:
su voz indecisa, temblorosa y suplicante, sus ojos llenos de ingenuidad.
Ella fue la encantadora asesina según mi idea de la perfección. Peter
Lorre fue uno de los actores más ajustados y sutiles con los que trabajé
nunca. Debajo de ese aire de inocencia que utilizaba con gran efecto,
uno presentía un Fausto mundano. Yo sabía que estaba haciendo una buena
interpretación mientras rodábamos, pero no supe lo buena que era hasta
que lo vi en la pantalla. Elisha Cook, Jr. vivía solo en la Alta Sierra
y pescaba truchas con mosca entre película y película. Cuando se le necesitaba
en Hollywood, le enviaban un mensaje por correo a su cabaña en el monte.
El venía, hacía la película y luego volvía a su retiro. Bogie era un hombre
de estatura media, no particularmente notable fuera de la pantalla, pero
algo sucedía cuando estaba interpretando el papel adecuado. Aquellas luces
y sombras se transformaban en una personalidad diferente y más noble:
heroica como en Bajo el sistema del
estudio, nadie tenía nunca una idea exacta de cuánto éxito tenía una película
a menos que fuera un éxito absoluto. Variety daba semanalmente datos de
recaudaciones de los cines más importantes, pero eran sólo aproximaciones
y nadie podía asegurar si habían sido infladas o reducidas. Los libros
de contabilidad de la compañía no se podían ver. Podías saber, en general,
si una película estaba dando dinero, pero no tenías acceso a las cifras
detalladas. Tampoco te importaba mucho. Te pagaban un sueldo, y tu objetivo
era continuar y hacerla lo mejor que pudieras. La mayoría de los grandes
estudios trabajaban de la misma forma. Primero se elegía el argumento
y se escribía el guión y éste era más o menos el evangelio. Hoy día, muchas
películas llegan a la fase de producción con los guiones a medio cocinar,
y los realizadores y guionistas continúan trabajando en ellos incluso
durante el rodaje. Esto rara vez sucedía en los viejos tiempos. Si había
que hacer algunos cambios durante el rodaje, las páginas modificadas tenían
que ser mostradas al productor e incluso al jefe del estudio, y esperar
la aprobación. Esto parecía dar al realizador menos autoridad de la que
él habría deseado, pero, por lo menos en mi caso, nunca sucedió de esta
forma. Una vez que el guión era aceptado, se hacía un presupuesto. Para
eso, el estudio tenía en cuenta la categoría en la que entraba la película.
A una película de la serie �A� con estrellas se le concedía más tiempo
de rodaje. Haciendo una película de este tipo, tenían que rodar unas tres
páginas de guión al día. Una de la serie �B� se hacía más rápido: unas
seis páginas por día. El departamento de producción calculaba por adelantado
el tiempo de rodaje de cada escena y determinaba el orden en el que debían
rodarse las tomas. Siempre me ha gustado respetar la continuidad hasta
donde sea posible, porque ello permite tener una mayor libertad con la
historia. Si no te has condenado a ti mismo rodando demasiado pronto escenas
del final de la película, tienes libertad para incorporar ideas que se
te pueden ocurrir a medida que avanzas. Por ejemplo, la escena en la que
le cortan la nariz a Jack Nicholson en Chinatown no estaba en el guión
original. Si hubieran rodado escenas posteriores antes de rodar ésta,
tendrían que haberlas rodado de nuevo, para poder mostrar los puntos en
la nariz. Pero algo incluso más importante es esa sensación de contar
una historia, la cadencia y el ritmo que están en el subconsciente del
realizador. Estar saltando adelante y atrás en el tiempo es perturbador.
Sin embargo, esto sólo puede permitirse hasta cierto punto, y la ventaja
debe ser sopesada frente a los gastos. Si mantener la continuidad exige
desplazarte desde una localización lejana y luego tener que regresar a
ella �que no es lo mismo que marcharte de un plató y volver�, sería, por
supuesto, un despilfarro injustificable. En ese momento de la producción
el director artístico te habría presentado bocetos para que los aprobaras,
y el director de escena, siguiendo las ideas del director artístico, habría
verificado estilos y épocas contigo. Incluso la vajilla, la cristalería
y la cubertería que tenían que usarse en el decorado de un comedor habrían
sido discutidas. El siguiente paso era una reunión de producción con los
jefes de todos los departamentos. El realizador se sentaba en la cabecera
de una mesa en forma de herradura con su productor, y el jefe de producción
planteaba las dudas. Si había aspectos oscuros, los jefes pedían aclaraciones.
Los jefes de los departamentos eran expertos en sus temas, y estas reuniones
se hacían fundamentalmente para asegurarles que todo estaba previsto.
No querían sorpresas de última hora. Si tú decías: �Necesitaría cincuenta
extras para esta escena�, el jefe de producción podía muy bien contestarte:
�Tendrás setenta y cinco�. Pero si tendía a darte más de lo que pedías,
tenías que atenerte a lo acordado; era como firmar un contrato. Tenías
que hacer la película con los elementos y recursos fijados. El jefe del
departamento de localizaciones te informaba de la accesibilidad, meteorología
y
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