Mientras Ricardo López Murphy pasó su primer día
de trabajo en el Ministerio de Economía revisando una y otra vez
las cuentas fiscales que le dejó Machinea, uno de sus colaboradores
más cercanos empezó a dar señales de lo que vendrá.
Según el economista de FIEL (Fundación de Investigaciones
Económicas Latinoamericanas) Juan Luis Bour, si el nuevo equipo
económico no tomara medidas para achicar el desequilibrio fiscal
estaríamos jugando con fuego, porque hubo un blindaje y no
habrá otro. Es la última oportunidad, sentenció.
Justamente, por estas horas, López Murphy evalúa si existe
espacio político para aplicar un nuevo recorte del gasto público
que incluiría una reingeniería de la Anses, la eliminación
de organismos descentralizados estatales y la poda en las partidas del
FONAVI que manejan las provincias, el Fondo del Tabaco y los subsidios
a los combustibles y los puertos patagónicos, entre otras medidas.
Por otro lado, piensa concentrar todos los esfuerzos en un agresivo plan
antievasión, cuyos lineamientos principales están
siendo elaborados en colaboración con el vicejefe de Gabinete,
Marcos Makón.
Ayer, los mercados estuvieron lejos de la euforia con que
habían despedido a Machinea y recibido a su sucesor el día
anterior. El índice de papeles líderes de la Bolsa de Buenos
Aires cayó 1,8 por ciento y, más importante aún,
el riesgo país se mantuvo estable, después de la fuerte
baja que había mostrado el lunes (ver página
11).
Más allá de las especulación financiera del día
a día de los operadores, hay quienes ven en esas reacciones del
mercado un incipiente reclamo de medidas al nuevo ministro. Por ejemplo,
el banco de inversión HSBC tituló su reporte económico
de la víspera El test de la realidad. Según
el informe del banco ahora López Murphy tendrá que empezar
a tomar decisiones sobre una serie de cuestiones clave para el establishment
financiero en línea con una realidad complicada:
u Decidir si renegocia con el FMI las metas del primer trimestre.
Como informó este diario, Machinea le dejó un agujero fiscal
de 400 millones en la meta, imposible de solucionar en lo que resta de
marzo y entonces habría que renegociar que el Fondo hiciera la
vista gorda a cambio de un mayor ajuste para el resto del año.
u Conseguir el alineamiento en el Gabinete en temas importantes
como el lavado de dinero y la situación de Pedro Pou y la puesta
en marcha de la reforma previsional, aprobada por un controvertido
decreto dentro de la Alianza.
u Plantear una estrategia de negociación con los gobernadores
justicialistas que se hallan coordinados en un frente común como
eje potencial de oposición al ajuste en las provincias.
u Todo eso en el marco de un cuadro recesivo que está lejos de
ceder, como lo confirman la caída de las ventas de autos y la deflación
de febrero.
En este contexto, el grupo de economistas del nuevo equipo, liderado por
Daniel Artana, quien será seguramente el viceministro (ver página
8), pasó ayer el día en la Secretaría de Hacienda,
donde siguieron evaluando con el saliente secretario Mario Vicens la situación
fiscal.
En el equipo de López Murphy están convencidos de que la
prolongación de la recesión no sólo responde a un
problema de expectativas negativas de la gente, que se resiste a consumir
e invertir ante tanta incertidumbre, sino también a un problema
grave de competitividad de la economía argentina, que presenta
costos demasiado elevados en dólares. Desde esa perspectiva, la
solución pasa por reducir drásticamente el gasto público
para poder simultáneamente bajar impuestos. Artana, por ejemplo,
sería partidario de dar marcha atrás con parte de la suba
del Impuesto a las Ganancias dispuesto el año pasado por Machinea
y anunciar una rebaja adicional en los aportes patronales.
En esa línea deben interpretarse los comentarios de Juan Luis Bour,
quien por ahora se quedaría a comandar FIEL, el think tank de López
Murphy. No podemos seguir con un nivel de desequilibrio como el
de losúltimos años y que no fue corregido en estos tiempos.
Eso nos exige repensar algunas cosas, porque no se trata de que la gente
haga el ajuste, sino de favorecer una mayor libertad de los mercados y
de recortar los privilegios, afirmó.
En el set de medidas de corto plazo que evalúan para eliminar privilegios
se cuentan: una profunda reingeniería de la Anses, y recortes en
el fondo de viviendas que manejan las provincias, y de subsidios tales
como el Fondo del Tabaco y los combustibles patagónicos. Además
de eliminar organismos estatales. Sin embargo, todas esas medidas requieren
de un plafond político que le será difícil lograr
al ministro predilecto de los mercados en el año electoral.
Dios no es argentino
Si habló por motu proprio o con el consentimiento de López
Murphy por ahora es una incógnita. Lo cierto es que Juan
Luis Bour fue el único economista de FIEL que ayer rompió
el silencio con declaraciones fuertes. Tenemos que hacer una
reforma de largo plazo pero no podemos quedarnos sentados esperando
que las buenas noticias lleguen desde afuera porque, a veces, hay
sorpresas desagradables, como las que tuvimos el año pasado,
aseguró, convencido de que debe haber más ajuste fiscal.
Eso de que Dios es argentino no siempre ha funcionado,
explicó. Y adelantó que hay cosas para hacer
que en algún caso afectarán ciertos intereses y decisiones
que deben tomarse para el bienestar de la población.
Aunque no aclaró de qué modo un nuevo ajuste no afectaría
dicho bienestar.
