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1925


Hitler visitado por acólitos en su celda de la prisión de Landsberg

Ojo al piojo

POR REP

Ahora que, dicen, se acabó el siglo de Él, se vuelve más cómodo y distante hablar de quien, según esta foto, parecía un pobre angelito versión 1925. En este instante captado aún era todo evitable: la placa fue tomada en la prisión de Landsberg, donde Hitler cumplió nueve meses de detención (de una condena de cinco años) por haber intentado el putsch de Munich. En la foto �posada, aunque sea en prisión�, Adolf no nos mira; sus secuaces Kriebel y Maurice sí. Él mira más allá, hacia su futuro, a la Alemania Grande que lo espera como a un Mesías. Mira hacia la organización del partido nazi, la toma del poder, la dictadura, las anexiones de Renania, Austria y Checoslovaquia, los juegos diplomáticos, el Eje, Mussolini, Franco y Japón, la invasión de Polonia, la guerra mundial que limpiará la humillación de la anterior guerra mundial; está viendo la rendición francesa en el vagón de Versailles y los ataques a Gran Bretaña y Rusia; y, sobre todas las cosas, está soñando el Holocausto judío y todos sus otros revanchismos personales. Mientras tanto, en algún otro cuarto cercano, el lacayo Rudolf Hess espera que Hitler vuelva para seguir dictándole su próximo best-seller, el Mein Kampf. Mirada límpida, pelo lacio y renegrido cayendo sobre su frente; postura de asilo; corona de laureles y ojos profundamente claros. La mirada, los ojos: ojo al piojo. Continúa

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