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1937
La larga marcha POR LILIANA HEKER El que se asoma detrás de la puerta �sonrisa a medias y la mirada burlona de quien sólo está condescendiendo al capricho del fotógrafo�, ése de la actitud negligente, ya ha escrito sobre el poder revolucionario del campesinado, ya ha inaugurado para el socialismo la guerra de guerrillas, ya ha cofundado, y le ha impuesto su marca, al Partido Comunista de su patria, ya ha encabezado la Larga Marcha, diez mil kilómetros de travesía que los han traído, a él y al resto de las fuerzas comunistas, hasta Yen-an, donde se está centralizando la lucha y se encuentra la vivienda detrás de cuya puerta él asoma, semisonriendo, flanqueado por Chou-en Lai, a quien se ve abiertamente satisfecho con la ocurrencia del fotógrafo, y por Bo Gu, un poco rígido, tal vez no del todo convencido de que esto de sonreír para la foto sea un buen acto antiburgués. El que sonríe a medias no está ni preocupado ni satisfecho. Parece saber que la cuestión no pasa por ahí. Lo aguarda un tiempo interesante. El año próximo (ahora, cuando los tres miran a la cámara, es una mañana de 1936) los japoneses invadirán China y el que asoma por la puerta se mostrará en plenitud. Liderará la defensa de su tierra, revitalizará con sus teorías el pensamiento marxista y, antes de que la guerra termine, su influencia se hará sentir de tal modo que los miembros del Partido Comunista Chino, de veinte mil que son esta mañana de la foto, llegarán al millón. Un día escribirá que el imperialismo es un tigre de papel y ya actúa como quien está seguro de que es así. Dentro de trece años, cuando el siglo que le ha tocado en suerte esté promediando, conducirá la revolución popular más monumental de nuestro tiempo. Y empezará a ser, inconfundiblemente, Mao. Ahora, asomado detrás de la puerta en Yen-an, recién empieza a dejar su huella en la historia. ¿Sospecha que, sesenta y cuatro años después, esa huella dibujará en buena medida la cara del siglo? ¿Que el concepto de Tercer Mundo y las luchas populares tendrán la marca que él les va a dejar? Tal vez lo sabe, por eso la mirada burlona. Yo ya hice lo mío, dice tranquilamente con los ojos para los que lo miramos desde la puerta del nuevo siglo. Y nos desafía a que tomemos la posta. Continúa |