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LA
OBSESION DE DANIEL ARTANA, MANO DERECHA DE RICARDO LOPEZ MURPHY
Ajuste y ajuste del gasto provincial
Por
Cledis Candelaresi
Cuando Daniel Artana
asuma la secretaría de Hacienda, su propuesta para que Argentina
duplique el PBI per cápita y reduzca a un tercio el actual nivel
de desocupación en los próximos nueve años puede
transformarse en un plan de gobierno de inminente ejecución. La
receta, esbozada públicamente por el economista de FIEL hace poco
más de tres meses, se funda en una fuerte reducción del
gasto público, que deberá comenzar, indefectiblemente, por
los salarios estatales y siga por las universidades públicas. Cualquier
rebaja impositiva está condicionada a la posibilidad de ejecutar
ese drástico ajuste.
Un paquete de auxilio fiscal no alcanza. Es necesario complementarlo
con un shock de confianza. De lo contrario, habremos gastado nuestra bala
de plata, sentenciaba Artana en noviembre pasado, en alusión
al blindaje financiero. El nutrido auditorio de empresarios reunidos por
IDEA en Mar del Plata, lo aplaudió a rabiar. La fórmula
para conquistar el mercado respetaba a pie juntillas lo que el establishment
económico quiere, exceptuando la aplicación de cualquier
política activa.
Las sugerencias de la Fundación de Investigaciones Económicas
Latinoamericanas que Artana tuvo la misión de presentar están
contenidas en un estudio titulado Una Argentina posible, ¿cómo
impulsar el crecimiento en la próxima década?. La
primera consigna es profundizar la economía pro mercado,
con más privatizaciones, más apertura de la economía,
y respeto a rajatabla de los compromisos contraídos.
Junto a las provincias, los asalariados surgen como los menos aventajados
de la fórmula liberal. Los empleados en relación de dependencia
del sector privado son los últimos beneficiarios de una eventual
cadena de la bonanza, cuya primer pieza es una rebaja de costos empresarios
(incluyendo el laboral) vía mayor productividad; sigue por el refuerzo
de las utilidades, y termina con las nuevas inversiones. Recién
entonces pueden aumentar los salarios, sentenció Artana frente
a su auditorio marplatense.
Peor es el panorama de los estatales del interior que, a juicio del inminente
número dos de Ricardo López Murphy, tienen regímenes
de privilegio, que les permiten ganar más que sus pares de la Nación
aunque generalmente están menos capacitados, y más
que los del ámbito privado, aunque trabajan menos.
A juicio del colaborador del flamante ministro de Economía, junto
a los 900 millones de pesos que se gasta anualmente en pensiones graciables,
el empleo público provincial es uno de los privilegios
que hay que limitar.
La universidad gratuita entra en esa misma categoría de ventaja
injustificada para Artana. Según argumentó en aquella ocasión
el hombre de FIEL durante una entrevista con este diario, el 60 por ciento
de los estudiantes universitarios pertenecen a familias que están
en condiciones de sostener por sus propios medios un estudio superior
y, por lo tanto, facilitarles la formación universitaria significa
privar de recursos a los desnutridos del país.
El sector público ignoró la crisis, sentencia
un subtítulo del trabajo de FIEL. Pero el reproche va dirigido,
fundamentalmente, a las provincias y municipios, cuyo gasto consolidado
aumentó bastante más que el de la Nación. Aunque
sin el sustento teórico de ese informe, elaborado a pedido de los
empresarios de IDEA, difícilmente López Murphy y su equipo
se abstengan de embestir contra las administraciones del interior, altamente
endeudadas y, en algunos casos, con déficit crecientes. La receta
parece ser obligarlas a realizar el ajuste. Debe reducirse las transferencias
al interior, aconseja el texto de la Fundación, devenida
en usina de funcionarios de Economía.
Sólo después de achicar en forma contundente los gastos
del Estado nacional y provincial, Artana se animaría a avanzar
en alguna rebaja impositiva. El mismo considera deseable y factible reducir
la alícuota delIVA al 15 por ciento, aunque nunca antes del 2010,
y sólo después de que el déficit fiscal haya adelgazado
notablemente. No existen soluciones mágicas para las crisis.
Las rebajas de impuestos sin reducción del gasto aumentarían
el déficit fiscal, el riesgo país y la recesión,
sentenció.
Finalmente, el premio esperado. Si Argentina hace los esfuerzos detallados
arriba podría crecer a razón del 6,9 por ciento anual, en
lugar del mediocre 3,8 por ciento, que el colaborador del
ministro de Economía proyectaba entonces. Si se profundizan las
reformas estructurales, la inversión podría crecer del actual
18,6 por ciento del PBI al 25,1 por ciento y el desempleo retroceder para
entonces al 4,2 por ciento.
Las proyecciones de
FIEL
Para desgranar su receta ortodoxa, FIEL tomó como partida
el escenario preblindaje y sobre éste proyectó el
destino de la inversión, el empleo y el crecimiento del PBI.
A juicio de la Fundación, todo tenía perspectivas
de mejorar si no se cometen errores en la política
macro y no empeora el contexto internacional. El principal
problema identificado por Daniel Artana es que entre 1992 y 1999
el gasto público aumentó en 30 mil millones y
es de mala calidad. La Convertibilidad es un buen instrumento,
pero el crecimiento resulta todavía volátil.
El arancel medio es todavía muy alto y, por lo
tanto, hay que avanzar en la apertura. Aun así, FIEL preveía
que con suerte, en la próxima década las
exportaciones podían subir al 19 por ciento del Producto,
el PBI per cápita pasar de 7840 dólares a más
de 10 mil, y la desocupación bajar a un dígito (9,3
por ciento). Sin embargo, ajuste estructural mediante, las ventas
externas podrían catapultarse a casi el 30 por ciento del
Producto, el PBI individual llegar a 13.556 dólares y el
desempleo reducirse a un tolerable 4,2 por ciento.
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